Fotografía de viajes

Mikel García Garcia 18 abril 2013

Introducción

Para captar la vida con una fotografía hay que tener la mirada y la mente abierta y el corazón presto a reaccionar….

Nuestros sentidos captan cosas que no llegan a ser conscientes, no las «percibimos», y pueden manifestarse en la foto. ¿Se ha disparado la cámara porque el estimulo desencadena un reflejo automático o es una casualidad?

En  1957 el publicista James Vicary utilizó a los 45.699 espectadores que visionaron la película “Picnic” en un cine de Fort Lee (Nueva Jersey, USA). A 1/3000 de segundo un proyector especial denominado taquitoscopio envió fotogramas ocultos con el mensaje “¿Hambriento? Coma palomitas”. El resultado fue asombroso. La venta aumentó más del doble cuando, en teoría, era imposible que el cerebro observara conscientemente una imagen a esa velocidad. ¿Se trataría de una percepción subliminal: la percepción de un estímulo por parte de un sujeto sin que éste tenga conciencia de él?

Especialmente en el reportaje en viajes, el cerebro actúa con celeridad. El fotógrafo pulsa el disparador porque tiene la sensación de que “hay” algo, un elemento intangible y quizás aparecerá durante el visionado de la foto. En el fragor de un reportaje se actúa más por intuición que por reflexión.

 

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