Poliamor en la perspectiva junguiana.
Poliamor en la perspectiva junguiana.
Mikel García. 13 septiembre 2025.
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Descripción de la imagen
Trabajando con inteligencia artificial. Por Mikel García.
Autor
Mikel García García[i]
[i] Médico y cirujano (Universidad Navarra, 1975). Psicólogo (Universidad San Sebastián, 1982). Psicoanalista junguiano. Formación experiencial y teórica en: Psicoanálisis, Terapia Sistémica Familiar, Psicoanálisis Reihiano (vegetoterapia), Psicología Analítica Junguiana, Psicoterapia Transpersonal. Experiencia de Muerte Cercana a los 33 años. Máster en “Astronomía y astrofísica” VIU (Universidad Valencia, 2014). Doctor Internacional en «Estudios Internacionales en Paz, Conflictos y Desarrollo», Universitat Jaume I (UJI Castellón, 2020). Máster en Fotografía Artística y Narrativa Visual (Universidad Internacional de la Rioja, 2022). Máster en Inteligencia Artificial (BIG SCHOOL, Madrid 2024) y Máster en Inteligencia Artificial (Universidad Isabel I, Madrid 2025).
Colaborador con ONG médicas de intervención internacional, y en programas de formación a personal sanitario de atención Primaria; SIDA; maltrato infantil; muerte digna y a docentes. Especializado en maltrato infantil, trauma, duelo, tanatología, acompañamiento al muriente, integración de sistemas, estados de trance y místicos. Terapeuta de “Grupos de Duelo Online Ventana a ventana” desde confinamiento COVID-19. Psiconauta, antropólogo investigador del alma en la clínica médica y psicoterapéutica y trabajos de campo antropológicos cualitativos y cuantitativos, con énfasis en la Acción Participativa, docencia y divulgación psicopolítica de los hallazgos. Promotor de acciones participativas para el despertar del desierto interior y para la transformación social. Didacta de la Sociedad Internacional Para el Desarrollo del Psicoanálisis Junguiano (SIDPaJ). Fotógrafo. Buceador. Alquimista. Hilozoísta. Hijo de Hermes. Creador herido. https://bit.ly/mikelcurriculum iratxomik@gmail.com
Presentación y contenido
El texto «Poliamor en la perspectiva junguiana» de Mikel García García realiza un análisis profundo de la intersección entre las estructuras relacionales no monógamas y la psicología analítica de Carl Gustav Jung. Partiendo de la base de que el propio Jung podría considerarse un practicante temprano del poliamor dados sus vínculos múltiples con mujeres como Toni Wolff, el autor explora cómo los arquetipos del ánima y el ánimus -las imágenes internalizadas de lo femenino y masculino en el inconsciente- se manifiestan y transforman en contextos poliamorosos.
El núcleo del análisis identifica un riesgo fundamental: la multiplicación de proyecciones arquetípicas. En relaciones con múltiples vínculos, existe el peligro de fragmentar el ánima o el ánimus asignando roles complementarios a diferentes personas (la «cuidadora», la «misteriosa», el «guía racional»), reduciendo así a los individuos a funciones psíquicas en lugar de relacionarse con su totalidad. Este «reduccionismo arquetípico» convierte las relaciones en un teatro de proyecciones inconscientes donde, como ilustra el caso de Toni Wolff, las personas pueden ser convertidas en símbolos en lugar de ser vistas en su autenticidad.
Sin embargo, el poliamor también presenta oportunidades únicas para la integración psíquica. Al desafiar la monogamia normativa, puede facilitar la expresión de masculinidades no hegemónicas y feminidades plurales, permitiendo explorar aspectos del ánima (vulnerabilidad, sensibilidad) y ánimus (liderazgo, asertividad) de manera más fluida. Esta potencialidad requiere necesariamente de conciencia psicológica, pues de lo contrario se puede caer en un narcisismo relacional donde se usan múltiples parejas para «completar» una psique fragmentada.
El texto aborda críticamente la tensión entre los arquetipos junguianos y las teorías contemporáneas sobre relaciones. Por un lado, señala que el marco ánima/ánimus refuerza un binarismo de género esencialista y un determinismo heteronormativo que podría excluir identidades no binarias y relaciones homoafectivas. Por otro, el poliamor desafía binarios fundamentales como amor/odio, lealtad/traición, pareja/no-pareja y celo/compersión, proponiendo un espectro relacional más fluido.
Como contrapunto, se menciona cómo en comunidades como el BDSM la negociación explícita de roles podría evitar la imposición inconsciente de arquetipos, aunque se cuestiona hasta qué punto lo consciente puede trascender los complejos inconscientes sin un proceso de individuación.
La propuesta final es una ética relacional junguiana basada en tres pilares: autoconocimiento para identificar proyecciones propias, comunicación radical sobre roles y expectativas, y flexibilidad arquetípica que permita a las personas cambiar de roles dentro de las dinámicas grupales. El éxito residiría en relaciones donde los participantes reconocen las cualidades que buscan en otros como aspectos a cultivar en sí mismos, evitando convertir a las personas en meros actores de roles psíquicos.
La conclusión presenta el poliamor como un laboratorio de tensiones entre lo arquetípico y lo individual, donde el desafío fundamental es despertar a la conciencia que permite ver al otro más allá de nuestras proyecciones, haciendo coexistir lo arquetípico y lo polimorfo sin anularse mutuamente.
Ensayo
Poliamor en la perspectiva junguiana.
Mikel Garcia Garcia 13 septiembre 2025
Poliamor[1] es un concepto acuñado posteriormente a Jung que tiene diversas acepciones. Podría argumentarse que Carl Gustav Jung pudiera ser un practicante de esta cosmovisión en la medida de sus relaciones con varias mujeres, siendo algunas especialmente inspiradoras para el desarrollo de su individuación.
La complejidad de las relaciones grupales entre hombres y mujeres, cuando se analizan a través de los arquetipos del ánima y el ánimus y las dinámicas del poliamor, revela un entramado de proyecciones inconscientes, desafíos a las normas sociales y oportunidades para la integración psíquica. A continuación, apunto alguna de estas interacciones:
1. Proyecciones del ánima y el ánimus en contextos poliamorosos.
Los arquetipos del ánima (lo femenino en el inconsciente, no solo en el género masculino) y el ánimus (lo masculino en el inconsciente, no solo en el género femenino) operan como imágenes internalizadas que influyen en cómo percibimos y nos relacionamos con otros. Estos arquetipos no operan como tales ya que en el desarrollo del sujeto han sido tejidos con las dinámicas relacionales por lo que hay que hablar, en propiedad, de complejo ánima y complejo ánimus.
En relaciones poliamorosas, estas proyecciones pueden multiplicarse y generar tensiones:
Idealización fragmentada: Un hombre podría proyectar su ánima en distintas mujeres del grupo, asignando roles complementarios (ej.: una como «la cuidadora», otra como «la misteriosa»). Esto fragmenta su psique y reduce a las mujeres a funciones de los complejos arquetípicos, no a individuos completos.
Expectativas contradictorias: Una mujer podría proyectar su ánimus en varios hombres, esperando que uno encarne el «guía racional» y otro el «protector emocional».
Si estos roles entran en conflicto, surgen celos, sumisión, resignación o competencia.
El poliamor, al permitir múltiples vínculos, amplifica el riesgo de reduccionismo arquetípico, especialmente si no hay conciencia de estas proyecciones. Por ejemplo, la figura de Toni Wolff en la vida de Jung ilustra cómo una persona puede ser convertida en un «símbolo» (su rol como ánima oscura) en lugar de ser vista en su totalidad. Ser vista así depende de los mecanismos de defensa, y proyecciones de otros hombres y mujeres cercanos a las dinámicas de esa relación.
- El poliamor como campo de prueba para la integración de opuestos.
El poliamor, al desafiar la monogamia normativa, puede ser un espacio para integrar aspectos del ánima y el ánimus de manera más fluida:
Masculinidad no hegemónica: Hombres en relaciones poliamorosas pueden explorar vulnerabilidad o sensibilidad (aspectos del ánima) sin temor a ser juzgados, ya que el modelo no exige el cumplimiento del arquetipo del «macho proveedor».
Feminidad plural: Mujeres pueden expresar roles diversos (ej.: líder, cuidadora, creativa) sin ser encasilladas en un solo estereotipo del ánimus.
Sin embargo, esto requiere consciencia psicológica: Si las proyecciones no se reconocen, el poliamor puede replicar dinámicas patriarcales. Por ejemplo, un hombre que busca múltiples parejas para «completar» su ánima fragmentada podría caer en un narcisismo relacional, usando a otros como extensiones de su psique en lugar de seres autónomos.
- La sombra colectiva y los celos: Lo reprimido en grupos poliamorosos.
Jung señalaba que lo no integrado de la psique (la sombra) se proyecta en otros. En grupos poliamorosos, esto puede manifestarse en:
Celos como proyección de la inseguridad: Un hombre que reprime su ánima (su lado emocional) podría sentirse amenazado por la conexión de su pareja con otro hombre, interpretándolo como un juicio a su «masculinidad».
Competencia entre arquetipos: Si dos mujeres en un grupo son proyectadas como «la madre» y «la amante», podrían rivalizar por validar su rol dentro de la dinámica grupal, incluso si el poliamor teóricamente rechaza la jerarquía.
La falta de comunicación sobre estas proyecciones puede convertir al poliamor en un teatro de conflictos arquetípicos, donde los participantes actúan guiones inconscientes en lugar de relacionarse auténticamente.
- El poliamor y el desmantelamiento de los binarios.
Las teorías del poliamor, al cuestionar la exclusividad relacional, resuenan con el polimorfismo (la idea de que la identidad y el deseo son fluidos y múltiples). Esto desafía la rigidez de los binarismos.
El poliamor, en su esencia, no solo cuestiona el binario monogamia/no-monogamia, sino que inherentemente desafía toda una serie de estructuras binarias y rígidas sobre las que se ha construido el amor romántico moderno. Al hacerlo, resuena profundamente con teorías queer, postestructuralistas y decoloniales.
La práctica poliamorosa exitosa requiere desaprender binarios profundamente internalizados:
Amor/Odio (o Amor/Indiferencia): Se rompe la idea de que el amor por una persona nueva necesariamente disminuye o amenaza el amor que se siente por otra. Se promueve la idea del amor abundante, no limitado.
Lealtad/Traición: El concepto de «traición» se redefine radicalmente. La lealtad ya no se mide por la exclusividad sexual o emocional, sino por el respeto a los acuerdos consensuados establecidos entre todxs. La transparencia reemplaza al secreto.
Pareja/No-Pareja: Las líneas se difuminan. Surgen figuras como los «tríos» (amistades íntimas con componentes románticos o sexuales esporádicos) o relaciones afectivas profundas que no encajan en la categoría de «amistad» o «pareja» tradicional. Esto crea un espectro de relaciones en lugar de categorías discretas.
Celo/Compersión: Se desafía el binario que presenta a los celos como la única reacción posible ante la conexión de una pareja con otra persona. Se introduce y cultiva activamente el concepto de compersión (la sensación de alegría al ver a tu pareja feliz con otra persona), que existe no como su opuesto, sino como otra posibilidad en un abanico de emociones complejas.
Los arquetipos junguianos ánima/ánimus y su determinismo rígido.
La teoría de Jung podría reforzar un binarismo de género esencialista. Presupone una división absoluta y complementaria entre «lo masculino» y «lo femenino», donde cada individuo debe integrar al «otro» dentro de sí. Esto ¿deja espacio para identidades no binarias, genderqueer o agénero, para las cuales estos polos no son relevantes?
Determinismo heteronormativo: El concepto de ánima/ánimus está profundamente enraizado en una lógica heteronormativa. Implica que la búsqueda psicológica del hombre es integrar lo femenino (y proyectar su ánima en una mujer para reintroyectarla) y viceversa. Esta visión ¿no excluye las relaciones homoafectivas y las dinámicas no heteronormativas, donde estas proyecciones no siguen ese patrón binario? Más allá del ánima/ánimus: En grupos no binarios o queer, las proyecciones de género se diluyen, permitiendo relaciones basadas en la afinidad emocional o intelectual, no en roles predeterminados.
La «Media Naranja» como Proyección: La idea junguiana de que buscamos en lxs otrxs la proyección de nuestros ánima/ánimus inconsciente fortalece el mito de la «media naranja» o el amor romántico único destinado a «completarnos». El poliamor, por el contrario, suele partir de la premisa de la autocompletud: las personas son enteras por sí mismas y buscan relacionarse para compartir su plenitud, no para llenar un vacío. Las múltiples conexiones satisfacen necesidades diferentes, ninguna persona es responsable de «completar» a otra.
Arquetipos como herramientas, no como prisiones: El poliamor puede fomentar que los individuos usen los arquetipos de forma consciente (ej.: «Hoy necesito conectar con mi ánimus racional») sin caer en proyecciones rígidas. Esto, a su vez, puede ser un intento de colonización de lo inconsciente por parte del ego “con complejo heroico”.
En la comunidad BDSM[2], los roles como «dominante» o «sumiso» son negociados explícitamente. Esto se entiende que evita la imposición inconsciente de arquetipos, como si lo consciente pudiera negar que su elección está sobredeterminada por los complejos y que la libertad humana solo es condicional hasta no lograr la individuación.
- Riesgos y oportunidades: Hacia una ética relacional junguiana.
Para navegar esta complejidad, se propone una ética basada en la individuación (integración de opuestos) aplicada al poliamor:
Autoconocimiento: Identificar proyecciones propias (¿Estoy amando a alguien o a mi arquetipo de él/ella?).
Comunicación radical: Hablar abiertamente sobre roles esperados y cómo estos pueden estar influidos por arquetipos.
Flexibilidad arquetípica: Permitir que las personas cambien de roles dentro de la dinámica grupal, sin etiquetas fijas.
Un caso de éxito sería un grupo poliamoroso donde:
Un hombre reconoce que busca en sus parejas cualidades de su ánima (creatividad, intuición), pero trabaja para cultivarlas en sí mismo.
Una mujer negocia con sus parejas cómo expresar su ánimus (liderazgo, asertividad) sin ser catalogada como «dominante».
¿Puede el poliamor trascender los arquetipos?
Las relaciones grupales bajo el poliamor son un laboratorio de tensiones entre lo arquetípico y lo individual. Mientras los arquetipos del ánima y el ánimus ofrecen un mapa para entender atracciones y conflictos, el poliamor exige un desapego de los guiones inconscientes para priorizar la autenticidad.
La figura de Toni Wolff resurge aquí como metáfora: así como ella fue reducida a un arquetipo (la «sombra femenina» de Jung), el poliamor corre el riesgo de convertir a las personas en meros actores de roles psíquicos si no se practica con consciencia. Sin embargo, si se integra la sabiduría junguiana con una ética relacional flexible, el poliamor podría ser un camino hacia relaciones más plenas, donde lo arquetípico y lo polimorfo coexistan sin anularse. Como diría Jung: «Quien mira afuera, sueña; quien mira adentro, despierta». Despertar, en este contexto, implica ver al otro más allá de nuestras proyecciones.
Autores y textos fundamentales sobra el poliamor
- a) Franklin Veaux y Eve Rickert
- «Más allá de la pareja: Una guía práctica para el poliamor ético» (2019):
o Manual basado en 20 años de experiencia, con casos prácticos y estrategias para negociar límites, gestionar celos y evitar jerarquías rígidas.
o Critica mitos de la monogamia y propone un modelo centrado en la comunicación radical y la ética de los cuidados.
- b) Brigitte Vasallo
- «Pensamiento monógamo, terror poliamoroso»:
o Analiza la monogamia como constructo social impuesto y critica el poliamor que reproduce lógicas capitalistas de «acumulación» de relaciones.
o Destaca cómo la no monogamia puede desafiar estructuras opresivas si evita replicar dinámicas de poder.
- c) Lídia Manot
- «Amar más allá de la monogamia»:
o Aborda la no monogamia ética desde una perspectiva personal, cuestionando el amor romántico y promoviendo la deconstrucción individual.
o Incluye ejercicios prácticos para reflexionar sobre modelos relacionales.
- d) Jessica Fern
- «Polysecure» (solo en inglés):
o Aplica la teoría del apego al poliamor, proponiendo estrategias para crear vínculos seguros en relaciones múltiples.
- e) Dossie Easton y Janet W. Hardy
- «Ética promiscua»:
o Clásico sobre no monogamia, con herramientas para comunicación, gestión de celos y negociación de acuerdos.
- f) Alba Centauri
- Psicóloga y activista enfocada en no monogamias. Sus ideas destacan la gestión de celos como oportunidades para renegociar acuerdos y la crítica a la jerarquía de pareja.
- g) Jorge N. Ferrer.
- .Psicólogo clínico transpersonal. Ferrer no aborda el poliamor como un fin en sí mismo, sino como un punto de partida para explorar lo que él llama «libertad relacional». En su libro Love and Freedom: Transcending Monogamy and Polyamory (2021), argumenta que tanto la monogamia como el poliamor, tal como se practican comúnmente, están limitados por condicionamientos biológicos, psicológicos y culturales que restringen la autenticidad en las relaciones. Propone superar esta dualidad a través de tres caminos: fluidez, hibridación y trascendencia, los cuales culminan en lo que él denomina «novogamia». Este término no describe una estructura fija, sino un espacio relacional liminal y diverso que permite a las personas diseñar vínculos amorosos sin adherirse a etiquetas predefinidas.
Notas
[1] El poliamor (del griego poly, «muchos», y del latín amor, «amor») es la práctica, deseo o aceptación de tener múltiples relaciones íntimas, románticas y/o sexuales de manera simultánea, con el conocimiento y consentimiento ético de todas las personas involucradas.
A diferencia de la infidelidad, se basa en principios de honestidad, transparencia y comunicación constante. No se trata simplemente de tener varias parejas, sino de cultivar una ética de no posesión y de construir acuerdos que prioricen el bienestar emocional de todos.
Los pilares que suelen definir al poliamor son:
Consentimiento Informado: Todas las partes conocen y aceptan la estructura del relacionamiento. No hay secretos ni engaños.
Comunicación Radical: Diálogos abiertos y honestos sobre sentimientos, deseos, límites, acuerdos y expectativas son esenciales.
Autonomía y No Posesión: Se reconoce que una persona no es propiedad de otra y tiene derecho a formar múltiples vínculos afectivos.
Ética y Respeto: Se prioriza el cuidado de los sentimientos de todos, gestionando emociones como los celos a través de la negociación y la compersión (alegrarse por la felicidad de tu pareja con otras personas).
El poliamor, en su práctica ética y consciente, es mucho más que un simple acuerdo sexual o romántico. Es un acto político y deconstructivo que:
Desnaturaliza los mandatos relacionales de la monogamia. Desestabiliza los binarios que ordenan nuestra vida afectiva (amor/odio, lealtad/traición, pareja/amigue). Dialoga críticamente con teorías psicológicas clásicas (como la junguiana) al exponer sus limitaciones binarias y heteronormativas.
Se alía con el pensamiento queer al celebrar la multiplicidad, la fluidez y el polimorfismo del deseo y la identidad. Al hacerlo, ofrece un marco para imaginar y practicar formas de relacionarse que son más flexibles, auténticas y acordes con la complejidad humana.
[2] Es un término paraguas que agrupa a personas que practican, exploran o se identifican con un conjunto de actividades, dinámicas de poder y estilos de vida centrados en el consentimiento, la confianza y la exploración de roles, sensaciones y fantasías. B&D (Bondage & Discipline); D&S (Dominance & Submission): S&M (Sadism & Masochism):







