Poder personal poder político

Poder personal poder político

Poder personal, poder político: Ego y sombra.

Imagen Cuadro «Sisyphus» de Tiziano1549

Mikel García Garcia  2017

Texto

El poder personal, es un sentimiento, no una emoción. Como tal tiene una historia de desarrollo que se inicia en el nacimiento hasta “construirse”. Un poder personal real resulta de la capacidad de hacer concordar emociones, representaciones y actos en una conducta bien articulada, integrada internamente y adecuada a la situación exterior. Se obtiene mediante la experiencia de resolución de los conflictos internos y externos, la educación y la capacidad de enfrentamiento agresivo (no violento), en un contexto de haber sido amados y pudiendo llegar a amar la vida y desear vivir en ella. Implica creación y conocimiento de nuestros límites y posibilidades. Es el fundamento para ejercer nuestra libertad asumiendo la responsabilidad que conlleva.

El poder político, tiene una acepción más pragmática. Es una extensión del poder personal aplicado a la relación con otros, aunque sean dos sujetos. Ejercer el poder implica siempre un acto de cierto dominio. Aceptamos el poder político cuando el dominio propicia bienestar y no se hace contra el individuo, aunque le fuerce a ser activo y a abandonar la comodidad.
La dominación es prepotencia, terror, injusticia, mentira, genera victimización y resentimiento, es causa del sufrimiento. La tiranía, basada en el miedo, es el ejemplo más eficaz del ejercicio de dominación.
Sabemos distinguir si en nuestras familias, escuelas e instituciones, nos han impulsado hacia el poder personal o hemos vivido la dominación y la tiranía. Hoy es difícil encontrar una comunidad libre de tiranía.
Los poderes políticos, religiosos y económicos, se fortalecen a partir de renuncias individuales que hacemos cotidianamente para adaptarnos a un ambiente opresor tratando de evitar el sufrimiento: el «pesimismo» por fijarse solo en las carencias y desconfiar de las capacidades propias; el «relativismo» por el miedo a la decisión y sus riesgos; la “resignación”, aceptada por parecer «realismo» que justifica cualquier abuso; la «patología mental» cada vez más extensa que conduce a pedir pastillas que resuelvan mágicamente los problemas; la “identificación con el agresor” para negar el conflicto; ..
Y acabamos aceptando los argumentos del poder, sin percibir su grado de crueldad extrema, en una escalada en la que cada vez tenemos menos poder personal, hasta llegar a ser muertos vivientes, fríos, adictos a cualquier cosa que caliente un poco.

En situaciones de incertidumbre, confusión, alienación, se toman decisiones no racionales apoyadas en valorar las probabilidades en base a los ejemplos más sencillos que acuden a la mente. La función principal es evitar situaciones de riesgo: El razonamiento es sustituido por un automatismo defensivo.

Expresiones como: ¡Tiene tanto ego! ¡Menudo ego tiene!, se proyectan, con gran eficacia, sobre alguna diana-sujeto con la intención de “matarlo socialmente”. Se intenta desacreditar a la persona que defiende, con argumentos, una postura señalando su ego, de esa forma se induce al convencimiento de que lo que sostiene es falso. Es la falacia lógica denominada ad hominem, que es muy poderosa para convencer a quienes se mueven más por sentimientos y por costumbres acomodaticias que por razones. Se atacan no los argumentos sino a quien los produce y, más concretamente, se ataca su origen, raza, educación, estatus social, pasado, moral, familia, posición política, religión, nación, etcétera.

Este uso del Ego como arma, sirve, también de señal diagnóstica sobre el funcionamiento moral de los sujetos, y es más evidente en sujetos que carecen de una conciencia moral madura (postconvencional o cósmica según Kholberg). En los estudios resulta ser mayoritario el funcionamiento de la moral heterónoma, dependiente de las normas que dicta la autoridad. La amoralidad de la falacia, su insolidaridad, su destructividad, no es frenada por actitudes deontológicas, ni por actitudes consecuencialistas, pues ambas buscan un “bien”.  La solidaridad necesaria para que exista una sociedad no proviene de la bondad espontánea de los sujetos sino de un pacto entre múltiples agentes individuales que muestran también su sombra. De un modo u otros estarían en ello Maquiavelo, Hobbes, Mandeville, Montesquieu, Kant, Adam Smith, Hegel, Marx, Deleuze, Jung, …

¡Quien muere antes de morir no muere cuando muere!
¿Hasta cuándo vamos a vivir así?
¿Cuándo te encuentres a ti mismo, será la más feliz o la más amarga de tus horas? ¿Y cuánto te quedará de vida?

Encuesta de opinión

Se trata de puntuar, desde 1 hasta 5, cada concepto según entiendas que influye limitando o facilitando el poder personal – político de los sujetos.

Los conceptos se te presentan aleatorios e incluye unas preguntas sobre género y edad. Para poder enviar hay que contestas a todas. Al finalizar y tras enviar, podrás ver unas estadísticas descriptivas de las respuestas que se van dando incluidas las tuyas. Si hay un conjunto suficiente de gente que conteste haré un estudio analítico que colocaré a finales de junio en esta página.

Gracias por tu colaboración. Mikel Garcia


 

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Estos son los conceptos:

Género; Edad; Justicia; Mito; Ignorancia; Conciencia; Anarquismo; Espiritualidad; Instinto; Ciencia; Amor; Sufrimiento; Neoliberalismo; Comunismo; Represión sexual; Patriarcalismo; Religión; Agresividad

 

Un ejemplo de cómo los vas a ver

ciencia

Resultados Encuesta

Hasta 1 de junio 2017     Ver informe y descargarlo en archivo pdf

Género Porcentaje
femenino 66,7
masculino 26,7
transgénero femenino 6,7

 

Integración de la muerte. Pulsación de vida

Integración de la muerte. Pulsación de vida

Integración de la muerte. Pulsación de vida

Es importante ir compartiendo informaciones que vayan abriendo la percepción a la complejidad de la conciencia humana. En este escrito pretendo ser más experiencial que técnico, y no voy a desarrollar demasiado la exposición, aunque tenga que introducir términos que utilizo actualmente del psicoanálisis, especialmente en la acepción de Carl Gustav Jung. Se trata de reflexionar sobre el sentido de la muerte como compañera de la vida y situar las respuestas a la pregunta sobre si hay vida tras la muerte.

 

Mikel Garcia Garcia 18 octubre 2015

Extracto      Texto Completo en tienda

Introducción

El cese de la existencia conocida genera zozobra, incertidumbre, sufrimiento, emociones que nuestra sociedad española trata de anestesiar o anular con ideologías, con psicofármacos u otros recursos.

“Ciertamente la muerte es una terrible brutalidad – no hay que dejarse engañar acerca de eso- no sólo como acontecimiento físico, sino mucho más aún como psíquico: un ser humano es alejado de nosotros y lo que permanece es el glacial silencio de la muerte. Ya no existe más esperanza de relación alguna, pues todos los accesos se han roto. Hombres a los que se desearía una larga vida desaparecen a mitad de su vida y hombres inútiles alcanzan una avanzada edad. Esto es una cruel realidad que no debe paliarse. La brutalidad y arbitrariedad de la muerte puede amargar a los hombres hasta el punto de que concluyan que no existe dios misericordioso alguno ni justicia ni bondad”  Jung “Recuerdos, sueños, pensamientos” Página 368.

El tabú a la muerte es cada vez más intenso. La religión es un factor clave en las expectativas sociales sobre la muerte. Toda sociedad tiene sus explicaciones religiosas sobre el sentido de la vida que incluyen proposiciones sobre a quién pertenece esta. En las monoteístas la vida pertenece a dios y el modo de acceso al más allá depende del cumplimiento o no de las normas morales. En las religiones ateas la conciencia es responsabilidad del sujeto. Parece evidente que al ser humano le cuesta aceptar su desaparición total.

Los estudios de neurociencia apuntan a que el cerebro tiene mecanismos automáticos para la preservación de la existencia y que el más allá podría ser una ilusión de continuidad.

Jung “Recuerdos, sueños, pensamientos” Pagina 358: “En esa época la difunta tenía miedo de su muerte y quería apartar cuanto antes esa posibilidad de su conciencia. Sin embargo es uno de los intereses más importantes de los hombres que envejecen, llegar a comprender esta posibilidad. Se les presenta, por así decirlo, una cuestión ineludible a la que deben responder. A este fin debería poseer un mito de la muerte, pues “la razón”, no le muestra más que la oscura fosa a la que se dirige. El mito en cambio, podría presentarles una imagen útil e ilustrativa de la vida en el país de los muertos. Si el hombre cree en ellos o les concede algo de crédito, tiene tanta razón como le falta, igual que el que no cree en ellos. Mientras que el que los niega se enfrenta con la nada,  el que se obliga al arquetipo sigue las huellas de la vida hasta la muerte… Ambos están en incertidumbre, uno en contra de sus instintos, el otro de acuerdo con ellos, lo que significa una considerable ventaja en favor de este último “.

La lucha entre ciencia y religión, se expresa también en la interpretación de los fenómenos no ordinarios de conciencia alrededor de la muerte. Si la ciencia habitual los reduce a ilusiones o alucinaciones por anoxia, para las personas con creencia religiosa avalan la vida tras la muerte, y se apoyan en datos científicos sobre estos fenómenos para afirmar que la muerte no existe, que es una etapa de transición a otra etapa menos limitada, ya que la existencia física es un período puntual de la existencia espiritual. Ciencia y religión, aparentemente son antagónicas, pero confluyen en una finalidad común, imponer sus preceptos a los sujetos. Sin embargo todas estas superestructuras, no determinan lo que acontece al sujeto humano cuando se enfrenta a la muerte, y el hecho de confrontarla, incluso puede revitalizarle de un estado previo de “muerto viviente” y remontar enfermedades psicosomáticas graves, cánceres… La amenaza de la muerte hace temblar la estructura emocional, cognitiva, espiritual del sujeto, lo pone en crisis que es una oportunidad de evolución de la conciencia aunque acabe muriendo.

Mi experiencia profesional

En mi experiencia profesional como médico, sobre todo en la época en que fui médico rural durante 10 años, en una zona de Navarra bastante aislada, atendí varios casos de sujetos murientes (prefiero este término al de terminales), en general por tumores y otras enfermedades degenerativas, y en la medida en que la relación que yo propiciaba, como médico de cabecera, era muy estrecha, cercana, de soporte emocional, con una escucha al muriente que le permitiera expresarse, compartir sus miedos, anticipar sus deseos, se generaba un clima donde poder estructurar una muerte digna en cada caso.

Es radicalmente distinto el contexto de una muerte en la casa del paciente o en un medio hospitalario, tanto para el paciente como para el profesional. En ambos el profesional se ve confrontado con sus propios límites, con sus ansiedades ante la muerte, pero en el pueblo la presión institucional social del equipo de trabajo es menor. Mi relación con el paciente podía tener menos interferencias. Sin embargo la disposición del profesional es fundamental ya que como el contexto habitual que vive un paciente es el de la superficialidad, la banalización y la falta de actitud de escucha a sus necesidades emocionales y cognitivas, es importante que quien atiende propicie una situación en la que emita señales claras para generar la confianza que permita al paciente expresarse de una manera más profunda y real, abandonando los juegos.

Los profesionales sanitarios que trabajan de este modo con los pacientes murientes pueden conocer de primera mano el alcance y variedad de las necesidades del sujeto y estas posibles “extrañas experiencias” que viven. Para mí fue una sorpresa el constatar cómo muchos muriente, viven fenómenos de “conciencia no ordinaria”, que yo desconocía, que se escapaban a explicaciones racionales coherentes con la formación que yo tenía en esos momentos, y sobre todo los cambios que se producían en su conciencia, que en muchos casos les conducía a tomar la determinación de solicitar una muerte digna, dejando de lado los límites que su ideología previa, o moral religiosa les imponía para actuar con libertad en los momentos finales de su vida.

Alrededor de la muerte muchas personas experimentan fenómenos no ordinarios de conciencia, los que encajan en las expectativas sociales se comunican y pueden tener la función de dulcificar la muerte, por ejemplo escuchar a murientes expresar que familiares muertos les esperan o acompañan es aceptable para muchas personas, aunque contrasta con una actitud antropológica bastante habitual  que trata de que los muertos estén bien distantes de los vivos  y no sean una amenaza desde el más allá que trata de arrebatar la vida a alguien, otros fenómenos más extraños se ocultan por la perplejidad o miedo que producen. Un paciente que intuía que sus acompañantes en el trance provenían del interior de su psique sin ser espíritus objetivos se sentía perplejo, no quería comunicarlo. Los fenómenos son una oportunidad que ponen en crisis al sujeto pero aprovecharlos o no es más complejo.

En aquel momento, yo estaba aprendiendo en una escuela de vida más profunda que la académica, tuve que replantearme mis ideas previas, y transformarme como sujeto, afianzando que la medicina es un arte de la conciencia y que lo que ocurre en la relación es un espacio único (un témenos, que actúa como un «espacio cuadrado» o «lugar seguro», donde se puede «trabajar» mentalmente) que transforma a los participantes por la movilización de recursos de la conciencia que, en muchos casos, son potencialidades reprimidas o relegadas a la “sombra” (concepto junguiano). El infante encuentra el personaje que percibe va a ser aceptado por sus adultos y rechaza, relegando a «la sombra» lo que le crearía problemas para ser «mínimamente amado y aceptado». En la sombra hay tanto lo negativo como lo positivo. Por eso el trabajo de integrar la sombra despliega potencialidades latentes. Pero es un trabajo iniciático, duro, de enfrentarse con lo rechazado y con los represores interiorizados. Vivencias compartidas por las personas que acompañan a los que están en trance de muerte, se recogen en muchos estudios sobre el tema, y, efectivamente, transformadoras para los participantes. Mi transmutación me permitía ser más eficaz en siguientes casos. Fui consciente que necesitaba formarme más y empecé a estudiar psicología. Las diversas soluciones que en cada caso se pactaban se quedaban como algo confidencial entre el muriente y yo, pues en muchos casos los sujetos no querían que sus familiares supiesen sus decisiones. Muchas veces los familiares, por temor a vivir los duelos, impiden que los murientes se sientan libres para acabar de irse, les reclaman que sigan siendo padres no abandónicos, o no pueden digerir ver como sus hijos se mueren (han depositado en los hijos su propio proyecto vital).  La muerte en estas circunstancias dignas se nota de un modo muy especial en el ambiente familiar, y los duelos de los vivos se facilitan mucho.

Tengo que señalar que no fue una casuística tan grande en relación al conjunto de los murientes que atendí. La mayoría seguía muriendo como habitualmente, con enredos, insidias, negaciones,… Se consolidaba en mí la convicción de que el proceso dependía de la personalidad del muriente, de sus defensas y ansiedades, de que sintiera haber vivido su vida con cierta plenitud y se sintiera bastante conforme  con el conjunto de su existencia, y  lo trágico estaba en el modo de vida previo, que vivían muchos e que impedía el acceso a aspectos profundos de la conciencia.

Muchas de las descripciones de Penny Sartori las comparto, aunque con matices diferenciales en cómo se pueden interpretar.

…Pacientes que intuyen el momento exacto en el que van a morir, otros que parecen decidir por sí mismos el día y la hora, adelantando o retrasando su muerte, sueños premonitorios de familiares o presentimientos de terceras personas que, sin ni siquiera saber que alguien está ingresado o ha sufrido un accidente, están seguros de que ha fallecido. Los pacientes que viven estos estados de conciencia no ordinaria viven la muerte de forma más tranquila y feliz, al igual que los familiares que presienten la muerte de sus seres queridos.

Esta aseveración: “Entre el 70 y el 80% de los pacientes esperan a estar solos en la habitación para morirse” la considero real cuando el muriente siente que no le dejan ir, sin embargo en mi experiencia me pedían que estuviera hasta el final con ellos, querían sentirse acompañados pero sin interferencias, aunque en los momentos finales estaban totalmente volcados hacia dentro en un proceso de introversión. En los casos de niños sí parece que los estudios indican que prefieren morirse solos, en mi experiencia solo he tenido un caso y efectivamente no demandaba mi presencia de adultos.

Mi experiencia de muerte cercana (EMC)

Tuve una experiencia propia de muerte cercana (EMC) en Nicaragua, en la que pude morir ahogado. En mi EMC experimenté bastantes de los fenómenos que se describen, tanto en la experiencia misma como en las consecuencias posteriores (Raymond Moody, acuñó el concepto de experiencias cercanas a la muerte a finales de los 70). Sin embargo, siendo agnóstico, las explicaciones propias de lo que experimenté no me volcaron hacia la convicción de la existencia de un mundo tras la muerte como se propone en las religiones. Me abrió el contacto con una espiritualidad profunda en el sentido de “religare”, que forma parte de la dimensión humana de la conciencia, y que es motor del despliegue de la misma, y que no necesita explicaciones religiosas, que muchas veces son ansiolíticas para calmar la ansiedad ante la muerte con creencias de continuidad de la vida tras la muerte. Experimenté la dimensión trascendente, que es inefable, se vive con clarividencia (intensa, de certeza incuestionable) la convicción de que la conciencia está conectada con el cuerpo, pero que va más allá y precisamente cuando el cuerpo está prácticamente muerto y el cerebro no funciona, la conciencia es más lúcida, tiene capacidades extraordinarias, de comprender el sentido de la existencia, de revisar la vida,..

El inconsciente produce “símbolos religiosos” para unir (re-ligare), hacer un puente entre consciente e inconsciente. Cada símbolo es, en un sentido, un puente, pues cada símbolo tiene un pie en el inconsciente y un pie en el consciente. Hacer una elección implica un ejercicio de discriminación por el yo, teniendo en cuenta las posibilidades y las relaciones entre las elecciones posibles. Jung enfatiza que existe una tendencia innata a que los contenidos opuestos puedan dialogar entre ellos y engranen, en mutua influencia, lo que puede verdaderamente hacer que se trasciendan sus viejas oposiciones entre consciente e inconsciente y se “encuentre” una nueva posición adscrita al yo. A esa tendencia la denomina «función trascendente». En definitiva es una fuerza teleológica del inconsciente colectivo, específicamente del Si-mismo, con una finalidad integrativa, para el desarrollo de la conciencia en el camino de la individuación. En muchas EMC que describen personas y en la mía, se experimentan ciclos continuos de polaridades, multinivel, en una conciencia dialógica, de modo que se exploran aspectos profundos ocultos y se hacen conscientes, se revisa la existencia y las acciones desarrolladas en sus polos buenas-malas. Todo sucede como siguiendo una fuerza directriz que lo ordena y uno siente que crece en conocimiento de uno mismo. Lanzo la hipótesis de que en el momento en que el cuerpo pierde su funcionalidad, la corteza cerebral deja de inhibir el cerebro límbico, y este deja de inhibir el cerebro reptiliano (Mc Lean), la función trascendente queda brutalmente activada y surgen los instintos arquetípicos que conducen a la individuación. Eros y logos muy activados e integrados, de modo que se experimenta un amor  profundo al ser propio que se va descubriendo que es uno, y más allá de juicio que sitúa en su lugar correcto aquello que ha sido bueno o malo, se siente finalmente un estado de beatitud que te permite abandonarte a la muerte con una calma  y curiosidad enorme por lo que iba a pasar en adelante.

Jung “Recuerdos, sueños, pensamientos”… Sin embargo bajo otro punto de vista, la muerte aparece como un suceso alegre. Sub specie aeternitatis es una boda, un Misterium Coniunctionis. El alma alcanza, por así decirlo, la mitad que le falta, alcanza su plenitud. En los sarcófagos griegos se representaba el elemento alegre por medio de bailarinas, en las tumbas etruscas, por medio de banquetes. Cuando murió el famoso cabalista Rabbi Simon Ben Jochai, sus amigos dijeron que celebraba bodas. Todavía hoy existe cierta costumbre de celebrar en el día de los difuntos un picnic en los cementerios. Todo esto expresa la sensación de que la muerte es una fiesta alegre”…

 

Sin embargo sentí un estímulo que sabía me empujaba y no comprendía, al tercer empuje intuí que algo trataba de sacarme del agua, se me activó el instinto de conservación, pensé que quería vivir y me sacaron del agua.

Queda una profunda convicción de que  “la muerte no es tan temible como nos la solemos imaginar”, y, al menos en mí, otra convicción de propiciar en el muriente el despliegue de sus recursos profundos, pues el acto de morir es duro, supone hacer un duelo de la vida, de la existencia actual, del cuerpo,…

Aun habiendo tenido esa experiencia de muerte cercana, no he muerto, como nadie que relata estas experiencias. No tengo la convicción de que lo vivido es una prueba de nada más allá del estado de existencia actual.

Cuando experimentas una EMC que te surge sin esperarlo, de sorpresa, sigues vivo, y eres consciente de la transformación hacia amar más la vida y comprometerte a ella, entiendes que te has preparado solo un poco para cuando de verdad mueras. Entiendes la conveniencia de que todo sujeto confronte sus miedos y ansiedades ante la muerte, pues en definitiva la muerte es algo fáctico que nos pone en la realidad de nuestro existir efímero, no somos inmortales, y si queremos vivir la vida, hay que hacerlo en cada momento o ya no la viviremos. Aceptar eso es una actitud de humildad que rompe la inflación narcisista, de vencer y traspasar los límites que la sociedad propone y muy eficaz,  pues permitiría vivir con plenitud, ya que el anhelo de inmortalidad proyecta a hacer en un futuro lo que no se hace en un presente, y eso es una falacia mortal. Tener la muerte al lado, como compañera que te hace sentir la finitud de la existencia, es muy útil para ejercitar la libertad de existir con plenitud en cada presente. Prepararse para la muerte propia es una actitud que entraña coraje y valentía, casi más que vivir, sin buscarlo, una experiencia de muerte cercana. Tomé la determinación de hacer una psicoterapia, atender a mi espiritualidad (el poderoso efecto de los símbolos espirituales nos guían en el camino de la autorrealización) e investigar lo publicado sobre EMC: Experiencias de muerte cercana. ¿Qué son? Estudios retrospectivos y prospectivos. Tratando de comprender más realicé sesiones de hipnosis, que me refrescaban las vivencias y recuerdos de lo vivido pero no aportaban nada nuevo y definitivamente las abandoné cuando en una “terapia regresiva” se me llegó a decir que efectivamente había muerto y que mi cuerpo había sido ocupado por su ser de las pléyades. En mi EMC había conectado con muchos materiales propios de mi existencia y sabía mucho sobre mis errores pero carecía de un método para entender por qué se habían producido. Además la perplejidad ante la experiencia que te ha arrastrado induce a unos cambios que pueden consolidarse o ser objeto de anulación y que requieren ser atendidos para realmente consolidarlos.

Estados de conciencia

Tras mi psicoterapia decidí ser psicoterapeuta. En mi trabajo clínico como médico y psicoterapeuta he tenido especial cuidado en propiciar este trabajo de integración de la muerte con mis pacientes en su momento apropiado, he hecho estudios psicosociales sobre la muerte y realizado diversos talleres “Integración de la muerte. Pulsación de la vida”. La elaboración de las motivaciones inconscientes en la toma de decisiones permite mayor libertad para decidir. La decisión de ser incinerado puede ser una decisión neutra o un mecanismo de defensa ante el temor a que el cuerpo sea profanado, comido por los gusanos o devorado por la madre-bruja-tierra. La decisión de ser enterrado en tierra sin caja, en contacto directo, puede ser neutra o un deseo de fusión oceánica con el útero de la madre tierra que sea expresión de un complejo materno. El trabajo conduce también a situar adecuadamente si lo que se percibe como algo realmente vivido y previo a la historia personal antes de empezar a ser autoconscientes (alrededor de los 2,5 años) es o no indicio de vidas previas, de existencias reencarnadas,.. En muchos casos esas ideas se desmoronan al constatar que son fantasías que la mente crea para explicarse lo vivido.

Si has podido acceder a ser psiconauta de fenómenos no ordinarios de conciencia puedes detectarlos, captarlos en otro, entenderlos y ayudar a otro a situarlos. Estos estados no ordinarios ocurren más de lo que se admite, en ocasiones dejan perplejos a los sujetos y estos los reprimen y olvidan para que su estabilidad no se resienta. La conciencia la experimentamos fragmentada, a veces de vigilia, a veces onírica, como si no fuesen estados puntuales de la misma función. Consiliencia es la disposición de unir los conocimientos y la información de distintas disciplinas para crear un marco unificado de entendimiento y praxis.

Con la aparición de las ciencias modernas, el sentido de unidad se perdió gradualmente en la creciente fragmentación y especialización del conocimiento de los últimos dos siglos. De esta manera, el Reduccionismo imperante es lo opuesto a consiliencia. Unir los conocimientos de la subjetividad, del inconsciente colectivo, del alma humana, de la física cuántica… es complejo pero es la vía regia de investigación. Integración de cartografías de la conciencia. Aportaciones psicodinámicas, de la psicología transpersonal, de la neurociencia. Sincronicidad. Ciencia de la complejidad. Un proceso prometeico de desarrollo de conocimiento humano que confronta mitológicamente con los castigos de divinidades, sea Yahveh  expulsando del paraíso, sea Zeus quien deseoso de vengarse de Prometeo por haber robado el fuego y dárselo a los humanos, presentó al hermano de éste, Epimeteo, una mujer llamada Pandora (que fue la primera mujer creada por Hefesto por orden de Zeus), con quien éste se casó. Como regalo de bodas, Pandora recibió un misterioso pithos —una tinaja ovalada, aunque actualmente sea citada como una caja— con instrucciones de no abrirlo bajo ninguna circunstancia. Los dioses habían otorgado a Pandora una gran curiosidad, por lo que decidió abrir la tinaja para ver qué había dentro. Al abrirlo, escaparon de su interior todos los males del mundo. Comprendiendo el grave error cometido, rápidamente cerró el recipiente, pero ya era demasiado tarde: todos los males ya habían sido liberados. Solo uno permaneció en el fondo: Elpis, el espíritu de la esperanza. Los mitos indican que el trabajo es delicado, se va a enfrentar a sufrimiento, y debe hacerse con cuidado.

Cuando un sujeto avanza en su integración personal, en su individuación, tiene un yo suficientemente fuerte, puede soportar tener un sueño en estado de conciencia de vigilia sin creer que está loco o alucinando y aprender algo del mismo. Como suelo decir existir con la conciencia desarrollada en su complejidad es un arte creativo y delicado. Hay una sentencia china que dice: “Si un hombre solo y sentado en su cuarto piensa los rectos pensamientos, éstos serán escuchados a mil millas de distancia”. La señalo para enfatizar la dificultad de aceptar una responsabilidad ética que va más allá de la moral heterónoma en la que muchos sujetos están atrapados. La conciencia integrada funciona con una ética autónoma que asume su responsabilidad como sujeto en el “orden” cósmico.

Confrontar el mal

Abraham Maslow acuñó la expresión «complejo de Jonás» (en alusión al pasaje bíblico en el que Dios encomendó a Jonás que hiciese llegar su mensaje a Nínive, lugar donde reinaba el mal, y este huyó no creyéndose capaz de hacerlo. Entonces Dios le envió una ballena que se lo tragaría por 3 días y 3 noches. Después de ese lapso, la ballena lo vomitó y Jonás aceptó el destino para el que había sido escogido y llevó su mensaje a Nínive) describiendo aquel fenómeno por el cual tememos a lo mejor de nuestra interioridad: a nuestras máximas posibilidades, a nuestras cualidades más bellas, a nuestros talentos; nos asusta llegar a ser aquello que vislumbramos en nuestros mejores momentos.

La tarea encomendada: “confrontar el mal» es crucial en la individuación. Ante ella Jonás huye. La función trascendente, propuesta por Jung, empuja a su realización. En la historia de Jonás se cuenta como un mandato de Dios. Muchos empujes del Si-mismo se experimentan como algo trascendente numinoso que se interpreta religiosamente. Nadie puede escapar a esa tarea, pero pocos se sienten preparados. Desconfianza de la capacidad, miedo a la aniquilación por el mal o a ser poseído por el mismo. Sin resolver la tarea el sujeto no sale de una participación mística que escinde el bien y el mal, considerándolos antagónicos y refugiándose en seguir los parámetros que marca lo que es un buen actuar desde una moral heterónoma. Así uno no es bueno sino beato y posible candidato a juzgar y condenar a muerte a los transgresores de la moral imperante. La tarea requiere sacrificio, enfrentar miedos, abandonar seguridades aparentes que castran, elaborar la propia neurosis, fortalecer el yo que se torna más humilde cuanto más fuerte. Mas conectado con las dimensiones arquetípicas. Más complejo, integrado en los ciclos de la naturaleza sintiéndose participe de los mismos y comprendiendo la necesidad de acciones de colaboración activa para mantenerlos vivos. Sin miedo a destruir lo que los destruye. Filosofar a martillazos… Pues integrar bien y mal implica experimentar que son dos aspectos para la conciencia humana. Uno puede ser juzgado como malo desde una óptica estrecha de moral heterónoma, pero siendo consciente de los riesgos y protegiéndose, actuará si es necesario ya que su funcionamiento será el de un sujeto con moral autónoma, que es lo más cercano a la ética del individuo humano. El trabajo esencial se cumple en el silencio y fructifica en la mente de unos pocos. Es difícil llegar a rasgos de la vida integrada, como describe Washburn, como son: transparencia e intimidad yo-tu; contemplación madura (éntasis); cognición terciaria; beatitud; encarnación del espíritu en el cuerpo. La mayoría de los sujetos humanos ni siquiera han evolucionado del estadio evolutivo de pensamiento concreto mágico, aunque a veces tengan atisbos de uso de pensamiento lógico formal.

Vivir es experimentar periodos de muertes y resurrecciones

Todo sujeto humano puede llegar a tener conciencia de que vivir significa experimentar periodos de muertes y resurrecciones. Morimos a la infancia para ser adultos, se mueren las relaciones con los padres para ser adultos,.. Morir significa dejar de funcionar como niño o hijo, pero ser adulto no implica abandonar valores de la infancia: ser espontáneo, investigador, explorador,… Esos ciclos de muerte-renacimiento que incorporan los valores previos a un estado nuevo diferente y más complejo, dejan una convicción profunda de que vivir es una línea de desarrollo que implica varias muertes previas (son muertes simbólicas, pero no la real) y que eso es lo que permite un desarrollo de la conciencia, como una unidad que trasciende ciclos de existencia y la propia materia espacio temporal, la muerte entonces es solo un pasaje doloroso y necesario para vivir y desplegar la conciencia, un rito iniciático. ¿Pero esta convicción se puede extrapolar al momento posterior de la muerte física? ¿No se aferran más a la convicción quienes realmente no han hecho duelos y siguen siendo niños aún con 90 años? ¿La negación del duelo de la pérdida del cuerpo no puede ser la base del deseo de la resurrección de la carne propugnado por alguna religión para la recomposición real del sujeto pues mientras esté sin cuerpo no es completo?

En el trabajo psicoterapéutico muchas personas descubren el sentido defensivo de estas ideas y se constata como los duelos no resueltos, se proyectan en otros sujetos futuros o en las fantasías de construcción de un mundo ideal, como mecanismo de defensa, que es una negación y huida del sufrimiento del dolor, y es un freno al desarrollo de la conciencia. Una muerte sin elaboración del duelo de lo que se deja: la res extensa, las relaciones, el cuerpo, puede ser dulce si se recurre a explicaciones sobre mundos ideales como el cielo, puede ser ansiolítico… Pero resulta extraño que un acto final de la vida no se aproveche para seguir desarrollando la conciencia, aunque esta termine o se disuelva. Incluso con la hipótesis de una vida posterior lo que se pueda vivir será más digno si se ha hecho el duelo. Ese duelo puede requerir compañía para elaborarse pues la relación es un potencializador alquímico de las transformaciones necesarias en el proceso. Explorar los asuntos inacabados del alma. El acompañamiento puede incluso seguir unos días tras la muerte pues hay fenómenos no ordinarios que apuntan a persistencia da la conciencia tras la muerte en un lapso temporal (Fases del tránsito. Estados de Bardo).  El trabajo es individual del muriente, por mucho que se le pueda acompañar su trabajo lo hace solo. Nacemos solos y morimos solos, pues el nacimiento y la muerte de cada ser es un proceso único e irrepetible. . Pero pasado un tiempo cesan los fenómenos y sólo se puede esperar que el trabajo haya sido útil, y no se puede saber que ha pasado finalmente con la conciencia. Si hay algo se sabrá más tarde cuando se esté en esa fase del tránsito.

¿Respuestas a preguntas?

Si hay algo más allá de la muerte se sabrá más tarde cuando se esté en esa fase del tránsito.

¿Pero realmente te importa saberlo YA? Respóndete a esta pregunta con calma y dedicación y quizás puedas, en el proceso de respuesta, descubrir fantasías, angustias, proyecciones que tienen que ver contigo y que te limitan para vivir tu vida.

Respóndete también a esta pregunta: ¿Realmente has decidido vivir o solo sigues la corriente de la vida? ¡Pocos se la han hecho y menos tienen una respuesta clara, pero de tenerla las cosas cambian!

No podemos obviar la acción político ecológica necesaria para la transformación de las cosas. El ofuscamiento del entendimiento de la realidad sobre la estrecha conexión del individuo con su entorno, de la interdependencia entre todos los seres y de la unidad entre el sujeto con la vida cósmica y todos los entes vivientes del universo, es reflejo de una profunda ignorancia (pasiva o consciente), condición en que la persona está privada de la visión de que cada uno es un componente de la vida misma, que posee infinitas posibilidades. El sujeto, bajo la ignorancia, tiende a buscar su realización en la posesión material, el poder,… con una codicia impulsiva, descontrolada y frustrante centrada en la satisfacción de unos deseos compensadores de las carencias, y convierte las relaciones con los otros seres animados e inanimados en un campo de batalla, dominio y odio. El sistema somete con la ignorancia, esclaviza generando deseos compensatorios y miedo, seduce con la búsqueda del principio del placer individual, la búsqueda del éxito y la gratificación personal, y asegura resolver todos los problemas de los sujetos si se le delega el poder y se acepta su autoridad. El estado del nivel de estancamiento de la conciencia tiene que ver con los intereses estratégicos políticos. La decisión de cambio, aún individual, es un ejercicio político en si mismo, los cambios cuantitativos, aún pequeños van propiciando un salto cualitativo, una función de onda cuántica que reorganiza un estado de caos previo en un nuevo orden más complejo y estructurado. Participar en debates, compartir experiencias, participar en movimientos sociales que propician el derecho a la muerte digna, contribuye al cambio necesario. Informarse enterarse….

¡Ni se puede estar sometido al estado ni poner velas o rezos para que Gaia reaccione y resuelva el calentamiento global!

«Y como no hay ningún camino que regrese avancé sobre las aguas negras por el corazón de la noche» (Final de «Sueño de flautas» de Hermann Hesse).  http://www.cuentosinfin.com/sueno-de-flautas/

Derecho a Morir Dignamente (DMD) es una asociación federal española que promueve el derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida, y a elegir libre y legalmente el momento y los medios para finalizarla, y defender el derecho de los enfermos terminales e irreversibles a, llegado el momento, morir pacíficamente y sin sufrimientos, si éste es su deseo expreso Asociación del derecho a morir dignamente http://www.eutanasia.ws/    http://blog.afdmd.org/

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha aceptado a trámite la denuncia interpuesta por la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores (AMAL) http://ateosdemadrid.org/  que aboga por la ilegalidad del currículo de la asignatura de Religión.

Tanto la semilla intacta
como la que rompe su cáscara
tienen las mismas propiedades.
Sin embargo, sólo la que rompe su cáscara
es capaz de lanzarse a la aventura de la vida.
Esta aventura requiere una única osadía:
descubrir que no se puede vivir
a través de la experiencia de los otros,
y estar dispuesto a entregarse.
No se puede tener los ojos de uno,
los oídos de otro, para saber de antemano
lo que va a ocurrir;
cada existencia es diferente de la otra.
No importa lo que me espera,
yo deseo estar con el corazón abierto para recibir.
Que yo no tenga miedo de poner mi brazo
en el hombro de alguien, ni aunque me lo corten.
Que yo no tema hacer algo que nadie hizo antes,
ni aunque que me hieran.
Déjenme ser tonto hoy,
porque la tontería es todo lo que tengo
para dar esta mañana;
me pueden reprender por eso,
pero no tiene
importancia.
Mañana, quien sabe, seré menos tonto.
(O tal vez no.)
Gibran Khalil Gibran
Reflexiones sobre lo humano en el buceo

Reflexiones sobre lo humano en el buceo

Reflexiones sobre lo humano en el buceo

Basado en mi experiencia como psicoterapeuta y buceador veterano aporto información de interés sobre aspectos que no se tienen en cuenta y que condicionan la experiencia del buceo.  Un análisis de las personalidades y su influencia en el buceo. Un análisis de los símbolos y mitos que aún siguen apareciendo en sueños de los sujetos y en supersticiones culturales. Y una presentación de fenómenos grupales en el «vida a bordo»

Mikel Garcia Garcia   8 diciembre 2015

Consideraciones previas

El buceo recreativo es una actividad deportiva lúdica que puede proporcionar elevado disfrute a quien la practica.

Sentir ese momento en que parece que todo va a cámara lenta, que incluso el tiempo se para. Notar la “ingravidez”. Descubrir la vida submarina, ver a los peces yendo de aquí para allá, observar cómo los habitantes del coral organizan sus tareas diarias, siendo tú un espectador de lujo, y ser consciente de que mientras observas todo eso, tus preocupaciones habituales desaparecen, y que sólo debes concentrarte en tu propia respiración, y puedes relajar los músculos dejando el “cuerpo muerto”… Esa sensación es inefable e incomparable, tiene componentes que no se pueden alcanzar practicando otro deporte, y es expresión de que la conciencia está en un estado no ordinario.

Incluso hay buceadores que «sienten» el submarinismo en sí mismos y que pueden vivirlo y desarrollarlo en plenitud, expresándose a través de él como ser humano. Eso se suele notar por los compañeros y suelen causar respeto y admiración, sobre todo si trasmiten sabiduría en una ausencia de arrogancia.

Sin embargo al enfrentarse a retos y situaciones desconocidas, entre ellos esa vivencia de estado no ordinario de conciencia, en muchas ocasiones surge miedo-ansiedad, condición para no poder disfrutar plenamente de la actividad, tener consecuencias psicosomáticas e incluso tener accidentes serios. En la inmersión se dan circunstancias especiales, una deprivación sensorial, minimización de estímulos, toma de contacto con uno mismo. Estas circunstancias pueden provocar que toda la ansiedad reprimida emerja abruptamente.

Me inicié en el buceo en el 86. Aprovechando unas vacaciones en Torrevieja saqué el “open water” con el que buceé años de modo intermitente. Mi instructor había pertenecido al ejército y tuve una formación muy buena y “exigente”. Al cabo de los años decidí hacer cursos avanzados y de Nitrox sacándome las titulaciones pertinentes.

Mi motivación por el buceo fue el deseo de tener la experiencia de explorar el mundo subacuático, no porque sea un deporte. Ese deseo latente lo tenía de años, y se reforzó por la experiencia de muerte cercana que tuve en una playa de Nicaragua en la que casi morí ahogado.

Fui sacado del agua en el último momento probablemente por un delfín. Yo no estaba capacitado para verlo ni mis amigos lo vieron pero hay evidencias científicas de que todos los años los delfines salvan a náufragos y buzos, y parecen entender que una persona se está ahogando. Ya en la mitología griega se hacía honor a esta asombrosa capacidad de salvamento de estos mamíferos, cuando Telémaco, hijo de Ulises, fue salvado de morir ahogado gracias a los delfines, razón por la cual Ulises siempre usó dibujos de delfines en sus escudos. Desde entonces La gente de mar, cuando ve a un delfín, dice que es un buen augurio. Los delfines identifican a los seres humanos como algo similar a ellos mediante el escaneo de nuestro esqueleto a través de su sonar. Sobre todo en salvar a las mujeres embarazadas, porque saben que están embarazadas al hacerle una ecografía instantánea con su sonar y descubrir el corazón del bebé latiendo en el interior de la madre, llegando incluso a defenderlas de los ataques de los tiburones.

Buceo con más continuidad en el mediterráneo y ocasionalmente en viajes específicos para bucear en distintos lugares del planeta, dedicando semanas de vacaciones, a veces pernoctando en hoteles y otras en vida abordo en barcos dedicados. En tantos años he ido comprobando el deterioro del mediterráneo y mi tendencia es a ir haciendo los viajes específicos cuando puedo.

Mi trabajo en psicoterapia me ha capacitado para fijarme en los aspectos psicológicos que acontecen en el buceo tanto a nivel individual como grupal y de eso es lo que voy a compartir en este texto. Las fuentes de información son la observación y análisis de mi propio proceso, y de lo que he visto en otros con los que he compartido el buceo. En bastantes ocasiones mi actitud de escucha y de propiciar conversaciones existenciales ha facilitado que algunas personas me relaten sensaciones, me cuenten sueños o incluso me pidan opinión sobre algo que les preocupa. En alguna ocasión incluso contar (el material) era un intento de poner a prueba mi orientación psicoanalítica que la persona desvalorizaba. He revisado alguna publicación de expertos, que me han servido para entender mejor. En el texto comparto aquello que proviene de las fuentes de mi experiencia y que haya visto reflejadas en publicaciones de expertos.

Me considero buzo veterano por el número de inmersiones, realizadas en un tiempo no excesivamente dilatado, y en diferentes lugares del planeta, que he automatizado la técnica de buceo, es decir sé cómo manejarse en el agua sin necesidad de pensar en cómo hacer las cosas básicas, manejo de la flotabilidad, aleteo, respiración. Eso me permite poder llevar equipo de foto-video actividad que es una extensión de mi afición terrestre. El equipo complica el buceo habitual ya que es un elemento a manejar con sus particularidades de flotabilidad, sus dificultades de manejo y el estrés en cuidarlo por lo que cuesta a nivel económico. Pero considero que el buceo no se automatiza como otros aprendizajes, como el conducir, el buceo requiere continuidad en la adaptación y eso supone cambios dependiendo de los lugares, y los cambios fisiológicos de la edad: menor vitalidad, presbicia,…

Variables psicológicas

En los últimos años se ha incrementado el número de personas que se incorporan al buceo, se ha popularizado, y han bajado los niveles de exigencia. Se confía bastante en las informaciones de los ordenadores de buceo, que recogen los algoritmos de los estudios fisiológicos que han avanzado mucho. Sin embargo se ha avanzado muy poco en el análisis del impacto emocional del buceo, especialmente en lo referente a los diferentes rasgos de personalidad.

El buceo es un deporte de riesgo que se desarrolla en un medio no natural y adverso, en ocasiones muy adverso, donde son frecuentes situaciones estresantes, que incrementan lo habitual: complejidad de la técnica, incertidumbre y elevado nivel de fatiga.

Esto justifica la necesidad de prevención y requiere que sea realizado por personas capacitadas en lo físico y en lo psicológico y con capacitación para adaptarse al estrés ambiental.

Variables que influyen: factores estructurales (medio acuático y equipo de soporte vital autónomo), estos imponen restricciones mecánicas a la actividad física; condiciones ambientales (presión, temperatura, visibilidad o corrientes), que requieren modificaciones continuas; factores fisiológicos, en especial de tipo respiratorio (gases respirados a presión aumentada), que pueden provocar problemas como narcosis o toxicidad de gases; variables psicológicas (personalidad, ansiedad, estimulación sensorial), que condicionan la capacidad de respuesta del buceador, y de posibles errores que limitan la adaptación y pueden contribuir a la aparición de incidentes acuáticos y accidentes disbáricos.

Pueden provocar estrés: un estímulo externo, objetivamente perjudicial o no, que sea percibido como frustrante, amenazante o peligroso; una situación desconocida, imprevista o que exija del buceador un gran esfuerzo; un estímulo interno, una idea, un miedo, una obsesión…

Una mala experiencia puede quedar en una mera anécdota, pero si resuena en algún rasgo neurótico de nuestra personalidad (que todos tenemos) puede acabar derivando en un trastorno de ansiedad en el buceo. Algunas circunstancias que actúen como estímulo y desencadenen la neurosis: una experiencia agobiante en una cueva; un mar agitado que nos hace pasar un mal rato; una mala experiencia con el compañero o un miembro del grupo; un sueño…etc.

Un grado leve de miedo, o su equivalente la ansiedad, es una reacción emocional adaptativa, ante estímulos que representan dificultad o amenaza, gracias a ella se incrementa la atención, favorece que el buceador sea prudente y esté pendiente de su estado personal y del ambiente marino donde se encuentra lo que es condición que ayuda a evitar o salir de situaciones de riesgo. La ansiedad elevada, es muy negativa y un problema para el buceo, provoca disminución perceptiva, de focalización o atención de conciencia, restringe el procesamiento de información y de toma de decisiones, aumenta la vulnerabilidad y la posibilidad de errores humanos, y la aparición de reacciones de pánico.

El riesgo en buceo es más psicológico de lo que se habitualmente se afirma, la mayor parte de los problemas son más o menos compensados y no son muy “visibles” para el observador no experto pero sí lo son los extremos: una elevada ansiedad que lleva al pánico con pérdida de autocontrol, que tenga como consecuencia el ascenso de emergencia y la posibilidad de ahogamiento, sobreexpansión pulmonar o muerte.

La agitación e irregularidad de la respiración y de los movimientos corporales, puede anticipar una reacción de pánico.

Bajo la ansiedad, aunque sea intensa, todavía hay cierta coordinación de movimientos, la persona lucha por su supervivencia, puede arrancar el regulador del compañero para ponérselo él, agredir si considera que el otro interfiere en su salida a superficie, etc., mientras que en el pánico, hay dos posible tipos de respuesta: un bloqueo, quedando la persona fijada en un estado catatónico, agarrando al compañero, habiendo expulsado el regulador y sin atender a la oferta de ayuda de nadie o una reacción de huida absolutamente caótica y descontrolada en general hacia la superficie, pudiendo llegar a perder el conocimiento en el trayecto cayendo al fondo y ahogándose sin posibilidad de reacción. La persona que ha vivido una situación de ansiedad intensa, puede volver con ayuda a bucear e incluso superar la situación. Cuando se ha producido un ataque de pánico es muy difícil que la persona vuelva a bucear.

Personalidad

Los buceadores reaccionan bajo el agua de forma distinta ante idénticas situaciones, debido a sus niveles de formación o experiencia, a las peculiares actitudes personales ante el riesgo y a las propias características de personalidad; entre estas últimas hay rasgos de personalidad que guardan estrecha relación con ansiedad y estrés.

Todas estas son razones suficientes para hacer hincapié en la necesidad de comprobar las características de personalidad. El buceador precisa dominar técnicas específicas, disponer de aptitudes para realizar los trabajos básicos de buceo, rasgos de personalidad para afrontar las situaciones de estrés y, en definitiva, actitudes e intereses que faciliten una relación responsable con el medio subacuático; todo ello configura un perfil, que exige la comprobación de aptitudes y rasgos de personalidad deseables y descarte de trastornos psicopatológicos que desaconsejan la práctica del buceo.

Para evaluar la aptitud individual para el buceo, es necesario aplicar tres criterios: físico, médico y psicológico: normalidad emocional, temperamental e intelectual, rasgos de personalidad favorables al afrontamiento adaptativo del estrés, motivación adecuada y ausencia de estados psicopatológicos.

Los buceadores con mayor rendimiento son personas realistas, maduras y estables emocionalmente; suelen controlar, con equilibrio adaptativo, los sucesos externos y emociones personales. Individuos independientes, asertivos, agresivos, autosuficientes, desinhibidos y abiertos al cambio y nuevas experiencias.

 

Perfil saludable de personalidad.

Desde mi punto de vista estos serían factores necesarios en la personalidad de un sujeto que lo capacitan para ser un buen buceador.

una estabilidad emocional junto a que las emociones no invadan la conciencia en situaciones de riesgo,

una capacidad afectiva que le permita empatía,

un nivel de atrevimiento, de imaginación y actitud de experimentar,

un nivel medio de inteligencia que procese los detalles perceptivos y use la intuición,

una actitud de aceptación de las normas de funcionamiento,

una capacidad de poder estar en grupo sin renunciar a su autonomía personal

un sentimiento interno de seguridad personal y autoestima,

una actitud de amar la vida,

que no se deje impresionar emocionalmente por las variadas circunstancias que ofrece la actividad,

que ni la suspicacia, ni la astucia, ni la vigilancia, ni el reto o desafío sean reguladores importantes de las relaciones interpersonales.

nivel bajo de ansiedad potencial,

nivel bajo de tensión y de preocupación,

 

Menos la última, el resto son más estructurales que puntuales. Condiciones que permiten el conjunto de las siguientes variables: Relajación; Confianza; Concentración; Empatía; Facilidad; Automatismo; Diversión; Exploración; Control

No siempre un sujeto reúne todas las condiciones, depende de su momento vital.

Cuando una persona se encuentra en una situación de estrés vital, (separaciones, pérdidas, problemas laborales, etc.) el riesgo de impacto negativo en el buceo es elevado. La persona puede estar viviendo una situación de conflicto en su vida personal, laboral, económica, familiar. Dicha situación le provoca tensión emocional. Si la persona es consciente y utiliza el buceo como forma de desconexión puede ser una experiencia positiva. Pero si no se es consciente, o hay represión – negación de su vivencia emocional intensa, la situación que se está viviendo puede emerger de forma abrupta de ansiedad en plena inmersión debido a los diferentes procesos fisiológicos y psicológicos que se producen en el buceo. Y, aún más, la persona puede acabar cometiendo el error de una segunda negación, vinculando, de forma consciente o inconsciente, el estado de estrés al buceo y no a la situación real que lo provoca, generando un círculo de retroalimentación difícil de romper una vez se instala.

Mecanismos de defensa

La ansiedad puede afectarle también a un veterano, siendo en este caso más difícil de detectar por la resistencia que genera aceptar una situación que se asocia a los principiantes pero que no se entiende en los veteranos.

La experiencia acumulada puede generar un error cognitivo generalizando otras experiencias de aprendizaje, que una vez interiorizado nunca se olvidan.  Tras un periodo largo sin bucear hacerlo en situaciones de buceo exigentes puede determinar la aparición de un estado de ansiedad intensa, debido a que nuestro cuerpo parece haber “olvidado” parte de la técnica. En el buceo, debemos estar constantemente adaptándonos a un entorno que no es nuestro medio habitual y la adaptación requiere de continuidad.

Se utilizan mecanismos psicológicos de negación de la ansiedad o conductas defensivas para controlarla, que sirven para contenerla, evitar ser conscientes de ella, y la hacen también indetectable para otros.

Un mecanismo de defensa psicológico es “normalizar” el malestar considerando que está en el nivel sano. Algunas conductas: esconderse detrás de una cámara, iniciar una carrera formativa, buscando protección emocional en la supuesta perfección técnica como garantía de seguridad o fantaseando la protección psicológica de un título. En algunos casos es la ansiedad y no una auténtica vocación formativa lo que lleva al buzo a una inversión económica y de esfuerzo en formación innecesaria para su tipo de inmersiones.

Vivir cada inmersión con una dimensión de auto superación, gratifica  emocionalmente y, también, físicamente por la relajación alivio y bienestar orgánico que se produce después de superar una tensión ansiógena transitoria. Sin embargo aunque supere la inmersión, al tener ésta una base neurótica, la situación se perpetúa en el tiempo.

Algunos buzos idealizan la seguridad, como forma de defensa contra la ansiedad, haciendo de esta última un fin en sí mismo y no un medio para poder disfrutar. Pueden mostrarse como personas muy metódicas que utilizan bien los recursos; bucear siempre con medios que ofrezcan seguridad; bucear enganchados al compañero; seguir determinados rituales para incrementar la seguridad basados en una exageración de los riesgos. A veces estas conductas están reforzadas por organizaciones, que promueven su obsesiva forma de bucear como la única forma posible de hacer bien las cosas.

Tipologías problemáticas de personalidad

Se pueden mencionar algunas tipologías de personalidad, que afectan más en el buceo: el fóbico, el bipolar depresivo-maníaco, el depresivo-masoquista, el perfeccionista controlador el histriónico, el narcisista.

El tipo fóbico.

Quizá sea el rasgo de personalidad que más se pone de manifiesto y el que más problemas genera en el submarinismo.

La forma básica de defenderse del miedo es la huida y/o evitación de la situación, pero también puede desarrollar defensas contrafóbicas. Es una persona cuyo abordaje emocional se mueve en la dualidad ser valiente–tener miedo y ello es muy delicado.

Los temores más comunes que se proyectan en la situación de inmersión son; la agorafobia (miedo a los espacios abiertos), la fobia a la oscuridad y la claustrofobia (temor a los espacios cerrados).

La claustrofobia puede expresarse de varias formas sintomáticas: agobio excesivo con el equipo (sentirse encerrado en la máscara, neopreno, capucha…), temor a no poder escapar, no tener el control de subir a superficie a voluntad y temor a introducirse en espacios cerrados (cuevas, pecios, etc.).

La agorafobia puede manifestarse en la sensación de verse en suspensión en el vacío, especialmente si se pierde la referencia suelo-techo. Agobio en la bajada, en situaciones de baja visibilidad y hasta no tomar contacto visual con el fondo.

Y la fobia a la oscuridad puede plantear problemas en inmersiones nocturnas, cuevas, etc…

Si desarrolla conductas contrafóbicas la persona ejecuta comportamientos “valerosos” para defenderse de sus miedos. Es una situación potencialmente de peligro, ya que su arrojo puede llevarle a engaño y generar un exceso de confianza en su capacitación, involucrándose e involucrando otros en situaciones de inmersión para la que no está preparado ni técnica, ni emocionalmente. Ante determinadas situaciones imprevistas puede desestructurarse su defensa contrafóbica aflorando los miedos reprimidos y realizando una ataque de pánico. Una modalidad contrafóbica es basar su defensa y control de la ansiedad en el vínculo que establece con determinadas personas, centros, etc. Pueden ser expertos pero susceptibles a desarrollar ataques de ansiedad cuando bucean lejos del elemento-objeto contrafóbico que les permite controlar sus miedos. Son personas literalmente  “enganchadas” a centros, instructores o compañeros y con grandes dificultades de bucear alejados de ellos. También pueden proyectar sus miedos en los otros contando historias terribles entorno al submarinismo como forma de darse valor y con la fantasía de que controlándolos en los otros se liberan de ellos.

El tipo bipolar depresivo-maníaco.

Tiene un tono emocional cargado de pesimismo y/o culpa con pensamientos congruentes como: “Yo soy más torpe que los demás, me va a costar más”, y sentimiento de impotencia  ante algo malo puede llegar a pasar. Se siente sin capacidad para hacer lo que hacen los demás y culpable de ello. Incluso durante la inmersión pueden aparecer pensamientos catastróficos: “Me ahogaré y que será de mis hijos”; “Me devorará un tiburón”. También puede tener conductas negadoras activando un estado emocional opuesto, que lleva a sentimientos de exaltación, euforia y/o energía excesiva. En un contexto social  grupal se puede potenciar dicho estado de exaltación, y el sujeto puede embarcarse en situaciones que le superen, poniéndose en riesgo y a las personas que lo acompañan. Estos sujetos suelen tener más somatizaciones y más diversas que los ansiosos: digestivas, dolor de cabeza, etc. Las somatizaciones son síntomas que tienen diversas funciones: evitar vivir la angustia psíquica; justificar el no hacer inmersiones; recibir cuidados,…

El tipo depresivo-masoquista.

A diferencia del depresivo bipolar, este tipo puede buscar beneficios secundarios en la propia depresividad y uno, aún más peligroso, es que busque la muerte como modo de castigo de su culpabilidad. Sería candidato a cometer errores o ponerse en riesgo con una finalidad de hacerse daño e incluso morir, sin que medie la ansiedad sino una acción calmada. Más adelante en el apartado “Sumergirse en las aguas” explico algo más un caso de un paciente que tuve en psicoterapia que era buceador y tenía esta tipología.

El  tipo perfeccionista controlador.

La persona con estos rasgos, suele controlar su caos interior y su ansiedad haciendo las cosas de una forma ritualista. Si se sale del ritual  le genera una fuerte sensación de malestar. Pueden bucear contenidamente, si, y sólo si, se siguen unos protocolos y parámetros de actuación muy estrictos. Suelen ser los primeros en empezar a equiparse, y los últimos en entrar en el agua, por el tiempo dedicado al ritual minucioso muy estricto y sin olvidar ni el último detalle. Manteniendo el control y orden de las cosas no suelen tener manifestaciones de ansiedad, pero cuando éstas se producen por alguna situación que desborda a la persona, pueden ser muy intensas y cargadas de agresividad. La obstinación y orden con una obediencia casi sumisa al líder (aunque siguiendo sus propios rituales), ocasiona que sean personas fáciles de llevar. No son buenos compañeros porque suelen ser individualistas, no adaptándose al resto salvo que sigan sus propios rituales preestablecidos. Tampoco son buenos líderes ya que necesitan ver en los otros su perfeccionismo y si no lo tienen, les genera ansiedad, dificultad y /o agresividad porque activa su caos interior.

El tipo histriónico.

Busca la máxima facilidad para desarrollar la actividad. Desea trato especial, mayor permisividad que a otros y para ello se muestran muy activos en la seducción. Tratan de tener el máximo  protagonismo desplegando todas sus armas de seducción. El buceo implica la fantasía de incorporarse a un grupo o situación idealizada con un deseo rápido de incorporarse, a lo que ellos consideran en ese momento  la “élite”. Esto puede ser más importante que la propia actividad en sí. Como la ansiedad es una cuestión que requiere la atención del grupo, buscan protagonismo a través de manifestaciones pseudoansiógenas. Pueden desarrollar dichos comportamientos como forma de llamar  la atención, e incluso competir con otros “Lo mío sí que es serio”. Difícilmente se ponen en riesgo real.

El tipo narcisista.

En general, las personas con rasgos narcisistas transmiten una idea de sí mismas desproporcionadamente positiva, sobrestimando sus habilidades y éxitos. Además, necesitan constante admiración y aprobación por parte de los demás, hacia los que muestran escasa o nula empatía. Su valoración de sí mismo depende en exceso de la de los demás, porque internamente tienen falta de autoestima, y son especialmente sensibles a la crítica, defendiéndose de caer en su baja autoestima, de manera que exageran sus logros y se muestran pedantes, engreídos… y no es capaz de dar nada a cambio, especialmente lo más necesario en una relación saludable: empatía, apoyo, escucha y validación del otro. Aunque puedan dar cosas como un mecanismo de seducción para seguir teniendo la aprobación y reconocimiento del otro. Pueden atraer a personas que se dejan arrastrar porque necesitan sujetos fuertes y seguros. Su necesidad de logros puede llevarles a una actividad en el buceo en la que desafíen los riesgos, acumulen méritos, éxitos, viajes difíciles. Y se jacten de ellos publicando sus logros, por ejemplo en redes sociales como facebook, sin comentar sobre sus relaciones personales.

Relaciones entre compañeros de buceo

El compañero es fundamental para nuestra seguridad en el buceo y para que la inmersión pueda ser placentera, estimulante, y permita una relación con el ambiente de conocimiento y expansión de la conciencia.

Pero con lo que llevo exponiendo no deberíamos realizar una inmersión bajo la confianza de que el compañero o grupo con el que buceamos nos sacará del apuro en caso de necesidad. No sabemos, en realidad, ni como reaccionaremos nosotros ni cómo reaccionará el compañero o grupo, si realmente tiene que ponerse en riesgo para ayudarnos.

La elección del compañero es primordial y muchas veces se hace mal, desde proyecciones afectivas que no tienen que ver con la tarea de establecer un vínculo eficaz, o no se hace, y aún menos se propone cambiar si la pareja no funciona.

En relación a uno el compañero puede adoptar diversas actitudes que pueden ser unilaterales y fijas o que pueden cambiar tras los tanteos iniciales de irse conociendo en la relación.

El problema es que sean fijas y no haya reciprocidad, se cree una colusión no cambiable. Si a lo largo de varias inmersiones cambian los roles, en función de la situación personal de cada uno, no hay problema, siempre y cuando  la actitud no sea un rasgo de personalidad demasiado patológico. ¡No es fácil ninguna relación de pareja!

Voy a describir algunas y ordenar del más problemático al menos según mi experiencia, otros podrían hacer otro orden.

Activo-dependiente. Da problemas, un grado de agobio. Está ansioso y puede  bucear  muy pegado y pendiente en todo momento de lo que haces. La respiración puede ser acelerada, sin hiperventilación. Su estilo de buceo no suele ser muy coordinado y puede tener alguna dificultad de flotabilidad, y control. Puede pasar a más estando agitado, preguntándote constantemente el aire, adelantándote, moviéndose constantemente de un lado a otro, aunque no se separa de tu lado nunca sabes exactamente donde está, no realiza una inmersión tranquila, y fácil de guiar o seguir.

Activo-narcisista. No tiene empatía. Mientras tu bajas él se queda mirando arriba algo que le llama la atención, mientras tu subes, él está abajo viendo lo que le interesa, debes estar contantemente pendiente de él, si no lo haces le perderás pues no cumple las reglas de avisos. Da problemas pero también puedes pasar de él y dejarlo a su destino, y bucear solo. En todo caso buscar alguien con quien poder contar en caso de necesidad.

Pasivo-dependiente. Es el buzo dependiente, que proyecta en ti toda la carga de la inmersión, espera que guíes, enseñes, te preocupes de su aire y tomes las decisiones. En general serás tú el que harás siempre la señal de ok a la que el responderá valorando el que te preocupes de su situación. Es un perfil obediente y que no da problemas pero del que puedes esperar poco en caso de dificultad propia.

Egocéntrico. Adopta un rol activo con la finalidad de ser el centro de atención. Puede reaccionar de forma algo agresiva si no se siguen sus premisas.

Pasivo-independiente. El buzo que como compañero no toma la iniciativa, pero tiene controlada la inmersión en todo momento. No preguntará el aire, no te señalará el suyo a media botella, pero sabes que está atento a cualquier circunstancia y preparado para ayudarte si aparece cualquier contingencia.

Activo-independiente. Es generalmente experto y valora tomar las riendas de la inmersión, valora guiarte, enseñarte cosas, mostrar su pericia, en general se preocupa por ti y es alguien en quien se puede confiar.

Empático. Con el que buceas realmente a gusto, se adapta a ti y tú te adaptas a él, no supeditando ninguno al otro su comportamiento y existiendo armonía y comunicación fluida debajo del agua aun cuando sea la primera vez que buceas con esa persona. Aunque se requiere cierta equivalencia de nivel de buceo, eso no es lo fundamental sino el vínculo creado. Este vínculo puede soportar asimetrías como son las que uno lleve equipo de foto video y el otro no. Es la pareja de buceo la que toma las decisiones y se muestra activa, según las circunstancias de cada momento, aunque en ocasiones el más activo sea uno de los dos.

Algunos datos sobre origen de la capacidad empática.

Neuronas en espejo.

En 1980 unos investigadores italianos descubrieron, por azar, una activación de neuronas motoras en el cerebro de un mono cuando el mono observaba a otro comer. Eran las mismas que en el mono se activaban cuando comía, pero en esa ocasión lo hacían solo al ver la conducta del otro. Las denominaron «neuronas en espejo». Se buscó en los humanos encontrándose en el área F5 de la corteza prefrontal y más tarde también se descubrieron en el lóbulo parietal inferior. Al parecer, las neuronas del lóbulo parietal se encargan de decodificar todo lo vinculado con los movimientos necesarios para realizar determinada acción mientras que las neuronas del F5 se encargarían de procesar el objetivo de la acción. La activación se produce, incluso, con solo imaginar la acción y sirven para realizar una simulación de las acciones antes de llevarlas a cabo, lo que prepara al organismo para hacerlas con eficacia. Existen investigadores que consideran que no sería descabellado pensar que también están implicadas en el proceso de simulación de las intenciones de los demás; es decir, que son útiles para inferir las intenciones de otras personas. Ramachandran llama a las neuronas espejo “neuronas de la empatía” por ser las implicadas en la comprensión de las emociones de los otros. Las neuronas espejo se activan desde el nacimiento y les permiten a los bebés imitar los movimientos de los adultos e ir aprendiendo. Por tanto, son la base de la capacidad innata de imitación, sin la cual el aprendizaje sería prácticamente imposible.

Ánima y ánimus.

Sumergirse en el mar con un compañero puede activar en cada uno su parte contrasexual interna, la parte femenina en el hombre (ánima) y la masculina en la mujer (ánimus). Siempre y cuando sean sujetos suficientemente sanos, esa activación podrá facilitar la empatía. Si se da en uno ya favorece bastante, si es en los dos más aún. Se puede producir una fusión de visión y sentimiento, que facilita mucho la intuición y, por lo tanto, la comunicación, como empatía o simpatía estética (endopatía). Pero también Pero también ocurrir puede que anima y animus faciliten rivalizar.

En definitiva, disponemos de recursos biológicos y psíquicos que facilitan el aprendizaje, pero como se constata en el desarrollo evolutivo van a funcionar bien si el contexto de la relación favorece un buen vínculo. Si se instaura una neurosis las potencialidades empáticas se bloquean.

También hay que decir que estos recursos también ayudan mucho en los procesos de psicoterapia, mediante los cuales los sujetos salen de los bloqueos y pueden usar adecuadamente las potencialidades.

 

Es agradable y da seguridad que tu compañero sea activo independiente.

Pero la experiencia del compañero empático es mucho más grata. Yo lo he disfrutado con dos compañeros. El primero era una mujer noruega, en uno de mis viajes al mar rojo en Hurghada. No nos elegimos, nos asignaron ser pareja de buceo. No hablábamos el mismo idioma, sin embargo experimentamos esa empatía. El segundo un hombre más joven que yo. Nos conocimos en un viaje de buceo “vida a bordo” en Galápagos. Nos elegimos. Nos volvimos a encontrar en otro “vida a bordo” en Komodo y tuvimos claro que seríamos compañeros. En la segunda ocasión aún fue mayor la complicidad en el buceo y se extendió a la relación fuera del agua.

La peor experiencia la tuve con una mujer “oral demandante”. Era manifiesta su conducta de pedir constantemente atención, esperando respuestas a sus demandas o que le solucionara sus problemas. Desde detalles pequeños como cerrarle una cremallera del traje de buceo hasta otros mucho más complejos como tareas intelectuales, o darle pistas sobre la comprensión y resolución de problemas vitales. Tendía a contar rápidamente sus experiencias vitales. Seguramente captó mi capacidad de escucha y paciencia. Me atrapó por ello en momentos en los que no podía dejar de hacer algo o de escucharle. Tuve que cortarle diciendo que para ser ayudada necesitaba un profesional y que no podía ser yo pues el habernos conocido me quitaba la neutralidad necesaria para ayudarla. Fue suficiente pero se perdió la colaboración en el buceo. Como era bastante experta y buceábamos en un grupo de cuatro y un guía para nosotros no perdí nada.

Fantasías, símbolos e inconsciente colectivo

La capacidad de imaginación y simbólica del ser humano se consteliza muchas veces en fantasías, que son diversas según cada sujeto, muchas veces son inconscientes y relacionadas con sus factores de personalidad.

Algunas que pueden tener los sujetos con ansiedad elevada: ser devorado por un tiburón, quedarse sin aire y ahogarse, múltiples peligros procedentes de las profundidades que puedan emerger, etc… Estas pueden incluso ser más o menos conscientes.

Es importante entender que esas fantasías muchas veces no provienen de elementos de la historia personal del sujeto sino que van más allá de lo personal, ya que forman parte del inconsciente colectivo.

Estas informaciones forman parte del acervo cultural e histórico de la humanidad y ejercen una presión, desde dentro, para manifestarse mediante símbolos y mitos.

En el buceo el hecho de ir hacia lo profundo es un movimiento que propicia el encuentro y activación de esos contenidos. A veces se dice que los que eligen el mar son más metafísicos buscando ver en lo invisible que los que eligen la montaña que buscan ver mejor lo que se ve. Las necesidades de autorrealización son las mismas pero se eligen caminos distintos para llegar a Ítaca.

Los símbolos provocan un efecto evocador de fuerzas internas. Sin que medie ningún estímulo externo la conexión con el símbolo provoca movimientos emocionales.

El inconciente es mitológico, y algunos de sus contenidos están cargados de valores cósmicos, que reflejan las modalidades, los procesos y los destinos de la vida y de la materia viva. Se puede decir incluso que el único contacto real del hombre con la sacralidad cósmica se efectúa por el inconciente, ya se trate de sus sueños y de su vida imaginativa, ya de las creaciones que surgen del inconciente, (poesía, juegos, etc. etc.)’

El mito es el relato que nos hacemos, con nuestra capacidad simbólica, de un valor de la materia viva de los antecesores humanos que ha dejado una impronta cósmica. Tenemos una capacidad simbólica en los márgenes que nuestro desarrollo biológico permite (cerebro y otros órganos).

En la mitología babilónica Marduk ordena a Ea que cree al hombre, quien tendrá por tarea servir a los dioses para que éstos puedan descansar. Muchas serán las religiones que ‘aparecerán’ después de la ‘desaparición’ de los dioses, algunos de éstos matados por el hombre, vacío que es inmediatamente ocupado por otras figuras religiosas: La ciencia, la política…

Sin embargo la divinidad sobrevive en los arquetipos, y en ritos mediante los cuales se reactualiza, no se olvida jamás.

El hombre continúa la creación, pero necesita aprender, y ser enseñado.

Algunos símbolos que mueven información en el buceo.

Sumergirse en las aguas

Todas las aguas, dulces o saladas, simbolizan el conjunto de todas las posibilidades contenidas en un plano existencial. Tanto en su carácter positivo (germinal) como negativo (destructor).

En el océano, la movilidad perpetua, el carácter informe de las aguas y la grandiosidad, son aspectos esenciales. Por esto, el océano simboliza fuerzas en dinamismo, modalidades transicionales entre lo estable (sólido) y lo no formado (aéreo o gaseoso). En su totalidad, frente a la gota, el océano es un símbolo de la vida universal frente a la particular. La ciencia confirma que la vida comenzó en el mar.

El océano expresa una situación ambivalente; contiene los gérmenes de los contrarios, como creador de monstruos es la perfecta morada abisal, la fuente caótica de donde emerge lo inferior, lo no capacitado para la vida en sus formas aéreas y superiores. Los monstruos marinos exponen una situación cósmica o psicológica de estrato más bajo a la de los monstruos terrestres; por esta causa las sirenas y tritones aluden a una infraanimalidad. El carácter destructor del agua salada para las formas superiores de vida terrestre, la convierte también en símbolo de esterilidad. Esto ratifica el carácter ambivalente del océano, su dinamismo contradictorio. También aparece el océano simbolizando la mujer, la madre en su fase benévola o terrible. El sol se hunde en el mar y asimismo nace de él, el mar devoró el viejo sol y aparece un «sol nuevo». Este surgir y desaparecer solar en el seno oceánico confirma la significación de las «aguas inferiores» como abismo del que las formas nacen y desenvuelven sus posibilidades existenciales. Así, el océano es asimilado también al inconsciente colectivo, del cual surge el sol del espíritu. El mar tempestuoso es un signo tempestad en el inconsciente. La transparencia, en cambio, expone una situación de serenidad contemplativa.

En la mitología griega este océano mundial era personificado como un Titán, hijo de Urano y Gea. En los mosaicos helenísticos y romanos (por ejemplo en Océano y Tetis, de Zeugma, siglo III) se representa con frecuencia a este Titán con el torso y brazos de un hombre musculoso con barba larga y cuernos (a menudo con pinzas de cangrejo), y con la parte inferior del cuerpo de una serpiente.

Heracles obligó a Helios a prestarle su copa dorada para cruzar la gran extensión del Océano en su viaje a las Hespérides. Cuando Océano sacudió la copa, Heracles lo amenazó y tranquilizó las olas. El viaje de Heracles en la copa solar por el Océano fue un tema predilecto de los pintores de cerámica ática.

Océano con cola escamada en la Gigantomaquia del Altar de Pérgamo

 

 

 

Océano, a la derecha, con cola escamada, en la Gigantomaquia del Altar de Pérgamo

 

 

 

 

 

Lo anterior puede parecer alejado de la experiencia, pero subyace a otras cercanas como el bautismo, que es un agua purificadora que se vive como transformadora, germinal. A las inmersiones que se hacen por primera vez, casi sin conocimientos de buceo y guiados por un experto se las llama bautizos. La mayoría de las veces, suelen ser experiencias gratificantes que motivan hacer cursos de buceo, aunque es fundamental la actitud del entrenador de buceo.

Algunos de los símbolos descritos pueden resonar en un sujeto que se mete en las aguas y provocarle un movimiento emocional.

Antes he citado un caso de un paciente depresivo masoquista. Fue a la psicoterapia por una crisis tras una separación afectiva. Y en el trascurso de la misma contaba que al bucear se daba cuenta de que cometía errores casi buscados, y que podía salir malparado pero la sensación de que el mar lo acogía en su seno uterino le producía mucha calma y no tenía miedo a morir, sino, al contrario sentía la muerte como un descanso placentero. El sumergirse en las aguas, era un estímulo activador de impulsos autodestructivos que es uno de los símbolos asociados a las aguas.

Pez

En términos generales, el pez es un ser psíquico, un “movimiento penetrante“ en lo inferior, es decir, lo inconsciente. Schneider señala que el pez es el barco místico de la vida, ya ballena, pez volador o normal. Para algunos, el pez tiene sentido fálico, mientras otros le atribuyen estricto simbolismo espiritual. En esencia, el pez posee una naturaleza doble; por su forma de huso es una suerte de “pájaro de las zonas inferiores“ y símbolo del sacrificio y de la relación entre el cielo y la tierra. Por la extraordinaria abundancia de sus huevos, es símbolo de fecundidad. El pez escita, de oro, procedente del tesoro de Vettersfelde, actualmente en el Museo de Berlín ofrece dos expresiones simbólicas, distintas y complementarias: una, más frecuente, es simplemente narrativa y espacial. Así, en la parte alta de su cuerpo sobre una línea horizontal fuertemente marcada, se hallan los seres de la “etapa superior”, los mamíferos (al parecer, ciervo, caballo, jabalí y leopardo). Bajo dicha línea están los seres de la “etapa inferior” o del abismo marino, peces y sirenas. La segunda forma simbólica es la que se produce, por confabulación morfológica, fundándose en paraidolias: así, las dos ramas de la cola, semejantes a cuellos, constituyen sendas cabezas de carnero, mientras en el centro de la zona caudal, un águila despliega las alas, en analogía formal. El ojo es asimilado al pulpo, tanto por su forma como por la similitud entre el acto de aprehender, de los tentáculos, y la posibilidad de poseer los objetos que tiene la mirada. Este pez áureo es así un símbolo de la marcha del mundo a través del mar de las realidades “no formadas” (mundos disueltos ya o por formarse: océano primordial).

“En ocasiones, el pez simboliza en los sueños el niño nonato, porque este vive también en el agua. Y el sol al hundirse en el mar, se torna niño y pez, de ahí que el pez tenga que ver con la renovación y el renacimiento” “Símbolos de transformación” Jung

Peces

Hombres pez

 

 

Hombre pez

 

 

Un buceador se sentía angustiado tras una inmersión en que habíamos contemplado bancos enormes de peces que se movían armónica y rápidamente para esquivar depredadores. Para la mayoría era un espectáculo muy armónico, pero para él era angustioso. Su malestar perduró tras la inmersión. Tampoco podía comer el pescado del menú. No sabía lo que le pasaba. ¿Pudo habérsele activado un temor a la castración al equiparar pez a falo que puede ser devorado por depredadores y por eso no comer peces? ¿Castración genital u oral derivada de una madre devoradora? No son más que hipótesis pues no hablamos en profundidad para comprender y hacer consciente la problemática.

Ichthys

En sentido contrario el pez puede activar un estado de sacralidad y participación mística en otros generando bienestar, y siendo eso una motivación inconsciente para el buceo.  La asociación de ‘Ichthys’ con la Eucaristía está muy enfatizada en el epitafio de Abercius, obispo del siglo segundo, de Hierópolis en Frigia […] y en el epígrafe algo posterior de Pectorius de Autun: Somos peces pescados del mundo por medio del Bautismo, que nos saca del agua a una nueva vida en Cristo, en la que somos alimentados por Él mismo en la Eucaristía. La palabra griega que significa pez (Ichthys), describe quién es cristo y la razón de que sea adorado por los creyentes: “Iesous Christos Theou Yios Soter”, i.e. Jesús Cristo hijo de Dios Salvador.

Oannes habría sido el primero y el más sabio entre los “Annedoti” (o Apkallu), criaturas anfibias míticas, representadas en los relieves babilónicos como seres con  el cuerpo de pez, pero que por debajo tenían la figura de un hombre. Según el relato de Berosus, Oannes, enviado por Ea/Enki, surgía de Oanneslas aguas del Golfo Pérsico cada mañana para instruir a la Humanidad enseñando a los hombres la escritura, las artes y las ciencias, mucho antes del Gran Diluvio. Su cuerpo era como el de un pez, tenía una cabeza humana y arriba otra de pez, y asimismo, más allá de la cola de pez, se extendían sus pies humanos. También su voz era humana. La bestia pasaba el día entero con los humanos pero no ingería comida alguna. Les brindó a los hombres el conocimiento de las letras y las ciencias y técnicas de todo tipo. También les enseñó como fundar ciudades, establecer templos, legislar leyes y medir la tierra. Asimismo, les reveló la siembra y la cosecha de frutas, y en suma, les develó todo lo que involucra la vida civilizada. Desde aquel entonces, tan universales fueron sus enseñanzas, que nada se ha necesitado añadirles para mejorarlas. Cuando el Sol se ponía, la bestia volvía al mar para pasar las noches en las profundidades, dado que era un ser anfibio. Con el tiempo, otras bestias aparecieron.

 

 

 

Oannnes

El símbolo del pez es el estado original del complejo central. Necesario porque trae la renovación. En Aion de Jung

Del mar proviene la vida por la evolución de las especies. Este mito evoca la transmisión de información que proviene de las especies precursoras.

Monstruos

En el plano psicológico aluden a las potencias inferiores que constituyen los estratos más profundos, desde donde pueden reactivarse —como el volcán en erupción— y surgir por la imagen o la acción monstruosa. Simbolizan también, la exaltación afectiva de los deseos, la exaltación imaginativa en su paroxismo, las intenciones impuras. Son por ello el oponente, el adversario por excelencia del “héroe” y de las “armas“ (potencias positivas concedidas al hombre por la divinidad; de ahí el origen misterioso, milagroso o mágico de la mayor parte de armas usadas por los héroes en los mitos y leyendas). La lucha contra el monstruo significa el combate por liberar a la conciencia apresada por el inconsciente. La salvación del héroe es la salida del sol, el triunfo de la luz sobre las tinieblas. En un sentido menos negativo, se identifica monstruo con libido. Entre los principales monstruos conocidos por la tradición y perpetuados por el arte tenemos los siguientes: esfinge, grifo, sirena-pez, sirena-pájaro, lamia, pájaro con cabeza de cuadrúpedo, pájaro-serpiente, toro alado, dragón, pez gigante, serpiente gigante del mar, quimera, Gorgona, minotauro, tritón, hidra, salamandra, hombre marino, harpía, hipogrifo, demonio marino, furia, etc. René Huyghe, establece tres fases en la “ascensión“ del hombre hacia sus posibilidades superiores: 1) victoria de los monstruos: 2) combate con el dragón (Apolo, Sigfrido, san Jorge), y 3) combate con el ángel.

DIABLO NEGRO

“diablo negro del mar”, una especie de pez abisal conocida por el nombre científico Melanocetus johnsonii.

Cuando alguien teme que surja de dentro algo que lo aniquile puede desplazar ese temor a la fantasía de monstruos.

Un fóbico es sensible a las amenazas. Meterse en el agua puede activar la información inconsciente colectiva y, entonces, puede temer el surgimiento de algo terrible de las profundidades justo al meterse en el agua. Dependiendo del grado del temor y de su capacidad yoica podrá ser consciente o no el temor, tendrá que implementar conductas contrafóbicas si va a seguir buceando o acabará dejando el buceo.

Un sujeto con un rasgo narcisista puede desafiar ese posible encuentro para salir victorioso de la lucha. Y su motivación inconsciente para el buceo podrá ser esa fantasía de ser héroe en casa inmersión. Un buceador que solía bucear por encima del resto del grupo, contemplando desde arriba, me contó un sueño repetitivo: “se encontraba andando en la calle de una ciudad por la noche y en dirección contraria venía mucha gente corriendo huyendo de unos zombies. El no huía sino que iba a su encuentro, iba a luchar con ellos y estaba seguro que iba a salir victorioso”.

Mola mola

Por su forma y su manera de nadar se le tiene como especie misteriosa, y se desconocen muchas de sus costumbres. Estos peces han sido depositarios de historias y leyendas por su peculiaridad. Se le ve como un pez gigantesco y extraño, algo monstruoso, evoca algo sobrenatural, no se considera de este mundo. Su cerebro es como una nuez y no supera los 4 gramos de peso. Cuerpo profundamente comprimido, piel muy gruesa, se cree que puede resistir balas del calibre 22. Con una capa de tejido conjuntivo de más de 2,5 cm de grueso, boca pequeña con placas dentales, un solo diente en cada mandíbula, color gris pardusco, plateado. Resulta una especie muy extraña debido al descomunal tamaño de su cabeza, en proporción a su cuerpo y a su cola. Su piel está cubierta de cráteres, como el de algunos cuerpos celestes.

Nadadores lentos y divagantes, epipelágico y por debajo de 350m. Se alimenta de invertebrados y de praderas marinas. Pasan la mayor parte del tiempo en lugares cercanos al fondo, esperando el paso de los calamares, medusas, o de otros animales marinos que les sirven de alimento. Hay leyendas y cuentos, en las que este pez te hablará y le hará inmensamente rico.

Causa una impresión singular a aquellos que tienen la suerte de observarlo nadando en medio del océano. En España existe una leyenda que cuenta que cuando los pescadores salían a faenar por la noche y se encontraban con alguno de estos peces nadando torpemente cerca de la superficie, lo confundían con el reflejo de la luna en el agua y desde entonces a este pez se le conoce como pez luna. El Mola mola se denomina en inglés “ocean sunfish”, “pez sol”, hace referencia a la costumbre que tiene de tomar el sol en la superficie del agua. Se ha comprobado que lo hace antes o después de adentrarse en las profundidades frías para comer También sale a la superficie para que las aves le retiren los parásitos que se adhieren a su piel. Se pueden encontrar más de cuarenta especies de parásitos tanto en la piel como el interior de su cuerpo, por lo que estos peces buscan diferentes formas de aliviarse.

También hay discrepancias entre comerlo o no. Algunos lo consideran tan peligroso como los Balístidos, especialmente el pez globo. Otros refutan que sea tóxico. En Europa se considera tóxico y está prohibida su ingesta. En Japón es exquisito. Hay que tener cuidado al prepararlo y cocinarlo, pero menos que con el pez globo, en cuyas vísceras, la sangre y los órganos sexuales son tóxicos. La toxicidad se debe a una neurotoxina, la tetraodontoxina cuya ingestión puede producir envenenamiento que resulta mortal en más de la mitad de los casos. Los japoneses hacen con el pez globo un plato llamado «Fugu» que tiene fama de ser sabrosísimo, pero el cocinero debe ser diplomado en la confección de este plato y tener un permiso de la autoridad. Ahora han conseguido peces globos libres de toxinas criados en piscifactorías y controlando que no ingieran alimentos con unas bacterias que  son la fuente real de las neurotoxinas.

Es más bien solitario, se aparean ocasionalmente y la hembra pone 300 millones de huevos. Son minúsculos, unos 2,5 mm, lo que supone que tendrán que aumentar casi 60 millones de veces hasta alcanzar el tamaño de la madre.

Mola Mola

No es peligroso para los buceadores, incluso es curioso. Puede ser un problema para las embarcaciones que puedan chocar con este pez.

Un pez que moviliza la ambivalencia, la tensión entre polos opuestos..

Sirenas y delfines

La sirena en el mar y la lamia en aguas dulces, son representaciones monstruosas del peligro de la emergencia de las pulsiones sexuales reprimidas, que pueden acabar con el equilibrio del sujeto, pero a la vez atraen precisamente porque activan, en los varones, la sexualidad reprimida.

Las mujeres también tienen su peligro en una sirena en versión masculina, el delfín rosado del amazonas (el Boto). Que realmente es un delfín en peligro de extinción (Inia geoffrensis).

delfin rosado

 

Delfin rosado

 

 

 

El los mitos se cuenta que sirenas y delfines rosados, antes eran mujeres u hombres hermosos, que fueron transformados por castigo de los dioses. En el caso de las sirenas por Afrodita quien les castigó porque despreciaban las artes del amor. En el caso del delfín rosado, porque un dios masculino envidió los atributos de un joven guerrero indígena.

En su monstruosidad portan la represión sexual y actúan desde la venganza pues han sido “castrados”, atrayendo seductivamente, con cantos en las sirenas o con la transformación en un amante atractivo en el caso del delfín. Las sirenas acaban devorando al incauto. El delfín embaraza a la mujer tras una noche de lujuria de la que ella no recuerda nada al día siguiente.

Los hombres tratan de protegerse de la atracción de las sirenas ya que reconocen que no van a ser capaces de resistirse a su llamada. Odiseo (Ulises), fecundo en ardides, cuando se iban acercando a la isla de las sirenas, por consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera, y él que no podía resistir la curiosidad de escucharlas, se hizo amarrar al mástil, con orden de que pasara lo que pasara, no lo desataran. Al escuchar los cantos de las sirenas quiso soltarse pero sus compañeros no se lo permitieron. Las mujeres se escapan de los hombres atractivos que lleven sombrero de paja, pues el delfín cuando se transforma no pierde el opérculo respiratorio que se le queda en la cabeza y por eso la tapa para no ser reconocido

A casi nadie deja indiferente la sirena, sean hombres o mujeres, y actualmente atrae más que se la teme.

Algunos barcos de buceo tienen su nombre: Mermaid I, Mermaid II. Y en otros se pone o ponía una sirena como mascaron de proa.

Dependerá del nivel de represión sexual del buceador que la experiencia de sumergirse active una líbido que invista la experiencia con un erotismo agradable o que genere un temor intolerable.

Ballena

Mundo, cuerpo, sepulcro. También considerada como símbolo de lo continente y ocultante por esencia, simboliza la totalidad del universo formal y físico. Casi siempre es un elemento benéfico aunque requiera pasar por un arduo trabajo para lograr el beneficio. Han sido cazadas por su grasa y carne. Pero también hay pueblos que las veneran. Son animales sagrados para miles de pescadores vietnamitas, que las entierran en las playas con grandes fastos cuando mueren, construyen templos en su honor y las adoran como a dioses. «El Señor Ballena ‘Ca ong’ protege a los pescadores cuando están en el mar. Cuando hay una tormenta, les lleva a la zona más tranquila y les protege de las olas». En su obra ‘Culto a las ballenas en Vietnam’, la investigadora sueca Sandra Lantz afirma que «prácticamente todos los pueblos pesqueros de Vietnam tienen al menos un templo dedicado a las ballenas». «Cuando se acerca una al barco la dejamos ir, esperamos a que se vaya sin sacar las redes para evitar hacerle daño». La aparición de una ballena varada les moviliza «Cuando una ballena muere la llevamos hasta la playa para enterrarla y celebramos un funeral en el que participa todo el pueblo. Si es muy pesada y los hombres no pueden arrastrarla, rezamos para que el mar nos ayude a llevarla». Los pescadores creen que el cetáceo muerto lleva a la orilla las almas de los marineros que perecieron en el mar y además traerá buena suerte a los primeros en descubrirla. Cuando pasan diez años, los huesos son desenterrados y guardados en uno de los templos dedicados a este culto. La adoración a las ballenas está tan arraigada que a ninguno de los marineros presentes en el templo les parece posible que alguien agreda a estos animales. A la pregunta de qué castigo divino recibiría aquel que quitara la vida a estos mamíferos, el custodio del templo se encoge de hombros y esboza una media sonrisa: «No lo sabemos. Nadie mata ballenas».

Devoración

Este símbolo, que tiene su expresión literal en el acto o el miedo a ser devorado, aparece mitigado en el tema del envolvimiento y, según Diel, también en el hundimiento en el barro o el pantano. Jung cita al respecto el pasaje bíblico de Jonás en el interior de la ballena, pero éste concierne mejor al “viaje nocturno por el mar“. Para dicho autor el miedo al incesto se transforma en miedo a ser devorado por la madre, que luego se disfrazaría en diversas formas imaginativas, como la bruja que come niños, el lobo, el ogro, el dragón, etc. En un plano cósmico, el símbolo concierne sin duda a la decoración final que la tierra hace de cada cuerpo humano, después de la muerte, a su disolución, de manera que bien puede asimilarse a una digestión. En consecuencia, los cuentos que “terminan bien“ y en los que los niños devorados aún viven en el interior del animal devorador, de donde son extraídos por alguien, aluden sin duda alguna a la esperanza de la resurrección de la carne, dogma del cristianismo. Así, la ballena no es exclusivamente un símbolo negativo.

 

Un sorprendente relato es el de James Bartley, un timonel de 21 años de un ballenero The Star of the East que en 1891 frente a las Malvinas, cayó directamente en las fauces de una ballena cuando la perseguían para arponearla. El animal cerró la boca y se sumergió en el mar. Al día siguiente apareció en la superficie el cuerpo de un cachalote macho recién fallecido. Era un animal muy grande y la tripulación pasó dos días despellejándolo. Alguien de a bordo comentó que tal vez fuera el animal que se había tragado a Bartley, pues tenía una herida parecida a la que le habían hecho a aquel animal. Con reticencia, los despellejadores llegaron hasta el estómago y lo abrieron. Efectivamente, vieron una gran masa de gambas y otros pequeños animales junto a un gran bulto con una forma vagamente humana. Era el cuerpo ensangrentado de Bartley con el rostro violáceo. Tardaron cinco horas en reanimarlo. Cuando despertó parecía estar completamente loco, gritando y agitándose hasta tal punto que tuvieron que atarle en su catre. Hablaba incesantemente del fuego que le había estado consumiendo. Hay que tener en cuenta que la temperatura corporal de la ballena es superior a la del hombre y alguien en ese estómago tendría la sensación que le están asando vivo. Después de esta experiencia, no pudo volver a quedarse solo, nunca volvió a practicar la pesca de la ballena, incluso se negaba a mirar el mar. A su regreso a Londres se dedicó a ser zapatero, muriendo el 1909.

Complejo de Jonás

La alusión a Jonás en el caso Bartley (Jonás II) es tan paradigmática que ha sido inspiración del “Complejo de Jonás”. Mencionar este complejo tiene un poder atractor para mucha gente, que pone atención y muestra curiosidad para saber de qué se trata. Esto confirma el poder del mito de convocar, a los sujetos que han sido forjados en la cultura en la que el mito se cuenta. Convocar moviliza fuerzas inconscientes pero no todo sujeto está receptivo a toda la movilización. Algunas partes se soslayan mientras que otras se enfatizan. El mito tiene poder de transformación, es condición pero no suficiente. Para ejemplificar esto voy a comentar más a fondo este complejo.

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Catacomb of Saint Peter and Saint Marcellino, Rome, Itally

 

 

 

Abraham Maslow acuñó la expresión «complejo de Jonás” describiendo aquel fenómeno por el cual tememos a lo mejor de nuestra interioridad: a nuestras máximas posibilidades, a nuestras cualidades más bellas, a nuestros talentos; nos asusta llegar a ser aquello que vislumbramos en nuestros mejores momentos.

Maslow se basó en el pasaje bíblico en el que Dios encomendó a Jonás que hiciese llegar su mensaje a Nínive, lugar donde reinaba el mal, y este huyó no creyéndose capaz de hacerlo. Entonces Dios le envió una ballena que se lo tragaría por 3 días y 3 noches. Después de ese lapso, la ballena lo vomitó y Jonás aceptó el destino para el que había sido escogido y llevó su mensaje a Nínive.

Sin embargo considero que el mito se interpreta de un modo muy light, banalizando su complejidad, y se llega a instar a que una vez que un sujeto se dé cuenta de que le pasa, por el hecho de ser consciente salga del mismo.  «abandonarlo» como si resultará una nimiedad la estructura defensiva que lo mantiene y obviando el análisis de su origen.

Usaré los conceptos en su acepción junguiana. El grado de complejo que atrapa a la persona puede ser mayor o menor: la persona se autolimita, se restringe, como si huyera del destino que más idóneamente estaría en condiciones de cumplir. Puede ver sus dones como una amenaza, y en vez de desplegarlos, los reprime. Con ello, reprime su más genuina identidad, su esencia, generándose a sí misma una tristeza muy característica que tiene, en verdad, cierto sabor a autotraición. Experimenta nostalgia del «sí mismo» que está amordazado. El Complejo de Jonás, como todo complejo, se estructura en la interface de las presiones del inconsciente colectivo y las reacciones objetivas del sujeto con sus personajes cercanos en la crianza. El infante encuentra el personaje que percibe va a ser aceptado por sus adultos y rechaza, relegando a «la sombra» lo que le crearía problemas para ser «mínimamente amado y aceptado». En la sombra hay tanto lo negativo como lo positivo. Por eso el trabajo de integrar la sombra despliega potencialidades latentes. Pero es un trabajo iniciático, duro, de enfrentarse con lo rechazado y con los represores interiorizados. En el complejo de Jonás aparecen también, entre otras cosas, rasgos masoquistas de autoboicot,… La alusión a la ballena indica la existencia de un complejo materno atrapante que hay que traspasar, estando en él un tiempo suficiente, tres ciclos de noche y día, para elaborarlo. En un proceso terapéutico, elaborar un complejo requiere profundizar en sus raíces, regredir, sufrir, reexperienciarlo, mantener la tensión, pasar por las fases alquímicas: nigredo,….

Lo complejo es precisamente eso COMPLEJO y requiere una escucha abierta, amplificadora, analítica… De interiorización, hacia la individuación que integra el yo con el sí-mismo, el bien y el mal,.. Todas son facetas necesarias de existir y experimentar en el despliegue de la conciencia humana.

Al definir el Complejo de Jonás solo se aborda la superficie: no creerse sus potencialidades. Eso focaliza la atención e impide hablar sobre el fondo de la tarea encomendada: “confrontar el mal». Ante ella Jonás huye. Esta tarea es crucial en la individuación.

Nadie puede escapar a esa tarea, pero pocos se sienten preparados. Desconfianza de la capacidad, miedo a la aniquilación por el mal o a ser poseído por el mismo. Sin resolver esta tarea el sujeto no sale de una participación mística que escinde el bien y el mal, considerándolos antagónicos y refugiándose en seguir -abrazándose a ellos como clavo ardiente-  los parámetros que marca lo que es un buen actuar desde una moral heterónoma. Así uno no es bueno sino beato y posible candidato a juzgar y condenar a muerte a los transgresores de la moral imperante.

La tarea requiere sacrificio, enfrentar miedos, abandonar “seguridades aparentes” que castran, elaborar la propia neurosis, fortalecer el yo que se torna más humilde cuanto más fuerte, más conectado con las dimensiones arquetípicas. Un yo más complejo, integrado en los ciclos de la naturaleza sintiéndose participe de los mismos y comprendiendo la necesidad de acciones de colaboración activa para mantenerlos vivos. Sin miedo a destruir lo que los destruye. Filosofar a martillazos…

Pues integrar bien y mal implica experimentar que son dos aspectos necesarios para la conciencia humana. Uno puede ser juzgado como malo desde una óptica estrecha de moral heterónoma, pero siendo consciente de los riesgos y protegiéndose, actuará si es necesario en contra de la corriente ya que su funcionamiento será el de un sujeto con moral autónoma, que es lo más cercano, que podemos imaginar, a la ética del individuo humano.

Una reflexión final. Es muy simple pensar que basta conectar con que tienes un complejo para salir de él: «ya lo sabes, ahora deja el complejo».

Es sádico, decir a alguien «lo que te pasa te lo has generado, ya lo sabes y si sigues en ello es porque quieres». Esto se aplica sea al complejo Jonás, a un cáncer,.. Y no es inocuo, genera indefensión, sentimientos de culpa,.. Y agrava el problema. He tratado personas culpabilizadas por estar enfermas, presionadas por comunidades espirituales, víctimas del pensamiento simple, sádico y alienado que impera en nuestras sociedades. Jung habló de “La función trascendente”, como una fuerza instintiva que empuja a la realización, pero es solo una oportunidad, el sujeto necesita mucha atención para aprovecharla, pero nunca es objeto de juicio de culpa. Muchos empujes del Sí-mismo se experimentan como algo trascendente numinoso, una función espiritual “religare”, que se interpreta religiosamente según los esquemas culturales, de ahí el tinte moral.

Vigencia de mitos

Muchos de los mitos siguen vigentes actualmente y, los temores al inconciente se expresan muchas veces mediante supersticiones que aún influyen. Son manifestaciones de la continuidad de un pensamiento mágico, en el que siguen atrapados muchos adultos, que no han abandonado esa forma de pensamiento normal en una etapa de la infancia. Tener un estilo de pensamiento basado en lo mágico impide el uso saludable del pensamiento lógico formal abstracto.

“El primer lunes de abril es considerado mal día para hacerse a la mar por la creencia de que no sólo fue el día en que nació Caín, sino también el día en que mató a su hermano Abel. Tampoco se considera buen día el segundo lunes de agosto porque fue cuando la ira divina arrasó con Sodoma y Gomorra. Tampoco el 31 de diciembre es un buen día, pues según la tradición popular fue el día elegido por Judas Iscariote para ahorcarse. Hasta el miércoles en inglés “Wednesday” viene de Wodin’s day, dia de Wodin, el dios nórdico protector de los navegantes. Los féretros y las flores no eran bienvenidas a bordo pues se consideraba que eran para los funerales; o llevar paraguas en un barco estaba mal visto porque podían provocar a los dioses”. Extraído de “Mitos y leyendas del mar” de Peter D. Jeans.

En los sueños aparecen muchos de los símbolos comentados

Vida a bordo

Son los viajes de buceo en los que se bucea desde un barco que se desplaza en singladuras que buscan puntos interesantes de inmersión. Uno vive en el barco, habita un camarote que habitualmente comparte con otro, y se convive con otras personas, durante un periodo normalmente de una semana.

Es el espacio de convivencia donde más pueden experimentarse todos los fenómenos descritos hasta ahora.

Habitualmente se llega directamente al barco tras un viaje que puede suponer un vuelo de varias horas con escalas y cambios de husos horarios. Por lo que se pasa rápidamente de unas condiciones habituales a otras muy distintas y polares que requieren adaptación física y psicológica.

El barco es un espacio reducido y la convivencia con los otros es cercana tanto en los períodos entre inmersiones como en las inmersiones.

El grupo puede estar formado por personas que se conocen entre sí, o que se van conociendo en la repetición de viajes similares, y que pueden tener relaciones entre ellos en su vida cotidiana o van a continuarlas después del viaje. Pero siempre se forma un grupo nuevo que dura lo que dura el viaje y que morirá, como grupo, y con él, se diluirán muchas de las relaciones que en el tiempo de convivencia se hayan establecido aunque parezcan muy estrechas cuando se daban. Algunas relaciones pueden empezar en el viaje y prolongarse después, consolidando amistades, relaciones laborales o relaciones de pareja. Pero lo más habitual es que se queden como relaciones, ligadas a un contexto separado de lo cotidiano en el que lo lúdico, cierta liberación de represiones habituales, la excitación de la aventura, la liberación de pulsiones, el compartir episodios bellos y duros, en circunstancias, las convierte en especiales porque pueden marcar y suponer estímulos individuales de transformación.

Y todo ello en el contexto de las dinámicas de grupos que surgen siempre que se forma un grupo humano y reproducen dinámicas de las familias de origen de los participantes. El grupo es un sistema complejo, por un lado está la parte de los que van a disfrutar, por otra las personas que se encargan de cuidarlos y están trabajando, entre estas un subgrupo fundamental es el de los guías de buceo y el responsable de ellos. El grupo tiene normas. Los que trabajan esperan una propina al final que será mayor o menor según la satisfacción de los que van a divertirse. El responsable toma las decisiones de los lugares de buceo según las incidencias del viaje, corrientes, climatología, es la autoridad final.

Del grupo que va a disfrutar surgen líderes que representan sus intereses, el responsable instructor es visto ambivalentemente como alguien que cuida por los intereses del grupo pero también de todo el personal y de la compañía que fleta el barco. Puede haber armonía o choque de intereses.

La vida a bordo está organizada para alternar inmersiones con comidas y descansos. Se hacen bastantes inmersiones, unas cuatro al día. Antes de la primera hay disponibles alimentos y después la explicación sobre lo que va a consistir el buceo “briefing” (palabra que surgió del lenguaje militar). El  briefing o informe, es muy importante pues te indican las características de la inmersión, las pautas a seguir y cualidades que se requieren para disfrutarla en condiciones de seguridad. Después de cada inmersión hay alguna comida más o menos consistente. Después de la primera el desayuno. Después de la segunda la comida. Después de la tercera la merienda. Después de la cuarta la cena. Y siempre hay fruta, galletas, bebidas disponibles.

En los espacios del comedor y los que quedan entre actividades y dependiendo de los subgrupos se producen conversaciones más o menos profundas, juegos, compartir las fotos que se han ido haciendo…

A medida que pasan los días las dinámicas del grupo van siendo más intensas y complejas. Pues las interacciones van generando acercamientos, frustraciones,… el cansancio de tantos buceos se va notando (mitigado si se usa Nitrox en vez de aire).

 

Cada grupo tiene su historia, pero en todos se repiten los parámetros de los grupos sociales.

La aparición de líder o líderes; procesos de aceptación, idealización y/o rechazo de los líderes; conflicto y competencias; generación de sujetos excluidos o chivos expiatorios, movilización de aspectos creativos…

El guía instructor o dive máster del viaje, que ha puesto la empresa, tiene de entrada esa confianza por parte del grupo, mientras no se constanten diferencias de criterios que vayan contra los intereses o expectativas del grupo.  El surgimiento natural del líder del grupo es espontáneo y se le otorga a alguien que empieza a destacar por alguna cualidad. En general son personas con fuerte personalidad y capacidad de expresión, lo que facilita la aceptación y reconocimiento por parte de los compañeros de viaje. Y si tiene elevada experiencia en buceo mejor, pero lo más importante es que se le sienta capaz de gestionar los intereses del grupo. Pero ese proceso lleva un tiempo de interacción entre los miembros para que se produzca. A no ser que en el grupo esté el organizador del viaje que ya ocupa esa posición de un modo natural pues sabe los intereses y como mediar con la empresa.

 

En un vida a bordo en Galápagos éramos un grupo de españoles que habíamos llegado a través del mismo organizador. Pero éste no estaba en el viaje. Una mujer del grupo, extravertida y con un humor que rozaba la acritud, chocó con el guía responsable del barco. Intervenía muy rápidamente y, como estás de vacaciones no quieres estar envuelto en una liada, y nadie hizo nada para frenarla aunque no se estuviera de acuerdo con ella. Al menos yo no estaba de acuerdo y aunque intuía riesgo no hice nada. El guía debió pensar que realmente lo que decía ella era porque actuaba como representante del grupo. El tipo estaba molesto. Ambos habían caído en una colusión narcisista paranoide y se sentían atacados mutuamente. Él estaba rabioso, y empezó a tener comportamientos de venganzas sutiles contra el grupo. Por ejemplo acortaba los tiempos de buceo o no buscaba los mejores lugares. El peligro para el grupo provenía de las venganzas indirectas de él. Es exigible que un guía tenga preparación para saber manejar un grupo, y desde luego no es tolerable su actuación mezquina. La compañera tuvo otras salidas de tono también buceando y con su compañero de buceo. Era de esperar dado lo que se veía de su conducta. En un momento que desvalorizó un libro que estaba leyendo aproveché para interpretar su conducta. Tampoco estuvo receptiva a lo que le dije.

El dive master funcionó como un líder dominador-agresivo. Este es un tipo de liderazgo negativo, tratando de imponer sus criterios al grupo, castigando al que no se pliega a sus deseos. Tratando de que las inmersiones, tipo de buceo y cualquier actividad se adapten a sus necesidades, y no al del bien colectivo, incluso engañando tratando de convencer al grupo de la bondad de las misma, y haciendo quedar en evidencia a quien no piense igual.

En el grupo acabamos haciendo una queja formal a la compañía. Dijeron que seguramente no le volverían a contratar. No sé valorar si fue una salida mercantilista tipo «el cliente siempre tiene razón y no nos podemos arriesgar a quedar mal y que no vuelva» o realmente se hacían cargo de la incompetencia.

El grupo tiene la responsabilidad de gestionar el modelo de liderazgo, interviniendo a tiempo antes de que se produzcan escaladas. Probablemente ese Dive master pudiera haber tenido otra disposición si no se hubiera polarizado por la compañera y sacado lo peor de sí.

En general no da tiempo en una semana a que haya escaladas de ese tipo descrito y en ningún otro viaje ha sucedido.

En general emergen varios miembros que van destacando por alguna habilidad, y que ocupan espacios de liderazgo diferenciados, colaborando en el bien del colectivo. Pero a veces hay conflictos, que señalan competitividades, juegos de poder, que reproducen lo que pasa en la vida cotidiana.

Casi siempre hay reparto espontáneo de roles encontrándose figuras típicas. Cada una con sus pros y sus contras. Un sujeto que esté básicamente siempre en un rol seguramente canaliza en ese papel alguna necesidad más o menos consciente. Una vez que uno está en un rol es muy difícil deshacerse de él y menos en un periodo tan corto de tiempo, si lo ha buscado pero no le satisface o si se lo han asignado sin quererlo, el sujeto podrá sentirse tenso e incómodo y repercutirá en sus inmersiones.

El animador. Es una persona que genera buen ambiente, por su talante y simpatía, explicando anécdotas, vivencias, haciendo bromas simpáticas. Es de ayuda para distender momentos de tensión que en todo espacio de convivencia se pueden generar.  Ayuda en gran medida a la cohesión grupal. El riesgo es que no tolere la tensión o reaccione agresivamente si esta persiste.         El colaborador. Es común en el ambiente que se genera. Se presta a colaborar con el grupo. El problema es si supedita sus intereses al interés grupal, pues cuando esto sucede puede tener motivaciones de búsqueda de afecto y reconocimiento.

El promotor. Persona integradora que suele aportar ideas y aceptar las del grupo si son coherentes.

El inseguro emocional. Cuyas carencias de autoestima le llevan a necesitar del reconocimiento del grupo. Puede ser pesado y cansino, pues se nota que muestra sus cosas, fotos, videos o sus historias,… con una actitud más allá de lo normal de querer compartir lo que nos emociona de lo que nos sentimos satisfechos.

El oral dependiente. Puede buscar involucrarnos, exponiendo sus problemas y sentimientos, más allá de lo razonable por el tipo de relación que mantenemos con él. La corta pero intensa convivencia de un vida a bordo.

El desvalorizador de su pareja. Te involucra en ese ámbito. Cuando coincides con los dos, aprovecha algunos detalles para quejarse de su pareja relatando intimidades, para que veas hasta qué punto no le trata bien, o no le tiene en cuenta, o es torpe, o incapaz de llevar adelante acciones sobre algo. En una ocasión esto fue muy pesado. Una mujer se quejaba de su hombre. Tuve que decirle para salir del embrollo: Es evidente que tu pareja no es satisfactoria para ti, canta a la legua y lo extraño es que todavía no te hayas separado, por lo que o bien no es cierto todo lo que dices o bien te interesa mantener con él ese tipo de relación de queja y por eso no te vas. De cualquier forma eso a mí no me incumbe y no voy a entrar a juzgar nada ni a nadie. Está claro que el tono que usé indicaba mi hartura por la situación. Seguro que hay otras formas mejores y más terapéuticas.

El reactivo. Se opone a la mayoría de iniciativas sin ofrecer alternativas. Cualquier variación del programa, cuestión a debatir por el grupo o iniciativa de otro compañero, etc., supone entrar en eternas disquisiciones, de difícil acuerdo. Inconscientemente reclama atención y protagonismo.

El pasivo agresivo. Un grado mayor del reactivo pues inconscientemente trata de derrotar al otro, grupo, y hacer que la iniciativa fracase.

El independiente. Suele viajar solo. Se muestra indiferente a la actividad grupal, relacionándose solo de manera superficial. No es una persona conflictiva,

El excluido. Aunque en ocasiones hagan méritos para ello, no siempre es así. Casi todos los grupos crean ese rol para diferenciar más claramente cuál es la expectativa idealizada del grupo. Si el excluido es el independiente no le va a importar mucho pero si lo es un miembro inseguro puede sufrir bastante.

El chivo expiatorio. Es el /los miembros del grupo sobre los cuales se depositan las emociones negativas del resto. Es un mecanismo típico de los grupos para reforzar en los no excluidos la sensación de pertenencia en el buen hacer. A veces el chivo expiatorio no es más que víctima de la rivalidad de un miembro dominador agresivo, con el apoyo del grupo.

 

Mikel Garcia Garcia   8 diciembre 2015

Reflexiones sobre la cultura Tana Toroja

Reflexiones sobre la cultura Tana Toroja

Función de la cosmogonía sobre la muerte en los Tana Toraja

Los Torajans tradicionalmente creen que la muerte no es un evento abrupto repentino, sino un proceso gradual hacia Puya que es la tierra de las almas, o más allá.

Funeral Primer dia

No es sencillo comprender el sentido y la función de los rituales funerarios y de su concepción de la muerte, y menos inferir para qué les sirve o que funciones cumple en su cosmogonía. Hay aspectos que chocan, que atraen o que provocan extrañeza y/o rechazo, por lo que existe el riesgo en quedarse en lo concreto sin poder separarse. Su cultura lleva ya más de siglo y medio impregnada del cristianismo y con influencias musulmanas lo que ha producido cambios e incluso modulado el relato de algunos mitos.

Lo que parece más adecuado es empezar por revisar algunos de los elementos que parecen más relevantes, situándolos en una perspectiva extensiva, amplificándolos con referencias que nos son más familiares.

Los datos de esa revisión integrados con la información recogida en la experiencia directa de convivir con ellos, podrán ir aclarando algo más y permitirán proponer alguna hipótesis provisional o conjetura posible, que formule, en forma de proposición afirmativa, una explicación viable al sentido de los rituales en los Tana Toraja.

Para un proceso de validación de la misma, contrastaremos esa hipótesis con rituales y costumbres funerarios de otras culturas

Y de ese proceso podrá verificarse, o no, la hipótesis.

Loe elementos fundamentales a revisar, a continuación, son tres apartados a) algunos mitos y creencias Tana Toraja; b) rituales especialmente llamativos en su cultura; c) Estudio de Tau Tau.

Mitos y creencias en los Tana Toraja

La religión animista politeísta, es Aluk Todolo. ALUK, o «el camino» (a veces traducido como «la ley»). Al principio, cielo y la tierra se casaron, luego hubo una oscuridad, una separación, y finalmente la luz. De esa unión surgieron tres deidades. De ellas ocho principios claves (el ocho es importante en oriente, pero también en el ogdóala de los egipcios). El mito de la creación para los toraja, consistió en el descenso en Rante-Kombola del primer ser humano, a través de una escalera de piedra, después los dioses la rompieron. Las escaleras luego fueron utilizadas por éstos como medio de comunicación con Puang Matua, el Creador. Creen en tres deidades que se ocupan del orden del cosmos, y creen en Tomepalipuan o las almas de los antepasados, que cuidan, atienden y bendicen a sus parientes.

El sistema de creencias Aluk Todolo todavía rige la vida de la sociedad, como lo demuestra la cosmología Toraja, ceremonias, arreglo de liquidación, las casas, las decoraciones, el papel del búfalo de agua, y por supuesto, las costumbres funerarias. Los Torajans consideran que cuando alguien muere, éste alcanza el paraíso y se convierte en semidios; después vuelve para proteger a su familia. Inculcan estos valores a los más pequeños, quienes tienen claro que deben ahorrar toda su vida para costear el funeral de sus padres, tener muchos hijos que les paguen el suyo propio y de esta forma proteger a la familia.

Al principio, cielo y la tierra se casaron, luego hubo una oscuridad, una separación, y finalmente la luz.

Este mito recuerda la oscuridad mitológica del érebo griego, el casamiento de Eros y Psique y por extensión el sentido profundo de la boda alquímica.

Érebo significa oscuridad, sombra surgida del caos en el mismo momento de la creación, según Hesíodo o de Cronos y Ananké en la tradición órfica. Su hermana Nix, la noche, entendía la sombra de érebo cubriendo la luz del éter mientras que su hija Hemera, el día, quitaba la oscuridad. Es muy interesante pues que en muchas cosmogonías la oscuridad precede a la luz. En el mito de la creación egipcio, en el principio del tiempo tan sólo existían inmensas masas de aguas turbias cubiertas por absolutas tinieblas, una oscuridad que no era la noche, pues ésta no había sido creada todavía, era el océano infinito conocido por los egipcios como el océano primordial Nun, que contenía todos los elementos del cosmos, lo mismo que en las explicaciones sobre el origen del universo. Después de un período del bing bang en el que la materia llega al horizonte de sucesos, los fotones se liberan de la gravedad y aparece la luz. La luz tiene un proceso de generación y convive con la energía y la materia oscura llenado el cosmos.

Algunas religiones creacionistas como la cristiana otorgan a dios ese trabajo, la luz surge cuando separa las tinieblas. Para otras cosmologías la luz surge con un trabajo humano de iluminar la sombra, y eso es un proceso doloroso, largo, incierto y complicado de varios trabajos a realizar. Tiempo de constitución o epigénesis de los arquetipos derivados de los modos como esos trabajos se han ido pudiendo realizar, y que finalmente operan como una información instintiva del inconsciente colectivo. Los antecesores, los padres, son, portan la oscuridad y la extienden, el hijo es quien ilumina o no cuando hace su trabajo.

Según la historia, inmortalizada por Apuleyo en su Metamorfosis (El asno de oro). Psique era la menor y más hermosa de tres hermanas, hijas de un rey de Anatolia. Afrodita, celosa de su belleza, envió a su hijo Eros (Cupido) para que le lanzara una flecha que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase. Sin embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar; cuando Psique se durmió, se la llevó volando hasta su palacio.
Para evitar la ira de su madre, una vez que tiene a Psique en su palacio, Eros se presenta siempre de noche, en la oscuridad, y prohíbe a Psique cualquier indagación sobre su identidad. Cada noche, en la oscuridad, se amaban. Una noche, Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas. Eros aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrían acabar con su dicha. A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas, que le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido. Psique, incapaz de explicarles cómo era su marido, puesto que no le había visto, titubeó y les contó que era un joven que estaba de caza, pero acabó confesando la verdad: que realmente no sabía quién era. Así, las hermanas de Psique la convencieron para que en mitad de la noche encendiera una lámpara y observara a su amado, asegurándole que sólo un monstruo querría ocultar su verdadera apariencia. Psique les hace caso y enciende una lámpara para ver a su marido. Una gota de aceite hirviendo (de la que Apuleyo hace un tópico medieval: stilla olei ardentis) cae sobre la cara de Eros dormido, que despierta y abandona, decepcionado, a su amante.
Cuando Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le devuelva el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino. Como cuarto trabajo, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio. Psique fue a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte. Una voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta que le permitiría entrar y regresar aún con vida, además de decirle cómo pasar al perro Cerbero, Caronte y los otros peligros de dicha ruta. Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. En el camino, vio manos que salían del agua. Una voz le dijo que les tirase un pastel de cebada, pero ella rehusó. Una vez allí, Perséfone dijo que estaría encantada de hacerle el favor a Afrodita. Una vez más pagó a Caronte y le dio el otro pastel a Cerbero para volver.

Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí misma, pensando que si hacía esto, Eros le amaría con toda seguridad. Dentro estaba un «sueño estigio» que la sorprendió. Eros, que la había perdonado, voló hasta su cuerpo y limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita bailó en la boda de Eros y Psique, y la hija que éstos tuvieron se llamó Placer o Voluptas (en la mitología romana)

El verbo griego ψύχω, psycho, significa «soplar». A partir de este verbo se forma el sustantivo ψυχή, que alude en un primer momento al soplo, hálito o aliento que exhala al morir el ser humano. Dado que ese aliento permanece en el individuo hasta su muerte, ψυχή pasa a significar la vida. Cuando la psique escapa del cadáver, lleva una existencia autónoma: los griegos la imaginaban como una figura antropomorfa y alada, un doble o eidolon del difunto, que generalmente iba a parar al Hades, donde pervivía de modo sombrío y fantasmal. Según cuenta muchas veces Homero, la psyché «alma humana» sale volando de la boca del que muere como si fuera una mariposa (que en griego se escribe también psyché); razón por la cual algunas personas ven en la mariposa un psicopompo. La psiquis no es sólo la conciencia del individuo, como tampoco es una suma de su conciencia y su inconsciencia.

Psique como Helena (en griego antiguo Ἑλένη, que significa «antorcha»), a veces conocida como Helena de Troya o Helena de Esparta, es un personaje de la mitología griega; cuyo nombre hace referencia a «luz que brilla en la oscuridad».

Jung “Recuerdos, sueños, pensamientos”… Sin embargo bajo otro punto de vista, la muerte aparece como un suceso alegre. Sub specie aeternitatis es una boda, un Misterium Coniunctionis. El alma alcanza, por así decirlo, la mitad que le falta, alcanza su plenitud. En los sarcófagos griegos se representaba el elemento alegre por medio de bailarinas, en las tumbas etruscas, por medio de banquetes. Cuando murió el famoso cabalista Rabbi Simon Ben Jochai, sus amigos dijeron que celebraba bodas. Todo esto expresa la sensación de que la muerte es una fiesta alegre”…

Una boda o casamiento entre la parte femenina y masculina de todo sujeto humano más allá de su género, el ánima o el ánimus, con arquetipos contrasexuales que operan en la psique del sujeto junto al resto de relaciones objetivas externas de personas de carne y hueso.

Árbol donde entierran los bebés. Denominado Tarra o árbol de la vida

Mientras oímos la explicación del guía varias cosas van llamando nuestra atención, de primeras hemos quedado impresionados por lo singular del enterramiento, en apariencia nadie diría que en el interior del árbol se encuentran los cuerpos de los bebés, todo parece natural, guardar una armonía. Nunca en nuestros viajes hemos visto un enterramiento similar.

El árbol, una especie con savia blanca, sólo aloja a los niños que han muerto antes de la dentición, porque el niño con dientes ha podido morder el pecho de la madre.

Esta condición nos sugiere preguntas: ¿se los deposita en el árbol porque antes de los dientes está garantizado que son inocentes-puros sin poder ejercitar nada malo? ¿O es que aún no se los considera humanos? Arbol Tarra

También advertimos otra peculiaridad: en el ritual es el padre quien lleva el cadáver. La madre no acude.

El pequeño cadáver envuelto en un paño y colocado en posición fetal, en un nicho excavado en el árbol, se incorpora al ciclo natural muerte-vida, es devuelto a la madre naturaleza. Esto evoca regeneración y trae a la imaginación algunas asociaciones referentes al árbol materno, árbol de la muerte, muerte y árbol de la vida.

El árbol, ser vivo integrado en la naturaleza representa la vida en perpetuo dinamismo, el carácter cíclico de la evolución cósmica: muerte y regeneración. Este Gran árbol madre es árbol ataúd y evoca la muerte y la vida a la vez.

Como dice Jung: “El contraste no tiene nada de sorprendente, pues no solamente la leyenda pretendía que el hombre desciende del árbol, sino que una costumbre prescribía el enterramiento en arboles huecos (de donde la expresión alemana Totenbaum, árbol de la muerte para designar ataúd). Por ser el árbol ante todo un símbolo maternal, se adivina el sentido mítico de tal enterramiento: el muerto es devuelto a la madre para ser de nuevo engendrado”.

También Von Franz en Número y tiempo, en el capítulo “Arquetipos y números como campos de secuencias rítmicas de desplegamiento”, explica:

 

“ los arquetipos están contaminados unos con otros, se superponen en sus significados figurativos”

y para desarrollar su explicación toma el símbolo de la Gran madre desarrollando sus aspectos.

“Otro aspecto es aquel del árbol materno como aparece en la imagen mítica del árbol, bajo cuyas hojas habitan las almas de los niños (aún) no nacidos, así como en todos los mitos donde alguien nace de un árbol”…

“Igualmente el árbol tiene una relación con la muerte como árbol-ataúd. Así, en muchos lugares, los muertos se sepultaban en árboles.

Pero la misma muerte ha sido también personificada como madre, como una oscura figura femenina (La palabra latina mors, muerte, pertenece al género femenino!)”

“Con este aspecto de muerte contrasta el árbol de la vida, el cual juega un papel muy importante en casi todas las religiones”.

Neumann sostiene que:

“La Gran Madre Tierra que alumbra toda vida es sobre todo la madre de la vegetación. (…) El centro de este dominio simbólico vegetal está ocupado por el árbol. Como árbol frutal de la vida, el árbol es femenino, procreador, transformador y fuente de alimento, y sus hojas, nudos y ramas contienen y son dependientes en relación con él. El carácter protector del cubrir se torna visible en el “tejado” del árbol, el cual cobija a los pájaros y a sus nidos. El árbol incluye además la función de contener gracias al tronco, “dentro” del cual habita su espíritu, como el alma en el cuerpo. La naturaleza femenina del árbol se ve además confirmada por el hecho de que su copa y su tronco puedan dar a luz, como prueba, entre otros muchos ejemplos posibles, el nacimiento de Adonis.” “Del mismo modo que puede ser la morada o la copa positivas, en las que tienen lugar el nacimiento, el árbol puede también definir el emplazamiento de la muerte, en perfecta correspondencia con la estructura ambivalente del Gran Femenino del que procede. En este caso, su copa puede cobijar al cadáver o este ser introducido en su tronco, como en el brezo osiriaco, o aun este servir a la fabricación del ataúd que, depositado en la tierra, combina la naturaleza del seno terrenal que acoge de nuevo al cadáver con la naturaleza envolvente de la madera”.

Según muchas creencias las almas por nacer viven en árboles, arbustos, en el bosque, la naturaleza es la morada de los niños antes de nacer y también la morada de los muertos. La imagen de este gran árbol madre encierra así el carácter dinámico de la evolución cósmica.
En la costumbre toraja, los niños muertos antes de la dentición, vuelven a la naturaleza de donde no han salido, no se han separado de ella, todavía no había un inicio de diferenciación, separación, independencia de la madre. Devueltos por el padre al árbol madre tienen nueva posibilidad de vida en la naturaleza no humana y alimentan al árbol y son alimentados por este (árbol madre, savia blanca). Es el único tipo enterramiento en el que los componentes biológicos de un cadáver son reciclados en la naturaleza. Es función del padre separar el neonato de la madre y entregarlo al árbol para que se fundan sus destinos, pero no lo inscribe en la cultura.

¿Tener dientes es la condición de poder ser inscritos como humanos? ¿Con capacidad de causar daño, agredir?

En muchos mitos, también el de Adán y Eva, parece inevitable que la salida de la simbiosis de participación mística, aún paradisíaca, requiere tomar conciencia de la capacidad de infringir la beatitud, de desobedecer la norma, de causar daño. ¿Para ser humano hay que infligir dolor y arriesgarse al sufrimiento, y la culpa?

En Tana Toraja se conserva el antiguo animismo politeísta Aluk Todolo, adaptado al cristianismo al que fueron sometidos con la llegada de los misioneros holandeses.

Este árbol aloja solamente a los pequeños que han muerto antes de la dentición, porque para los toraja el niño con dientes ha podido morder el pecho de la madre. Para el pueblo toraja el niño en edad temprana pertenece todavía a la naturaleza y con la aparición de los dientes pasa a ser humano. Existen otras culturas con esta misma concepción. El antropólogo Van Gennep en su libro “El rito de paso”, cita su existencia en su explicación sobre los ritos que llama de agregación: “Los ritos de agregación, que tienen por efecto ,según la expresión de los Wayao del África Oriental, «introducir al niño en el mundo» o, como dicen los Dayak de Bakarang ,»arrojar al niño al mundo» como un barco al agua, son los ritos de la denominación, de la lactancia ritual, del primer diente, del bautismo etc. “. En algunos ritos africanos, la aparición del primer diente, está señalada con una melodía musical especial específica para esta celebración.

El niño sin dientes, para ellos, permanece en simbiosis con la naturaleza. En el desarrollo fisiológico, el nacimiento de los dientes le da al niño la posibilidad de morder y mostrar agresividad. En el desarrollo psicológico evolutivo representa un paso necesario que inicia el proceso de diferenciación Yo – no Yo en el que se va separando de la madre. Al morder, puede apreciar más claramente, la existencia de la madre como alguien distinto a él y la consecuencia de su acción por la reacción al dolor. Estos son elementos para la constatación del objeto y para la separación de él.

Esta independencia resultará favorecida en la medida en que la madre estimule y facilite, aceptando la propia espontaneidad del niño. Cuando la rechaza, esta actitud de la madre acaba siendo atrapadora y tiene un efecto destructor para la vitalidad del niño.

Melani Klein establece una relación de simultaneidad entre el sadismo y el impulso epistemofílico. Conecta las tendencias agresivas con la curiosidad, el deseo de conocimiento y el desarrollo del simbolismo. Cuando el niño muerde, tiene la fantasía de que puede recibir un ataque similar, lo que le genera una angustia que le lleva a dirigir la atención a nuevos objetos. Así, esta angustia generada por la fantasía agresiva es el motor para el desarrollo del interés por el mundo exterior.

El funcionamiento del pensamiento es similar al de la alimentación, se basa en el proceso de, masticar, desmenuzar, digerir, e incorporar los nutrientes. Condición de funcionamiento similar al proceso psicológico de individuación donde tras la elaboración de los contenidos inconscientes, formación de símbolos, se produce la integración, toma de conciencia, el conocimiento.

Así, la oportunidad del diente y su cualidad agresiva, la capacidad de agredir, tomada en el sentido original, del latin aggredi, “ir hacia“, sugiere empuje, movimiento, curiosidad, búsqueda y también transgresión, tensión, enfrentamiento.

En todas aquellas sociedades donde domina un pensamiento y una moral cristiana, la búsqueda y la expresión de la propia singularidad es reprimida por considerar que puede atacar la norma y preceptos cristianos.

En el Mito del Paraíso, Adán y Eva, desobedeciendo a Dios, cometen un pecado que trasladan a toda la humanidad. El Creador los había alojado en un bellísimo jardín con todo lo necesario para poder vivir, disfrutar y ser felices para siempre sin tener que morir, disponiendo de animales, flores y árboles de los que poder comer. Sólo uno de ellos reservaba una condición: El Árbol del Bien y del Mal, al cual no podían tocar, ni comer sus frutos.

Adán y Eva, al transgredir el mandato divino, son arrojados del Jardín del Edén, desaparece esta hedónica realidad y son condenados a la mortalidad y a tener que vivir de su propio esfuerzo y Eva a parir con dolor.

Realmente transgredir la norma es lo que les hace humanos. Antes eran inmortales, sin el libre albedrío y sus consecuencias.

Transgredir, sobrepasar, atravesar, tiene el sentido de “ir más allá”, la palabra en latín está compuesta por el verbo gradior: avanzar, caminar y el prefijo trans: “al otro lado de”, que metafóricamente denota mutación de ser o de forma.

En el Mito Bíblico, un Dios con maneras de madre atrapadora, diseña un escenario simbiótico donde todos pueden existir en fusión con la naturaleza, en participación mística y donde el hombre-mujer no tiene más existencia ni más semejanza que la divina.

Este sistema, anula el desarrollo, sin posibilidad alguna de evolución, no dejaba más opción que el único empuje de vida posible: la transgresión, ¿cómo?, precisamente por la vía que Dios mismo había señalado con su prohibición: atreviéndose a comer del Árbol del Bien y del Mal.

Vivir en la placidez paradisíaca tiene el riesgo de mantenerte en la ignorancia, en ese estado infantil sin reconocimiento, sin posibilidad de desarrollar la propia identidad. Vivir de acuerdo al mandato de Dios y bajo cualquier norma, hace a todos iguales, diseñados de una manera mecánica, la genuinidad de cada uno, su singularidad son pasadas por alto. Se anula la condición de individuo con capacidad crítica.

En los cuentos y en los mitos, la transgresión de la prohibición impulsa el progreso de la conciencia. En el cuento de Barba azul, quien mataba secretamente a todas sus mujeres ocultándolas en una habitación, transgredir, permite a la mujer el conocimiento al encontrarse con la verdadera y oscura realidad. De la misma manera Psique desobedece a su Eros y alumbrándolo, percibe una realidad que le permitirá, después de un largo y doloroso camino, salir del paraíso irreal y divino en el que vive y rencontrarse con el dios en una relación más profunda.

Los cuentos y los mitos expresan y permiten comprender los procesos que se desarrollan en el inconsciente colectivo, con ello podemos acercarnos a las estructuras de la psique humana.

Cuando se vive en una falsa armonía artificial, teniendo sólo en cuenta un aspecto de nuestra realidad psíquica, tomando sólo aquello que nos hace sentir en paz y ocultando aquellos aspectos más difíciles de aceptar, resulta necesario, tal como se ha explicado en la definición del prefijo trans: “Ir al otro lado”, dirigir el sentido avanzando al encuentro y a la relación con el Inconsciente. El movimiento entre los opuestos es lo que genera la energía necesaria para la transformación, de otra manera, se produce un estancamiento de la vida psíquica.

La tradición cristiana obliga a vivir bajo un solo punto de vista: lo que nos hace sentir bien, sentir que somos buenos, rechazando aspectos instintivos nuestros que consideran negativos y esto aboca a la tendencia en la humanidad a rechazar el Mal. Si “somos malos”, pero hacemos un acto de contrición todo queda perdonado. Esta es una defensa para no elaborar la culpa, que es la condición para asumir la propia responsabilidad.

Para que sea posible la evolución, no se puede vivir de acuerdo solamente a uno de los polos opuestos, vivir de manera unilateral, pues así se mantiene una psique sin energía. La energía psíquica se genera en el conflicto entre tendencias opuestas. El Árbol del Bien y del Mal, contiene los opuestos, representa el árbol del conocimiento, no es posible conocer algo en profundidad, sin conocer la existencia de su opuesto. Cuando Adán, inspirado por su parte femenina instintiva, decide comer su fruto, abre el camino a la posibilidad de una nueva existencia.

Al ser arrojado del paraíso, el hombre y la mujer van a tener que sufrir y vivir de su propio esfuerzo, ¡cierto! La tensión en la confrontación con lo diferente en el proceso de maduración es constante. El reconocimiento y la aceptación de aspectos en uno mismo, conlleva sufrimiento.

Tau Tau

Tau Tau son un tipo de muñeco de madera o bambú, «tau» significa «hombre» y «tau tau» significa «hombres» o «estatua».

Tau Tau en cueva

A principios de 1900, con la llegada de los misioneros cristianos holandeses en Toraja, la producción de tau tau fue decayendo. En el 1985 el sínodo de la Iglesia Toraja en Palopo debatió si los protestantes Toraja podrían tener tau tau en sus funerales.

En 1980, las efigies de madera se convirtieron en un blanco para los ladrones de tumbas. Tau tau se pueden encontrar en Yakarta, Europa y América. En respuesta a este saqueo, los Torajans escondieron sus tau tau en diversos lugares no revelados. También instalaron vallas metálicas que rodean sus tumbas rupestres para proteger los.

Tau Tau de los ricos se hacen de la madera del árbol de jaca. Los menos ricos generalmente tienen su tau tau hechas de bambú, que se desnudaban al final del funeral, dejando sólo el bambú.

El tau tau representa al cuerpo del difunto, con el tiempo se ha ido complejizando hasta ser casi “reproducciones fotográficas”, pero no sólo del cuerpo, ya que están “animadas” de la esencia del difunto. Tradicionalmente se las hacía con un brazo en posición de dar y otro en posición de recibir. Con los ojos bien marcados, abiertos y a veces resaltando los dientes. Su función era proteger el cadáver de los difuntos y reforzar la idea de la reciprocidad de dar-recibir entre los difuntos y los vivos.

Tau Tau anciana

El Tau Tau es un doble del difunto. Como doble no puede ser independiente de la otra parte con la que forma un uno: el cuerpo físico en el nicho o sarcófago. El Tau es una creación de los vivos, “animada” por la proyección de los vivos, que representa la parte del difunto que media entre su alma en el Puya y los vivos. El cuerpo físico es el «cuerpo yang» mientras que el Tau tau es el «cuerpo yin». Esa animación del Tau porta la función de cuidar que el difunto tiene que ejercer desde el Puya, función que es continuamente recordada por los cuidados que los vivos siguen haciendo al cuerpo físico, y al Tau.

Una animación estática que contrasta con la que se recoge en un sueño que Jung tuvo y que relata en su libro “Recuerdos, sueños, pensamientos” . Pág. 206

Estaba en un lugar que me recordaba los Alyscamps junto a Arles. Allí se encuentra una avenida de sarcófagos que se remontan hasta la época de los merovingios. En el sueño, salía yo de la ciudad y veía ante mí una avenida parecida, con una larga hilera de tumbas. Se trataba de pedestales cubiertos de losas, sobre los cuales estaban los muertos de cuerpo presente. Yacían vistiendo antiguos sepulcrales los caballeros en sus armaduras, pero con la diferencia de que los muertos de mi sueño no estaban esculpidos en piedra, sino momificados de un modo extraño.

Me detuve ante la primera tumba y observé al muerto. Era un hombre de los años treinta del siglo XIX. Con interés contemplé sus vestiduras. De repente se movió y volvió a la vida. Separó sus manos y supe que ello sucedía, sólo porque yo lo estaba mirando. Con una sensación desagradable proseguí mi camino y llegué ante otro muerto que pertenecía al siglo XVIII. Sucedió lo mismo: cuando lo miré, volvió a la vida y movió las manos. Así fui recorriendo toda la hilera hasta que llegué, por así decirlo, al siglo XII, a un cruzado en cota de mallas, que también yacía con las manos juntas. Su semblante parecía tallado en madera. Le contemplé largamente, convencido de que estaba realmente muerto. Pero de pronto vi que un dedo de la mano izquierda comenzaba lentamente a moverse.

Este sueño y la auténtica vivencia del inconsciente llevaron a Jung a la opinión de que los restos no son, formas muertas, sino que forman parte de la psiquis viva como arquetipos. La actitud del sujeto que los mira, con interés y también con cierto temor, es lo que hace que la información que portan se vivifique. Comprender e integrar el sentido de esta manifestación viva, sirve a la evolución del sujeto, hacia su individuación.

Información recopilada e Hipótesis

A) Datos importantes extraídos de la revisión de las costumbres y rituales funerarios.

Los muertos que han sido inscritos en la cultura pasan por dos períodos diferenciados. En el primero se quedan en el espacio familiar, participan de la vida familiar, “están dormidos” o enfermos “tiene dolor de cabeza”. Al cabo de un tiempo, cuando reúnen lo necesario para celebrar el funeral, la familia comienza el rito funerario, que culmina cuando se ubica al muerto en un espacio donde se queda solo con un doble Tau Tau quién vigila y cuida a la vez que su posición de las manos señala la reciprocidad de dar y de recibir. Este es el segundo período. El alma del difunto ya parte hacia el Puya acompañada y dirigida por los psicopompos de los animales sacrificados en su funeral, especialmente búfalos, pero también cerdos y pollos. Estos psicopompos han sido sacrificados con rituales donde su sufrimiento, antes de la muerte, no se mitiga o incluso se acrecienta. El dolor que los vivos no manifiestan parece recogerlo estos animales. Los lugares donde reposan los cadáveres están elevados, y, siempre fuera del contacto con la tierra, si es posible se excavan nichos en las rocas y en cada uno de ellos se depositan los cadáveres, a medida que van muriendo, de un clan familiar. El tratamiento ritual del muerto está ligado a su casta, con muchas diferencias entre la Tanagulan o superior y la Tanakarunun.o inferior. En el segundo período se produce otro ritual, Ma’nene, con cierta periodicidad, se sacan los cadáveres, se restituye lo deteriorado, de su ropa, atuendos, sarcófago, y del Tau Tau. La separación del muerto de la vida es progresiva pero nunca se pierde la conexión marcada por una intención del cuidado. Inicialmente cuidado de los vivos al muerto, después con más reciprocidad.

Cuando los cuerpos, sarcófagos, Tau Tau, ya se han deteriorado quedan solo los huesos de los difuntos, que pasan al colectivo.

Los infantes muertos antes de tener dientas, inocentes, no son inscritos en la cultura y son devueltos a la naturaleza de donde proceden, colocándolos en nichos excavados en la madera de un árbol madre, para que sean alimentados por esta (savia blanca o leche), y, a su vez, el cuerpo material del cadáver alimenta al árbol. Puede llegarse a fundir tanto que el árbol produce madera que acaba cerrando el nicho quedando una cicatriz. En este caso tampoco hay un contacto directo con la tierra, se les ubica en el árbol-eje del mundo. Al cabo de un tiempo cada árbol aloja varios nichos

B) Datos importantes extraídos de la revisión de los mitos, creencias…

La luz surge tras un matrimonio entre lo masculino (cielo) y lo femenino (tierra), que ha supuesto un período de oscuridad. Hecha la luz Puang Matua crea el primer ser humano que baja a la tierra por una escalera de piedra que es destruida por los dioses.

Los rituales reproducen los mitos para que los muertos, tras un proceso de viaje llegan a transformarse en semidioses y desde el Puya cuidan, atienden y bendicen a los vivos.

La inscripción en la cultura está relacionada con el período de posibilidad del lactante de agredir y perder la inocencia, siendo culpables, ligada a la dentición. Esto es un hecho distintivo en esta etnia.

El doble Tau Tau es el mediador simbólico entre el difunto y los vivos. Está animado con una función estática atrapado en ella sin poder dinamizar la relación difunto-vivos. Aunque el Tau Tau represente a un difunto no es un símbolo de individuación del sujeto, sino del colectivo del que forma parte en una “participación mistica”.

Este conjunto de informaciones recopiladas permiten lanzar la siguiente hipótesis.

Los Torajans necesitan que sus muertos pasen por un proceso de beatificación antes de llegar al cielo Puya, y sean semidioses que les cuiden desde allí. Los rituales tras la muerte se hacen para esa finalidad. Realmente nunca mueren, sólo cambian a otro mundo mediante un proceso alquímico en el que el propio cuerpo es vasum hermeticum de los procesos de transmutación del alma del muerto, que culmina en un ser iluminado y bueno, del que se hace una representación simbólica el Tau que es un doble en la tierra con el que se hacen ritos periódicos que recuerdan la función de cuidador.

Argumentación.

Los vivos iluminan a los muertos que están en la oscuridad tras la muerte confusos o dormidos, enseñándoles su función: la de ser semidioses cuidadores. Lo iluminan enseñando a cuidar. Lo cuidan de un modo exquisito aunque sean despojos humanos que podrían provocar rechazo, asco… Cuidan sacrificándose, dedicando tiempo, trabajo y dinero que no emplean para otras cosas. Los vivos acaban creando un ser a la imagen y semejanza de sus deseos y necesidades y lo envían al Puya con los psicopompos. Con los rituales controlan que el alma del difunto no se pierda, sea objeto de caer del lado de los demonios y se vuelva contra los vivos. Como el proceso se hace con quien haya podido perder la inocencia, ser malo, por tener dientes, la finalidad de la iluminación es, también, depurar las imperfecciones o pecados de los muertos. Los controlan de modo que les hacen pasar por un purgatorio en la tierra. Reproducen el mito del matrimonio entre el cielo y la tierra. En la muerte se hace la oscuridad, la confusión, vivos y alma del muerto se relacionan un tiempo, hasta que el muerto sea un ser iluminado (sabe su función, y está depurado, y, por lo tanto bueno) y vuelva al Puya con los psicopompos (los dioses destruyeron la escalera). Hay un cuidado exquisito en bloquear o vencer al mal.

¿Esto es exclusivo de los Tana Toraja?
Estudios comparativos

Para comprender las diferencias con otras culturas es interesante repasar otras etnias de las que tenemos experiencia directa más o menos extensa, muchas también animistas y alejadas como la mapuche araucana, la japonesa, la yanomami o la euskaldun, y otras nada animistas y recopilar, también, otras informaciones aportadas por antropólogos de etnias de las que no tenemos experiencia directa.

Mapuches

El muerto mapuche era enterrado con todas sus pertenencias para que en la otra vida pudiera disfrutar de ellas. Incluso cuando un mapuche muere y tiene alguna parte del cuerpo mutilada, se entierran éstas junto al muerto para que éste tenga todo lo suyo en el mundo paralelo. El alma fluye y va al más allá, pero no está claro que llegue.

Si el difunto no hubiese cumplido en vida con el ritual del kopawün, no ingresa en el país de los difuntos, sino que permanece en el mundo de los vivientes, vagando por las noches, en eterno sufrimiento. Para el término «ataúd», los mapuches utilizan la palabra wampu «canoa». Esto es un indicio de que la muerte conlleva un viaje a través del agua: a una isla, a un sitio allende los mares o, incluso, a través de un río. Pero los hay quienes van arriba, epeu, las rocas.

En los mapuches se habla de «aparecidos»: los alwe, almas que tendrían que haber viajado al otro mundo, pero son rechazados por diferentes motivos, y vuelven al mundo de los vivos en busca de algo que les falta y, así, poder entrar de una forma plena en el mundo de los muertos. El alwe no es eterno: se dice que se disuelve al desaparecer totalmente el cadáver. Son, por tanto, almas errantes, nocturnas y diferentes al resto de los vivos por una serie de rasgos específicos.

El primero de todos, y que más llama la atención, es la apariencia extraña del aparecido y su comportamiento raro, percibidos por la gente que ya lo conocía. Además se creía que los alwe se aparecían a los vivos para inferirles algún mal. Los alwe regresan al mundo de los vivos y una de las primeras cosas que hacen es alimentarse. Llegan con hambre y algunos comen de una olla, aunque al final la comida está intacta.

Otro rasgo específico de los alwe es la dificultad que tienen con el lenguaje. A la hora de hablar, se comen palabras o hablan de un modo extraño e inhabitual para la gente que lo conoce. Asociado al lenguaje está la mentira. Al aparecerse, mienten y dicen que están vivos, cuando se les cree muertos; por eso las personas vivas los rechazan y temen. Pero también los muertos sienten a los vivos diferentes.

Para los mapuches, los vivos pueden entrar también pero estar poco tiempo en el mundo de los muertos, ya que adelgazan mucho y se sienten enfermos. Son sus amados muertos, que al verlos en mal estado, les aconsejan que abandonen el mundo en el que han entrado y se dirijan al mundo que les corresponde. Esta petición es acatada por los amantes que regresan al mundo terrenal para morir y, de esta manera, volver a reencontrarse de nuevo con el ser querido de una forma plena, como uno más de ellos. Por otro lado, el haber comido en el Más Allá facilita el regreso: comer de su comida es ligarse a ellos, del mismo modo que, en el mito griego, Perséfone quedó vinculada al Hades por comer unas semillas de granada. Para los mapuches, algunos muertos visitan a los vivos a través de sueños. Además, a través de éstos, algunos guías espirituales explicaban ese otro mundo desconocido.

Euskadi

Muchas costumbres del País Vasco obedecen a la arraigada convicción de que los recién fallecidos atraviesan una situación transitoria antes de entrar en el otro mundo. Se cree que el alma posee propiedades físicas que se pueden expresar en términos terrestres. Antes era muy común que un grupo doméstico abriese una ventana o moviese una teja del techo en el momento de la muerte para que el alma pudiese salir. Tal costumbre ha caído en desuso, pero son muchos los que aún creen que el alma puede andar por la casa o por el barrio antes de su marcha definitiva.

William A. Douglass, publicó en 1973 «Muerte en Murélaga. El contexto de la muerte en el País Vasco», Barral, Barcelona. Un estudio antropológico que recoge los ritos funerarios y el entramado de relaciones que se crea en torno a la muerte en un barrio de Aulestia (Bizkaia), y que ejemplifica el contexto de la muerte en los vascos. Para realizar esta tesis, Douglass convivió con los vecinos del pueblo entre enero y agosto de 1965, y desde entonces ha vuelto en varias ocasiones. La editorial Alberdania lo reeditó en 2003. Julio Caro Baroja en «Las formas complejas de la vida religiosa (siglos XVI-XVII), densa investigación que, basada en una exhaustiva base documental analiza la religiosidad entendida como «la facultad de practicar una religión, dentro de las limitaciones individuales y sociales que le son impuestas a todo hombre configurando un panorama complejo, heterogéneo y en absoluto monolítico de los comportamientos religiosos. La idea de Dios, la concepción e interiorización de la idea del diablo, la interacción de los elementos paganos, el anticlericalismo y los disidentes religiosos, la muerte…

Las ofrendas de pan (ogigunde) y velas (argizaiola: una talla de madera, habitualmente con aspecto antropomorfo, que incluye una vela enrollada. Habitualmente labrada sobre madera de haya o roble tiene talladas diferentes representaciones y figuras), tan extendidas por todo el País Vasco, se ofrendaban a fin de que el difunto tuviese alimentos para comer y luz para alumbrar su camino hacia el otro mundo. Este deseo de asegurar al difunto sus necesidades materiales se transluce, en parte, en el gran aprecio reservado a las abejas del caserío. En muchos sitios del País Vasco se comunica a las abejas la muerte ocurrida en el grupo doméstico. Si no se les avisa, morirán y no habrá, por lo tanto, cera para hacer las velas. Si muere etxekojauna, el aviso a las abejas se hace de un modo ritual. Un miembro de etxekoak roza suavemente cada colmena murmurando:

Erletxuak, erletxuak,

egizute argizaria.

Nagusia it da, ta

bear da elizan argia.

(Abejitas, abejitas,

haced cera,

el amo ha muerto,

y en la iglesia se necesita luz).

Hay historias de fantasmas en que un muerto se aparece a alguien en la aldea. Los cuentos de aparecidos son ahora menos frecuentes que a principios de siglo, en parte porque las autoridades religiosas se oponen resueltamente a tales creencias

. En realidad, la Iglesia admite la posibilidad de apariciones y de visitas procedentes del reino de los muertos. Ahora bien, estima que tales casos son rarísimos y obedecen a una finalidad excepcional, hasta el punto de que la capacidad real de una persona para ver una aparición constituye un elemento capital para su canonización. Aunque la teología católica insiste en que los vivos son los únicos que pueden y deben ejercer la relación con las ánimas del purgatorio, los aldeanos de Murélaga creen que lo contrario es también posible.

Estos cuentos revelan la vigente relación entre los vivos y los muertos y en la que éstos necesitan la ayuda de aquéllos. Las apariciones de muertos revisten un formato parecido al siguiente:

Mientras va caminando solo, un aldeano se encuentra con alguien que ha muerto hace poco. Reconoce al aparecido, porque en vida de éste mediaba entre ellos una determinada relación (por ejemplo, un vecino, un pariente, una persona con la que se mantenía tratos económicos o personales). Empiezan a hablar. El difunto le explica que está sufriendo en el purgatorio por algo malo que cometió en vida. Le pide o que mitigue su culpa (liquidando una deuda pendiente, pidiendo el perdón del perjudicado o cosas parecidas), o bien que encargue misas por su alma. Si el aldeano no lo hace, lo más probable es que tenga nuevas apariciones. Si cumple lo solicitado, las apariciones se terminan.

Cada caso puede variar en los detalles, pero lo que acabamos de indicar es como un modelo general. Las dos características más destacadas consisten, primero, en que los aparecidos son personas con las que mediaba una relación personal, es decir, no se trata de aparecidos anónimos, y segundo, en que se trata siempre de personas que todavía se encuentran en una fase transitoria o purgativa. Las almas que están en el cielo o en el infierno no se aparecen a los vivos. La aparición supone una relación entre los vivos y los muertos en aquel punto precisamente en que los vivos pueden prestar su ayuda. Aunque el énfasis fundamental de las diversas actividades rituales desempeñadas por los vivos se dirige a beneficiar o ayudar a los que se fueron, no es menos cierto que los caseros creen que los muertos pueden favorecer a los vivos. Esta actitud se refleja en el hecho de que la mayoría de las ofrendas de iruurrune encargadas en la aldea se originan por una crisis o por una «intención especial» que afecta a la vida del oferente. La ofrenda es un medio irrebatible para convencer al fallecido a fin de que se ponga a favor de uno. En este contexto, por «los muertos» se entiende las almas que se encuentran en el cielo y que, por lo tanto, se hallan en situación de servir como intermediarios entre los vivos y la divinidad. Así, por ejemplo, algunos aldeanos creen que los que están en el cielo pueden servir como intercesores de los vivos.

Existía la costumbre de enterrar a los muertos en el espacio familiar del caserío. Eran las mujeres las encargadas del rito. Se hacía por fuera de la pared de la casa entre el muro y la vertical del alero del tejado, quedaban así algo protegidos de la lluvia.

Obon, la celebración de difuntos en Japón

A mediados de julio o de agosto (dependiendo de la zona de Japón y del calendario utilizado), se celebran 3 días de recordatorio a las almas de los difuntos. Es un buen momento para la interacción social. Se realizan celebraciones festivas, bailes, desfiles y encuentros en los que abunda la alegría, la música y los buenos deseos y en las que se come sandía.

Hay tres celebraciones principales:

Tōrō nagashi en la que se lanzan farolillos de papel a las aguas de un río para quien guía a los espíritus de los muertos hacia su camino al otro mundo. Se realiza la primera noche del Obon.)
Bon Odori celebración al aire libre en la que suenan tambores ceremoniales y la gente se reúne a cantar, bailar y comer en honor a los difuntos. «La música debe ser alegre para dar la bienvenida a las almas de los ancestros y la gente debe mantener un humor alegre.»
Gozan no Okuribi es la última noche del Obon cuando los difuntos que han visitado, vuelven a su retiro en el otro mundo. En Kioto es especialmente bonita cuando grandes fogatas que dibujan enormes caracteres japoneses, iluminan las colinas cercanas.
Costumbres relacionadas con la muerte:

  • El número cuatro se pronuncia «shi» exactamente igual que la palabra muerte por lo que suele obviarse el 4 en todas sus formas..
  • En Japón encontramos el 90% de los funerales que se realizan son budistas. El sintoísmo no ofrece rituales funerarios el budismo sí. La gente suele participar de más de una religión.
  • La organización del funeral y el contacto con el templo generalmente es responsabilidad del hijo mayor. El cuerpo del fallecido se coloca en el ataúd vestido y siempre con la cabeza hacia el norte o hacia el oeste en el caso que sea budista.
  • En el ataúd se incluye algún objeto personal que se pueda quemar, sandalias, y seis monedas. Estos objetos «le ayudarán» en el cruce del Río de Tres Cruces, río imaginario que, en la tradición budista, debían cruzar las almas de los fallecidos el séptimo día posterior a su muerte. Según su fe, las almas de los difuntos deben atravesar el río en uno de tres lugares con distintas profundidades de acuerdo con las malas causas cometidas en esta existencia. Aquellos que realizaron más acciones negativas, deben cruzar por la parte más profunda.
  • Tanto la yukata en hombres como el kimono en mujeres, se cruza distinto cuando estamos vivos o muertos. En las ocasiones en que se viste el cadáver con un kimono, se cruza de derecha a izquierda. Mientras que en otros tiempos se usaban ropas blancas para los funerales, hoy en día los asistentes a un funeral en Japón visten de negro. Los hombres usan un traje negro con una camisa blanca y un lazo negro, y las mujeres usan vestido o kimono negro.
  • Los asistentes al velatorio llevan dinero de condolencia en un sobre especial decorado en negro y plata que dejan en la entrada del velatorio.
  • Mientras los familiares ofrecen cada uno incienso tres veces en la urna delante de la persona fallecida, los invitados lo hacen en otro lugar detrás de los asientos de los familiares. Los asistentes reciben a la salida del velatorio un presente que guarda relación con el monto de dinero de condolencia entregado.
  • Los familiares suelen velar el cuerpo del difunto durante la noche.
  • Durante todo el velatorio, el sacerdote budista recita el surta.
  • Al día siguiente del velatorio se realiza el funeral, en el que el difunto recibe un nuevo nombre para así impedir el regreso de los muertos, si se le llama por su verdadero nombre. La longitud del nombre depende de la esperanza de vida de la persona, aunque lo más común es que dependa de la cantidad de dinero donado por los familiares al templo. Antes de cerrar el ataúd los asistentes colocan ofrendas y flores sobre el cuerpo.
  • Los cuerpos se creman.
  • ¿Por qué se considera inadecuado pasarse comida unos a otros en la mesa utilizando palillos? La razón debemos buscarla en el momento siguiente a la cremación. Al finalizar la incineración de los restos de una persona, los familiares se reúnen alrededor de sus huesos para escoger los que se llevarán para honrarlos. Unos y otros participan del momento y se van pasando los huesos del difunto utilizando grandes palillos.
  • Se guardan los huesos del difunto en estricto orden (comienzan a recogerlos por los pies) porque creen que si algún día el espíritu del fallecido necesitara recuperar su cuerpo tendría sus restos celosamente ordenados.
  • Una tradicional tumba japonesa se llama haka: una lápida de piedra, con un lugar para las flores, incienso y agua y una cámara debajo para la urna con las cenizas. Los nombres se graban en la lápida. Una curiosidad: si el fallecido está casado, se graba también el nombre de su cónyuge y se pintan os caracteres en rojo. Una vez que el cónyuge también fallezca, sus cenizas se agregan a la tumba y se borra la tinta roja.
  • Una imagen del fallecido se coloca cerca del altar de la familia en el hogar de los familiares.
Yanomamis

Los yanomami ingieren las cenizas de los huesos calcinados de sus muertos, el último residuo material del sujeto. La práctica del endocanibalismo tiene lugar durante el rehao, como vimos en nuestro viaje. Con la ingesta de las cenizas mezcladas con el carato (jugo de plátano), ingieren parte del «principio vital” presente aún del individuo (pei ke mi amo).

Acabadas las cenizas ya no queda nada del muerto. Y su noreshi ya está en Hedu. Aunque las cenizas de un hueso pueden ser un aporte mineral de fósforo y calcio que el organismo incorpora al metabolismo, la ceremonia no tiene ninguna función alimentaria. El polvo es bastante limpio, pero si la cremación no ha sido buena puede haber restos carbonosos que dan a la ceniza un aspecto grisáceo que no sería muy saludable. El hueso simboliza la sustancia atemporal, el núcleo de la esencia.

El endocanibalismo, “transmite la esencia vital del que acaba de morir, de tal modo que esa esencia no se pierda de la reserva general accesible a la sociedad” “consumiendo las cenizas de los muertos, la sociedad se perpetúa”. Por lo tanto tiene una función colectiva. No solo por la ingesta sino porque los chamanes teatralizan aspectos esenciales de la vida del sujeto. La información pasa al inconsciente colectivo. Si el fallecido es un hombre asesinado a manos de sus enemigos, sólo las mujeres ingerirán las cenizas provenientes de la cremación y esto ocurrirá en la víspera de un ataque de venganza (que puede demorarse varios meses). En el caso de que el fallecido sea un niño, las cenizas serán ingeridas únicamente por sus padres. También tiene una función sobre el duelo psicológico de las personas cercanas al muerto

¡Ninguno de los que consuman las cenizas del difunto comerá carne ese día!

Ritual Jhator, que en tibetano significa “dar limosna a los pájaros”

Situado en un valle a unos 150 km al este de Lhasa, en el distrito de Drigung, en el Tibet, fue fundado en 1179 un monasterio por el fundador de esta ancestral tradición fúnebre, Drigung Kyobpa.

La mayoría de los tibetanos adheridos al budismo enseñan que en la reencarnación no hay ninguna necesidad de preservar el cuerpo, ya que navegará por la senda de los cielos como un “barco vacío”.

Este ritual que en la práctica se conoce como Jhator, que en tibetano significa “dar limosna a los pájaros”. En la ceremonia es descuartizado el cadáver en trozos pequeños para, posteriormente, ser ofrecidos a los buitres. Muchas veces lo hacen monjes dedicados, pero también puede hacerlo un familiar cercano al muerto.

El lamaísmo ha integrado la práctica de la religión Bön como parte del legado del budismo del Tíbet creando una especie de sincretismo religioso. El Bön es una antigua tradición chamánica y animista tibetana anterior a la llegada del budismo.

El «Libro Tibetano de los Muertos» se escribe en el contexto de ese sincretismo. Nos enfrenta con la posibilidad de que la muerte no sea solamente un momento trágico sino una oportunidad. Su título original «Bardo Thodol» quiere decir «la Gran Liberación por la Audición en el Estado Intermedio». Pertenece a la tradición budista «Nyingma». Da una descripción de la experiencia de morir, pasar por un estado intermedio y renacer. El propósito del texto es darnos instrucciones para aprovechar espiritualmente del momento de la muerte y/o ayudar una persona moribunda. Sin embargo las enseñanzas del libro tienen relevancia para toda la vida y no solo para nuestros últimos momentos.

Tahuantinsuyu inca

Inti Raymi (en quechua ‘fiesta del sol’), antiguamente llamada Wawa Inti Raymi (fiesta del sol niño), era una ceremonia incaica y andina celebrada en honor de Inti (el padre sol), que se realizaba cada solsticio de invierno (24 de junio, en el hemisferio sur). Actualmente se sigue celebrando y es un reclamo turístico para Cusco. En el 2009 vi una procesión de momias incas que se llevaban para estar presentes en el Inti Raymi.

Para los Incas la muerte era sencillamente el pasaje de esta a la otra vida. Existía la certeza de que los descendientes del ayllu cuidarían del cadáver (momificado o simplemente disecado), llevándole comida, bebidas y ropajes durante los años futuros. No tenían la idea de un paraíso terrenal, ni del infierno, y menos aún de un purgatorio. No creían en la resurrección de los muertos. El Camaquen (fuerza vital) sólo desaparecía cuando el cadáver se quemaba o desintegraba. La palabra quechua camaquen, mal traducida por los doctrineros católicos como «alma», componente muy importante de la cosmovisión andina, no sólo la poseía el hombre, sino también las momias de los antepasados, los animales y ciertos objetos inanimados como los cerros, los lagos o las piedras. Esta fuerza vital o primordial, anima a toda la creación, en el ámbito andino lo sagrado envolvía al mundo y le comunicaba una dimensión y profundidad muy particular. Todas aquellas cosas y lugares considerados sagrados y merecedores de reverencia y respeto se los conocía con el termino Huaca, y las momias de los grandes señores lo eran en grado sumo. Estas creencias obligaban a mantener intacto el cuerpo de los muertos y para ello se pusieron en práctica diferentes métodos de «momificación», que variaban según la dignidad de los difuntos. Una vez acondicionado, el cadáver era trasladado a su machay (cueva), para ser colocado junto con los demás difuntos de su familia (ayllu). Era, pues, una preocupación constante el que sus cadáveres no desaparecieran, porque su conservación significaba seguir «viviendo». El difunto era tratado como si siguiera con vida, razón por la cual, amén de su poder político (que no perdía), se le adosaba un incremento del «poder mágico» que lo convertía en una Huaca más del mundo andino. Se creía que el orden universal dependía del poder de esas momias. Las momias imperiales eran también consultadas en momentos específicos, por sacerdotes especialistas; una vez muerto, el cuerpo del inca se transformaba en un prestigioso oráculo. Además, participaban en las grandes fiestas que se organizaban en la plaza central del Cusco; se las sacaba en procesión por los campos, cuando las sequías amenazaban las cosechas y marchaban al frente de los ejércitos, cuando el Estado ordenaba la anexión de nueva mano de obra y tierras. La vida social de las momias tampoco terminaba. Continuaban participando en reuniones familiares, en las que se juntaban con sus otros antepasados muertos, compartiendo bebidas, comidas y fiestas; siendo los miembros de las panacas respectivas los encargados de trasladarlas de un lugar a otro.

La exhibición de tres momias pertenecientes a niños indígenas sacrificados durante el imperio Inca, en un museo de Argentina, causó polémica y problemática con las comunidades indígenas herederas de los Incas que exigieron al museo que les devolvieran los cuerpos de los niños para honrarlos según sus tradiciones y proclamándose en contra de la exhumación de los cadáveres, también científicamente podría ser que la luz artificial en la exposición afecte la preservación de las momias. Entre las comunidades en desacuerdo estaban los Diaguitas Calchaquíes, los Wichis y los Lules.

Egipto

Los antiguos egipcios pensaban que toda persona estaba compuesta por varias partes y en el momento de la muerte se separaban. Estas partes son el cuerpo físico, el Ka que es justamente el doble espiritual de la persona y la última es la personalidad del difunto a la cual se le llamaba Ba. Cuando el cuerpo moría estas tres partes se separaban pero el Ka y el Ba seguían dependiendo del cuerpo. Cuando el Ka y el Ba reconocían a la momia del difunto, se volvían a unir y se manifestaba el Akh, el ser de vida eterna.

La conservación del cuerpo del difunto era indispensable para que el Akh pudiese existir y si el Ba y Ka no encontraban al cuerpo del muerto en buen estado para poder reconocerlo y unirse, simplemente la vida eterna no era posible y el difunto no pasaría al otro mundo.

Para conservar los cuerpos en buen estado, utilizaron un procedimiento llamado momificación, que demandaba aproximadamente 70 días, y que había sido aprendido por la observación de los primeros entierros, realizado bajo las arenas del desierto, que habían consumido la humedad del cuerpo y evitado su putrefacción.

Los Aghori

Secta hindú, que vimos en Nepal, recubren su cuerpo con cenizas de muertos y excrementos propios que llevan dentro de un cráneo humano, y con eso piden limosna amenazando a la gente con ponerla perdida si no les dan algo. Pueden comer carne cruda de cadáveres que aparecen flotando en el río Ganges, o carne quemada procedente de alguna cremación. Creen que el canibalismo les confiere poderes sobrenaturales, así como beneficios físicos tales como evitar el envejecimiento. Para ellos, un cadáver no es más que materia natural que carece de la fuerza vital que alguna vez tuvieron. Con el consumo de carne humana prueban que nada es profano, y que la materia muerta simplemente pasa de un estado a otro.

Benín

Cuando se muere una persona en la cultura animista de los Yoruba y los Fon, se hace una consulta para saber de qué ha muerto. Eso lo hace un maestro BABALAWO del arte adivinatorio IFA. Consulta al espíritu del muerto y, en general, a los espíritus. Luego se deja el cadáver en un lugar secreto donde sólo van los iniciados. El tambor ritual sagrado del pueblo informa a todo el pueblo. Después hay una reunión para decidir cuando y donde se entierra el cuerpo. La familia decide de todo. Las ceremonias pueden durar 41 días. En casos de muertes violentas se suele enterrar el cuerpo en casa porque se supone que aún muerto sigue necesitando el apoyo de su gente y viceversa. Después de 5 años hay una ceremonia para apaciguar el espíritu del muerto. Los IFA se usan para consultar muchas actividades de la vida, nos los hicieron varias veces, por ejemplo para consultar si podíamos entrar o no en un bosque sagrado para ellos.

En Trunyan, Bali

La única forma de llegar a la aldea, es en barco. Dejan los cadáveres de sus seres queridos en unas jaulas de bambú, para que la putrefacción haga su laborioso cometido. Los cadáveres no producen malos olores, según cuentan debido a las fragancias perfumadas que desprende el cercano y milenario árbol de Banyan.

Cuando todos los procesos de putrefacción se han consumado, la colección de cráneos y huesos es colocada por todo el cementerio sagrado, dando a entender al visitante que aquí han residido los grandes descendientes balineses.

Información recogida de recopilaciones por antropólogos

Los Ngonde o Nkonde de Tanzania Malawi

Tienen “amigos funerarios” a los que se les asigna la tarea de insultar y exasperar constantemente a los muertos y deudos, los cuales no pueden mostrarse ofendidos. Tradicionalmente se les llama “compañeros de bromas”. De este modo, se mantiene la muerte y el dolor a la distancia social apropiada. La locura y la pantomima, el lanzamiento de excrementos e insultos, los intentos de copular con la propia abuela o con el muerto, el comercio carnal puro y duro, la glotonería y la ebriedad, todos están bien documentados como parte de las disposiciones funerarias regulares y obligadas. Los insultos de broma son, de rigor, de doble filo, entre agresión y el consuelo. Emplean la anomalía, lo repugnante, el insulto, y la ambigüedad para definir la naturaleza de un acontecimiento peligroso y marginal, la propia muerte. De ese modo se mantiene la muerte y el dolor a una distancia social apropiada.

Los Sakalava, malgaches en Madagascar

Practican el culto a sus ancestros muertos o “razana“. A los razana se les honra, se les venera y se les respeta porque influyen en el devenir de los acontecimientos de nuestra vida. Los sakalava son la raza más “africana” de Madagascar. Ciertos baobabs de gran tamaño también se consideran sagrados y capaces de modificar la relación con los razana. Determinadas combinaciones de actividades cotidianas tienen una carga tremenda de “mal fario” o “tabú” que se denomina “fady“. No respetar el fady puede estar castigado no sólo con el enfado de los razana, sino con castigos físicos extraordinarios como que te crezcan los dientes sin parar. La muerte, desde cierta óptica, es el momento más importante de la existencia, pues se pasa a formar parte de los razana. Las tumbas y monumentos funerarios adquieren una dimensión especial al constituir no sólo un punto de recuerdo de los familiares, sino también un lugar de encuentro con los razana, donde se llega a acudir físicamente en busca de contacto, para pedir ayuda o consejo. Las tumbas de los sakalava son algunas de las más famosas porque tradicionalmente estaban ornamentadas con unas tallas de madera de contenido erótico, que por desgracia han sido intensamente expoliadas por coleccionistas sin escrúpulos. En la actualidad el paradero de las tumbas que quedan se guarda en estricto secreto. A menudo estas tallas representan figuras humanas realizando actos sexuales que son fady en la vida cotidiana.

Talla tumba sakalava

Talla expuesta en la reserva Kirindy

La etnia Merina, de origen asiático, en Madagascar

Los Merina celebran un doble enterramiento. Cuando un familiar muere, se le entierra en una ceremonia de duelo triste que no nos resultaría demasiado extraña. Los cuerpos se envuelven en sudarios y se les coloca en unas tumbas o criptas. Sin embargo, cada 4-7 años, se celebra una exhumación o “famadihana” (literalmente “vuelta de los huesos”). El famadihana, que tiene siempre lugar en la estación seca, es una celebración familiar importantísima y siempre de carácter festivo que va acompañada de la ingesta de muy generosas cantidades de alcohol, música y bailes. Básicamente los celebrantes van en procesión cantando y bailando hasta la cripta donde están enterrados los cuerpos. Se les saca de allí, se les envuelve en un sudario nuevo y blanco y literalmente se les saca en procesión a hombros para que participen del festejo que puede durar varios días. Durante esta parte de la celebración, los vivos hablan con ellos directamente, es como un reencuentro con la persona cuya pérdida fue tan dolorosa unos años antes. Se les cuenta cuáles han sido las novedades en la familia y los cotilleos vecinales, se baila con ellos y se celebra que formalmente pasan a formar parte de los razana familiares. Los fragmentos de los sudarios son muy apreciados por los malgaches ya que se les supone unos potentes talismanes de la fertilidad. Las mujeres que quieren quedarse embarazadas toman trozos de sudario para colocarlos en sus almohadas. Acabada la celebración, se retornan los cuerpos a sus tumbas hasta el siguiente famadihana. Los participantes no deben mostrar tristeza en ningún momento del proceso. Mientras el cuerpo aún está sobre la tierra, realizan combates entre hombres y toros, beben hasta quedar inconscientes y se cubren el rostro con las telas empleadas como mortajas para entregarse ciegamente a actos sexuales orgiásticos e incestuosos.

Celebración de famadihana

Los merina “exportaron” el famadihana a etnias como los betsileo o los bara. Cada una le otorga matices propios. Los betsileo colocan sus criptas (cerradas con piedras) en lugares naturales con algún tipo de significado especial, y también suelen estar decoradas con osamentas de cebú.

Roma

En la antigua Roma se enterraba a los difuntos al atardecer, guiados por un propósito muy concreto: despistar al muerto. Llevaban antorchas, y cuando llegaban al cementerio ya había anochecido del todo. Asociaban el fuego con la muerte: de hecho, la palabra“funeral” viene de la voz latina “funus”, que significa “tea encendida”.

Los ataúdes colgantes de los bos

También para despistar a los muertos, a veces los ataúdes se encuentran en lugares inhóspitos. Los ataúdes colgantes de los bos, una de las 56 minorías nacionales de la antigua China, son un conjunto de sepulcros que penden de los precipicios, y que por su extraña y majestuosa naturaleza han sido incluidos entre las reliquias culturales de China. Hay 265 sepulcros de este tipo y se encuentran entre diez y 50 metros de altura. El más alto está a 100 m. En cuanto a su historia, no se sabe cuándo se inició, pero sí que concluyó durante la dinastía Ming.

Los ataúdes colgantes de los bos

Pueblo Dani de Papúa

En vez de llorar a sus muertos, las personas del pueblo Dani de Papúa (Indonesia) cortan parte de sus dedos, mayormente las mujeres. La lógica detrás de esta práctica (la cual ha tratado de ser prohibida por el gobierno) es representar físicamente el sufrimiento emocional que supone perder a un ser querido.

Los Toma

Son un grupo de habla mandé que vive en el condado superior de Lofa, en Liberia. Los loma que viven en la región administrativa de Macenta de Guinea son llamados también toma. Tienen costumbre de enterrar los muertos en la casa o en el porche para que el espíritu del muerto no deambule libremente por lugares desconocidos y su alma quede en el seno de la familia; de esta manera, los familiares piensan que el muerto sigue compartiendo el día a día con ellos, les protege, asesora e inclusive castiga.

Los Osage

Un ejemplo de inscripción progresiva en la cultura. M. Eliade relata: “Cuando nace un niño se llama a un hombre que ‘haya hablado con los dioses’. Al llegar a la casa de la parturienta recita ante el recién nacido la historia de la creación del Universo y de los animales terrestres. A partir de este momento el recién nacido puede ser amamantado; más tarde el niño desea beber agua, se llama de nuevo al mismo hombre o a otro, quien recita otra vez la Creación, completándola con la historia del origen del agua. Cuando el niño alcanza la edad de tomar alimentos sólidos, el hombre que ‘ha hablado con los dioses’, vuelve a recitar de nuevo la Creación, esta vez relatando también el origen de los cereales y otros alimentos”.

Verificación de la hipótesis a partir de las comparaciones

Se pueden destacar y extraer algunos rasgos de interés.

Muchos pueblos creen en un más allá en el que sus antecesores moran y desde donde cuidan a los vivos.

Muchos tienen prácticas funerarias relacionadas con la creencia anterior. Tanto en la muerte cercana como en la relación con el recuerdo y rituales de mantenimiento de las tumbas…

Muchos pueblos creen que, tras la muerte, el difunto está en un período de confusión, y que ese período tiene riesgos para el muerto que puede quedarse perdido, ser atrapado por el mal, y volverse peligroso para los vivos. Los vivos hacen lo que pueden para evitar esos riesgos, señalan el camino adecuado, le encienden argizaiolak, no pronuncian su nombre (Frazer en la Rana Dorada), y/o lo entierran con sus pertenencias para no convocarlo, lo protegen de la entrada de seres maléficos en el cuerpo recién muerto, lo creman, …

Pocos pueblos han momificado para tener con los cadáveres una relación temporal. Los Inca y Tana Toraja sí, pero con funciones opuestas. Para los Incas la momia tiene poder, es autónoma y da información. Cuando la momia se desintegra el difunto desaparece. Para los Tana Toraja a la momia hay que enseñarla. Los incas conectan de una manera natural con esa fuerza vital que todo lo crea y la cuidan hasta que por su propio proceso o ley de la naturaleza se transforma y se pierde, es decir, la dejan hacer, mientras que en los tana toraja existe un empeño del Yo, que fuerza y quiere dirigir el proceso natural.

Pocos pueblos desentierran sus muertos al cabo del tiempo. Lo hacen con funciones distintas incluso opuestas. La Etnia Merina los saca en su famadihana, y los muertos son usados para romper algunos tabúes que funcionan en la cotidianidad, o recoger alguna propiedad del otro mundo como la fertilidad… Los Toraja también los sacan en Ma’Nene pero no aprovechan ese hecho para permitirse algo distinto en lo cotidiano, siguen dándoles. No usan sus muertos.

Pocos pueblos entierran a sus muertos en el espacio familiar. La función principal de eso es que el muerto esté cerca y cuide y proteja. Los Toma le confieren al muerto un rol regulador incluso de castigar a los vivos que no estén centrados en su conducta. Los Toraja los tienen dentro de la casa conservados para evitar su putrefacción y enseñarles. No esperan de ellos que sean activos y regulen a los vivos.

Pocos pueblos aceptan el cese de la relación entre los vivos y los muertos. Los budistas tibetanos sí marcan una diferencia. Pueden dar el cadáver a los buitres, y acompañan a la conciencia del muerto para que continúe su camino en la rueda del samsara, reencarnándose en lo que le toque en función de su karma. La relación se pierde, el muerto no va a tener la función de cuidar a nadie, se ocupa de su evolución. Salvo que tome la decisión de ser bodhisattva.

Pocos pueblos tienen prácticas de canibalismo con sus muertos. Es un modo de terminar con los restos opuesto a la momificación u otras formas de conservación. En los Aghori existe un canibalismo real. En los yanomami un endocanibalismo simbólico. El de los Aghori no se practica con sujetos conocidos, no tiene ninguna relación con la función psicológica del duelo, como la tiene para los yanomami.

Desde el punto de vista de la psicología evolutiva el canibalismo es una función necesaria para la psique. Nuestra identidad la vamos construyendo articulando muchas cosas, entre ellas, las incorporaciones de aspectos de otros (madre, padre,…) que incorporamos en la psique y con las que nos identificamos, es un proceso de identificación introyectiva, un acto de comer y digerir para incorporar una cualidad. Desde el momento en que el lactante tiene dientes puede “agredir” los alimentos materiales, triturándolos, para incorporar sus nutrientes al organismo y poder crecer biológicamente. Sobre este modelo biológico se estructura el modo de funcionar del pensamiento. Conocer algo requiere el uso del pensamiento como herramienta que discierne, tritura, e incorpora. El impulso epistemofílico (apetencia de conocimiento), propuesto por Melanie Klein, es muy importante para todo el desarrollo mental, y empieza a constituirse mediante el desplazamiento del acto de morder a la formación se símbolos, y para que eso se realice de modo saludable, hay que asumir que mordiendo se destruye el objeto y que esa destrucción es necesaria para construir algo. Pero para poder asumirlo hay que elaborar tanto la culpa que se activa como la angustia por el temor a la pérdida y la retaliación. Del grado de éxito con que el sujeto atraviese esta fase, dependerá la medida en que pueda adquirir, luego, un mundo externo que corresponda a la realidad.

Cabe preguntarse si conservar al muerto momificado, sin “comerlo y digerirlo” puede obstaculizar el proceso psicológico del duelo cuya función es que el vivo recupere las proyecciones que se hicieron al muerto en el tiempo que existió una relación real entre ambos. Proceso de duelo que tiene varias tareas en etapas: aceptar la pérdida; trabajar las emociones y el dolor de la pérdida; adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente; recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo.
Aunque en la revisión no hemos citado nuestra cultura es obvio que para la religión cristiana las consideraciones de la mayoría de los pueblos animistas son también válidas, con algunas particularidades que queremos resaltar. Incluso una forma de canibalismo, está presente al comer el cuerpo de cristo en la eucaristía.

Se habla bien del muerto en los funerales, se oculta la sombra del muerto, se prioriza lo bueno. Los rituales beatifican, la extremaunción garantiza su pasaje al cielo…

Se espera que haya espíritus que acudan en la muerte a dulcificar el paso, a acompañar y/o enseñar el camino. Se incluyen los familiares muertos que actúan como psicopompos. Muchas veces la madre, pero siempre personas con las que el muriente ha tenido una relación en la que se han sentido cuidados, queridos.

Incluso se crean rituales para obligar a seres benéficos a acudir a ayudar al muriente. Ciertas prácticas mágicas, como la de realizar una novena de los 7 primeros viernes del mes te garantizaba la asistencia de la virgen María, de modo que aunque hubieras llevado una vida en pecado habría tiempo de arrepentirte y salvarte. ¡Menudo modelo de responsabilidad de las propias acciones!

A los niños que pierden padres en edad temprana se les consuela diciendo que están mirándoles desde el cielo y les cuidan, y allí están muy bien. Muchos habrán visto la película “Marcelino pan y vino”. El milagro de Cristo consiste en agradecer los cuidados del niño Marcelino llevándoselo al cielo con su madre muerta. El complejo Marcelino lo tiene muchos niños a los que se les gestiona el consuelo de esa forma. Anhelan morir y no resuelven el duelo.

No deja de ser curioso que los cristianos holandeses reprimieran las celebraciones Toraja de la alegría y dejaran que siguieran con los funerales, pues en estos se está produciendo una circularidad de información que activa los arquetipos, los mantiene vivos y sostiene un animismo politeísta en el cual el cristiano no es más que otro dios más que no puede imponerse al resto de deidades con su ley.

¿Cómo pueden haberlo permitido? ¿Es solo porque está tan arraigado que si lo prohíben temen una rebelión?

Lo que no choca con una perspectiva cristiana, e incluso es admirable, es el predomino del bien sobre el mal, el esfuerzo de los Toraja para controlar el mal, beatificar a sus muertos, pues es algo profundamente compatible con la perspectiva cristiana, y los Toraja son maestros con sus ritualidades.

Además los Toraja dan un donativo a la iglesia cercana en forma de carne de búfalo o dinero de subasta, y tener la panza llena ya es una motivación para hacer la vista gorda ante otras partes que chirrían. La idea del sacrificio de animales, que expresa el dolor de los vivos, se lleva al extremo en el pueblo Dani mutilándose falanges. Los Toraja se quedan solo en el sacrificio y dolor de los animales, esto es más digerible, también para un cristiano que cree que Cristo se sacrificó en una ordalía de torturas para redimir al hombre. ¿Les basta a los misioneros y creer que controlan les impide percibir que les están comprando su silencio?

¡La ignorancia y la prepotencia del etnocentrismo cultural!

¿Verificación de la hipótesis?

Sí que con la revisión del material puede entenderse mejor mejor la singularidad de los rituales funerarios Toraja quienes ponen un cuidado exquisito en que los muertos vayan a donde les toca ir para que cumplan la función de bendecir a los vivos que continúan su linaje.

Para ello desarrollan una serie de elementos de control, porque implícitamente es una batalla contra el mal y, los procedimientos son “una terapia” que cambie al muerto hacia el camino adecuado de evolución. Si la función del purgatorio es la preparación para el cielo, parece que los Toraja crean en la tierra, ese espacio intermedio para el trabajo del alma del difunto.

Se infiere que la evolución no puede hacerse totalmente en el período de vida y que el muerto llega sin preparación suficiente a la muerte. Una vida vivida plenamente es lo que realmente permite mirar a la cara de la muerte en el último suspiro

Están continuamente mirando a la muerte y, esto les protege contra el vértigo del vacío que significa dejar de existir. Pero no parece una aceptación de la muerte sino bálsamo contra ella.
Eso conduce a la pregunta

¿Esta cosmovisión de los Toraja, la potencialidad de su mitología les sirve para hacer un trabajo psicológico de individuación, que tiene aplicación para su vida o es solo para negar la muerte?

Con la información que tenemos no podríamos contestar a esto. No es posible c pues falta mucha información. Los sujetos concretos pueden tener una relación directa con su inconsciente colectivo y evolucionar como individuos aunque el contexto cultural no sea favorable.

La única persona Tana Toraja con la que pudimos hablar en un funeral no se beneficiaba de los rituales para elaborar su duelo.

Indonesia – Tana Toraja

Indonesia – Tana Toraja