Traición en la individuación. Hipótesis.
Traición en la individuación. Hipótesis.
Mikel García. 10 enero 2025.
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Descripción de la imagen
Trabajando con inteligencia artificial. Por Mikel García.
Autor
Mikel García García[i]
[i] Médico y cirujano (Universidad Navarra, 1975). Psicólogo (Universidad San Sebastián, 1982). Psicoanalista junguiano. Formación experiencial y teórica en: Psicoanálisis, Terapia Sistémica Familiar, Psicoanálisis Reihiano (vegetoterapia), Psicología Analítica Junguiana, Psicoterapia Transpersonal. Experiencia de Muerte Cercana a los 33 años. Máster en “Astronomía y astrofísica” VIU (Universidad Valencia, 2014). Doctor Internacional en «Estudios Internacionales en Paz, Conflictos y Desarrollo», Universitat Jaume I (UJI Castellón, 2020). Máster en Fotografía Artística y Narrativa Visual (Universidad Internacional de la Rioja, 2022). Máster en Inteligencia Artificial (BIG SCHOOL, Madrid 2024) y Máster en Inteligencia Artificial (Universidad Isabel I, Madrid 2025).
Colaborador con ONG médicas de intervención internacional, y en programas de formación a personal sanitario de atención Primaria; SIDA; maltrato infantil; muerte digna y a docentes. Especializado en maltrato infantil, trauma, duelo, tanatología, acompañamiento al muriente, integración de sistemas, estados de trance y místicos. Terapeuta de “Grupos de Duelo Online Ventana a ventana” desde confinamiento COVID-19. Psiconauta, antropólogo investigador del alma en la clínica médica y psicoterapéutica y trabajos de campo antropológicos cualitativos y cuantitativos, con énfasis en la Acción Participativa, docencia y divulgación psicopolítica de los hallazgos. Promotor de acciones participativas para el despertar del desierto interior y para la transformación social. Didacta de la Sociedad Internacional Para el Desarrollo del Psicoanálisis Junguiano (SIDPaJ). Fotógrafo. Buceador. Alquimista. Hilozoísta. Hijo de Hermes. Creador herido. https://bit.ly/mikelcurriculum iratxomik@gmail.com
Presentación y contenido
El texto «Traición en la individuación. Hipótesis» propone una innovadora perspectiva sobre la traición, reconceptualizándola no como un simple acto moralmente reprobable, sino como un arquetipo fundamental y un proceso necesario para el desarrollo psíquico y la individuación en la psicología junguiana. La traición se presenta como una experiencia humana profunda y potencialmente traumatógena, pero que, cuando es elaborada conscientemente, se convierte en un recurso indispensable para alcanzar la libertad psicológica.
La hipótesis central postula un sistema de «traiciones en cadena» que constituyen hitos en el camino de la individuación. La primera y más crucial traición ocurre en la díada madre-infante. Cuando el niño alcanza un grado suficiente de diferenciación, comienza a vivenciar que el amor materno no es puro, sino que está mediado por los intereses, expectativas y proyecciones de la madre. Este descubrimiento activa el arquetipo de la traición, confrontando al infante con un dilema existencial: permanecer en un estado de dependencia esclavizante, sostenido por «lealtades invisibles» y una moral heterónoma, o traicionar ese vínculo ilusorio para acceder a un mayor grado de autonomía. Esta elección conlleva dos cargas difíciles de soportar: el vacío de la pérdida relacional y la culpa por el daño infligido a la madre. La resolución exitosa de esta primera traición, lejos de ser destructiva, permite la limpieza de un amor reificado y la construcción de un sentimiento amoroso más auténtico y saludable. Este proceso también representa una oportunidad para que la madre integre su propia sombra.
La segunda traición replica esta dinámica con la figura del padre, y la tercera, la más compleja, se dirige hacia el sí-mismo, exigiendo traicionar las identificaciones neuróticas y los mandatos internalizados que impiden la autenticidad. El texto subraya que sin estas traiciones sucesivas no hay integración real de lo femenino y lo masculino psíquicos (ánima/ánimus), ni de Eros y Logos, lo que resulta en una personalidad atrapada en complejos como el de Penélope o Telémaco, incapaz de una resiliencia genuina.
El mecanismo que posibilita trascender la mera negación y el «samsara de las traiciones» es la Función Trascendente. Esta emerge como un salto cuántico de la psique, generando símbolos, imágenes o insights numinosos que sintetizan los opuestos (tesis y antítesis) y permiten alcanzar un nuevo estado de conciencia más estable y integrado, una «mesostés». El resultado último de este proceso es la constitución de un eje sólido entre el yo y el Sí-mismo, metaforizado como la columna vertebral de la psique.
Finalmente, el texto extiende la necesidad de la traición al propio quehacer del terapeuta junguiano, quien debe estar dispuesto a «traicionar» las lealtades dogmáticas al paradigma junguiano mismo para desplegar la creatividad y seguir profundizando en la comprensión de la complejidad psíquica. Esta actitud refleja una propuesta teórica novedosa del autor: cuestionar la intencionalidad del inconsciente colectivo y explicar la sincronicidad entre lo arquetípico y lo personal desde la física cuántica, enfatizando que es la experiencia vital del individuo la que «vivifica» y dota de alma al arquetipo, y no a la inversa.
Se añade un complemento releyendo la posición de Žižek
Ensayo
Traición en la individuación. Hipótesis.
La traición es una experiencia humana profunda que deja huella en los campos arquetipales. Es percibida muchas veces como la forma más intensa del mal, resulta difícil de tolerar y es traumatógena. La traición es tratada en muchos mitos que exploran diferentes existenciarios cuando los hombres o las mujeres son agentes de traición, y es una fuente inspiradora para el arte.
Se puede proponer un arquetipo de traición que es un recurso para la individuación y que se activa en momentos en los que hay una resonancia cuántica entre la experiencia viva del sujeto y la información arquetípica.
¿Cuándo? En un sistema de traiciones en cadena en la que cada eslabón condiciona la operatividad del conjunto.
Primera traición. Cuando el infante tiene una suficiente diferenciación y empieza a vivenciar que el supuesto amor de la madre hacia él es un engaño, pues es un amor que sirve a los intereses de la madre más que a los suyos propios, y que además él es un objeto de proyección de las expectativas y deseos de la madre. Entonces se activa el arquetipo traición vivificado (resucitado en la información que porta) por la experiencia humana que lo despliega, y el rudimento de la propia experiencia es vivificado por la información arquetipal y el infante empieza a reconocer que ha sido traicionado por su madre, lo que es una experiencia del mal-daño, y que tiene que traicionar las lealtades invisibles que le atan, hacen dependiente y esclavo de una ilusión y mantienen un sentimiento de confianza que resulta tanático, “sabe” que al traicionarla va a hacer daño a la madre, y que de algún modo eso es constelar el dios oscuro que menciona Jung. Las lealtades invisibles están fuertemente ligadas a explicaciones morales que las sostienen, justifican, y son dictadas por la moral heterónoma de las instancias dominantes en la cultura. Moralidad que se inscribe en la instancia super-yó. Sin duda el infante no tiene consciencia completa de esta complejidad, pero si en el nivel suficiente como para experimentar un tremendo dilema: si no traiciona se queda como esclavo, si traiciona consolida un grado de libertad. La traición lo aboca, al menos, a dos dimensiones difíciles de soportar: al vacío de la pérdida de la relación y a la culpa de hacer daño a la madre. Traicionar no resulta sencillo, aunque sea necesario. Un infante traumatizado no podrá no podrá elaborar la culpa llegando a la reparación resiliente, no podrá soportar el vacío de la orfandad, quizás ni siquiera llegue a iniciar el proceso de traición y quedará atrapado en el complejo materno con particulares modos de complejo traición (aferramiento celotípico, venganza oral, masoquismo-sadismo oral, ideal fusional del yo). Esto es lo frecuente en la experiencia humana como vemos en la clínica, en los mitos, en el arte que produce tanto en relación a la traición. Si la madre no exige tantas lealtades, una madre algo neurótica, el proceso será más fácil que se produzca, e incluso será una oportunidad para la madre. Sentirse traicionada le va a doler, pues es evidente que ha puesto mucho en la crianza, se ha sacrificado en lo personal aparcando muchas de sus necesidades, se experimenta la traición con injusticia que no se merece, pero será una oportunidad para conocer mejor su sombra, elaborarla e integrarla, además de que en ella también se activará el arquetipo de traición y podrá iluminarla acerca de su tarea a desarrollar. Alrededor de la traición también se convocan los arquetipos contrasexuales, ánima, ánimus, dotando al proceso de particularidades según los sujetos de la diada: madre-hija (dos ánimus), madre hijo (ánimus-ánima).
El lector puede ir sintiendo la complejidad y la dificultad de comprender los fenómenos con las simplezas dogmáticas de axiomas reduccionistas, que impiden el despliegue de la creatividad y el proceso de construir-hacer alma. Podrá ir entendiendo que alrededor de un momento crítico en el desarrollo el proceso convoca bastantes dimensiones. Desde el inicio de la hipótesis en la que solo se mencionaba el arquetipo traición se han ido convocando otros como los contrasexuales, pero también se activan los arquetipos sombra y paranoia, los cuales en el infante tendrán un componente mayor de lo colectivo que de lo personal, pero en la madre ya serán más complejos personales y culturales que arquetipos.
Los padres sabemos en carne algo que se dice en general: que la crianza es una oportunidad de desarrollo para los padres. De esa forma, en el mejor de los escenarios madre e hijx, mediante la traición, podrán dar un paso importante en la reconstrucción o construcción de un sentimiento amoroso real y saludable. En este escenario más favorable la traición no tendrá tintes tan trágicos como en los escenarios desfavorables. El desarrollo saludable tiene una mesostés más cercana al polo de la calma trágica con cierta alegría de vivir y más alejada del polo trágico con mayúsculas de mal profundo, dolor insoportable y aniquilación.
Sin traición no hay limpieza de un amor y una confianza reificadas, de una moral heterónoma deontologista, y no hay libertad. La traición forja el alma humana al canibalizar (ingerir) los restos cadavéricos que la putrefactan.
Segunda traición. La misma dinámica con el padre
Tercera traición. La misma dinámica con el sí-mismo. Pero también con otras figuras arquetípicas.
«El ánima es algo diferente del yo. Cuando uno se identifica con el ánima, tiene un problema, es un neurótico» (en El Zaratustra de Nietzsche, Madrid: Trotta 2021. Jung, 1934, p. 283)
Se necesita negar para crear. El infante necesita negar-traicionar 3 veces a los imperativos: de la madre, del padre y del sí-mimo, para afirmarse sin estar atrapado en complejos. Pero la cadena de negaciones no es infinita. La Función Trascendente ilumina, resuelve en salto cuántico, las tensiones, generando una síntesis entre los polos tesis y antítesis, lo que permite salir del samsara de las negaciones y elegir estados de vida, con cierta estabilidad (una mesostés), hasta que se requiera cambiarla. La función trascendente se experimenta con la emergencia de imágenes, símbolos, ideas, insights, en la conciencia de vigilia, en visiones o en la conciencia onírica. Estas emergencias se perciben numinosas, artísticas, se intuye que portan significado que hay que entender porque resuelve algo que necesita integrarse en la consciencia, ya que sin ese proceso de integración el movimiento de la función trascendente es estéril para el progreso del desarrollo o peor aún puede generar una respuesta de regresión patológica.
Resolver la primera traición aumenta la confianza y el amor para poder abordar la segunda, que en una cultura patriarcal es muy potente.
Resolver las dos primeras permite abordar la tercera traición. Hasta llegar al rudimento de la individuación consciente en la que se constituye el rizoma del eje sí-mismo complejo yo, que experimentamos con la imagen del árbol vertical que procede de personalizar el árbol con la proyección de nuestro eje que percibimos propioceptivamente y que es fundamental en el desarrollo de la Hominidad: la columna vertebral. La bipedestación es un hito evolutivo que acelera el proceso de llegar al homo sapiens sapiens.
Este planteamiento señala también la dificultad existencial de los dilemas, la enorme tensión entre los polos y la dificultad para resolverlos. Especialmente en los dilemas morales
Sin una adecuada resolución de la traición no hay, integración de lo femenino, de lo masculino, de eros, logos, … No hay resiliencia y los dilemas potencialmente traumatógenos se resuelven con más trauma.
Este planteamiento resignifica las posiciones en las que traicionarse es traicionar el yo verdadero que es el sí-mismo o el alma.
Este planteamiento está en proceso de verificación. No resuelve todavía algunos argumentos como el de Hillman con su afirmación de que la traición permite integrar el principio femenino como afirma o como lo hace en los géneros. Entiendo que se refiere solo a una parte del proceso de la cadena de traiciones.
Caín experimenta la traición cuando siente el engaño del amor de Yahvé que prefiere las ofrendas de animales en holocausto de Abel a las suyas un holocausto vegetal. Complejo traición, celotipia, venganza, mata a Abel como venganza contra el padre. El padre no lo mata, le pone una señal en la frente, para hacerlo intocable, nadie lo puede matar. Y le encarga el desarrollo de las cuidades. Mito de mayor complejidad que el reduccionismo que se narra.
Penélope y Telémaco, no pueden traicionar la lealtad invisible al padre. Ambos dan nombre particular a la no resolución de la traición: complejo de Penélope, complejo de Telémaco. La llegada de Odiseo en varias versiones del mito no acaba bien para Penélope que es asesinada por Odiseo quien llega a interpretar de modo paranoico su fidelidad.
Resolver el sistema traición es condición para dilemas muy extremos que nos acontecen en la vida. Los judíos que se traicionaban a sí mismos “colaborando” con sus carceleros por ejemplo trasladando los cadáveres de sus familiares desde la cámara de gas a la fosa común, como modo extremo de sobrevivir. ¿Qué harías tú? ¿te lo puedes imaginar? La película El superviviente de Auschwitz (Barry Levinson, 2021) explora este dilema.
El terapeuta junguiano necesita traicionar sus lealtades al propio paradigma o episteme junguiano y al mismo Jung que no quería se hiciese religión con sus propuestas. La traición permite desplegar la creatividad y seguir profundizando en la comprensión de la complejidad. Con esa actitud el terapeuta puede temer el vacío del abandono de los vínculos con otros colegas y no romper las lealtades, pero entonces no desplegaría el conocimiento.
He planteado una revisión de la intencionalidad de lo inconsciente colectivo en relación a la función teleológica que es un axioma central para comprender la individuación. Propongo que no es necesario recurrir a la intencionalidad y que la física cuántica, como explico en Vida consciente más allá de la muerte (García, M, 2022), puede explicar la concurrencia sinérgica entre lo arquetípico y lo personal, e invierto el orden, enfatizando el desarrollo personal como núcleo que activa el cadáver del arquetipo vivificándolo resucitándolo, dotándolo de alma, cuyo resultado es que en el proceso se vivifican con reciprocidad sistémica tanto el propio eje si-mismo/yo como sus dos polos. Esta propuesta es novedosa, apropiada para evitar el riesgo del sesgo teísta de la intencionalidad, pero desafía la tendencia natural de la psique a personalizar. La redacción de este apartado acerca de la traición está hecha coherente con esta hipótesis.
Complemento.
Formas de traición: estética, ética y religiosa
Žižek, inspirado en Kierkegaard, distingue tres modalidades de traición:
Traición estética: Movida por intereses egoístas (placer, venganza, orgullo). Ejemplo: la traición de Medea, quien asesina a sus hijos para castigar a Jasón, combinando despecho y reafirmación de su identidad herida.
Traición ética: Justificada en nombre de un principio universal. Como el lema «Soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad», donde se sacrifica una relación por un ideal superior. Hay aquí una necesidad kierkegaardiana superior: traicionar la propia universalidad (ética).
Traición religiosa: Acto paradójico de fidelidad a través de la ruptura. Según Žižek, Judas traiciona a Jesús para cumplir un designio divino, donde la traición se convierte en «última forma de fidelidad» Te traiciono y luego, cuando estas abatido, destruido por mi traición, intercambiamos miradas – si entiendes mi acto de traición, y SOLO si lo haces, eres un verdadero héroe. Todo verdadero líder, religioso, político o filosófico, tiene que provocar una traición así entre sus discípulos más cercanos. Así hay que leer la dirección de las últimas proclamas públicas de Lacan: a los que me aman, es decir, que me aman lo suficiente como para traicionarme.
- Caminos de la traición: destrucción o redención
La traición puede conducir a:
Caos y oscuridad: En Medea de Eurípides, la traición conyugal desencadena una espiral de venganza que destruye familias y reinos.
Iluminación o renacimiento: En el cristianismo, la traición de Judas es necesaria para la crucifixión y resurrección de Cristo, evento que funda la salvación universal. Žižek subraya que, sin la traición, el mensaje cristiano perdería su núcleo dialéctico: «Dios se alimenta de la posibilidad de la caída» .
- Cristo y Judas: la traición como acto fundacional
La relación entre ambos personajes revela una paradoja teológica:
Judas como instrumento divino: Su traición no es un error, sino un elemento necesario para el plan de redención. Según Žižek, en el cristianismo «Dios pide que lo traicionen», lo que expone una lógica donde el mal se integra al bien.
Dialéctica de la culpa y el perdón: Judas, al suicidarse, encarna la imposibilidad de reconciliarse con su acto, mientras Cristo perdona incluso a sus verdugos. Esto refleja la tensión entre responsabilidad humana y gracia divina.
- Judas en la psique: el arquetipo del traidor interno
En la psicología profunda, Judas representa:
El lado oscuro de la lealtad: La traición surge no por falta de amor, sino por un exceso de identificación con el objeto amado. Žižek señala que el impulso a traicionar puede ser una forma de «discernir la X» única del otro, más allá de sus rasgos universales
La sombra del idealismo: Judas personifica la rebelión contra lo sagrado, pero también la necesidad de que todo sistema (incluso el divino) sea desafiado para renovarse.
- Romanticismo, infantilismo y traición
Romanticismo: La traición se vincula con la búsqueda de autenticidad. Para los románticos, traicionar convenciones sociales (como en Werther de Goethe) era un acto de libertad radical, aunque autodestructivo.
Infantilismo: Freud asoció la traición con la fase edípica, donde el niño «traiciona» a un padre para afirmar su independencia. Žižek añade que el deseo de traicionar surge de una «necesidad kierkegaardiana superior», ligada a la angustia existencial 1.
- Traición y venganza: el caso de Medea
En la tragedia griega, Medea encarna la venganza como respuesta a la traición conyugal. Su acto no solo castiga a Jasón, sino que subvierte las normas de género y poder. Žižek podría interpretar esto como una «traición ética»: Medea destruye el orden simbólico (infanticidio) para exponer la hipocresía de una sociedad patriarcal que la traicionó primero.
- La traición como motor histórico y político
En El títere y el enano, Žižek analiza cómo el cristianismo institucionalizó la traición (Judas) para mantener su hegemonía. Similarmente, en política, la traición a líderes o ideales puede ser un acto de «fidelidad a la causa», como cuando revolucionarios rompen con dogmas para adaptarse a nuevas realidades.
Conclusión: La ambivalencia radical de la traición
La traición no es un mero acto de ruptura, sino un fenómeno que revela las contradicciones de la condición humana. Como muestra Žižek, en su núcleo más profundo, la traición puede ser tanto un gesto de nihilismo como de creación, un recordatorio de que «la única fidelidad verdadera es aquella que atraviesa la tentación de la traición». En este sentido, la traición no es solo un tema literario o teológico, sino una categoría existencial que desafía nuestras nociones de identidad, ética y trascendencia.










las aguas del Golfo Pérsico cada mañana para instruir a la Humanidad enseñando a los hombres la escritura, las artes y las ciencias, mucho antes del Gran Diluvio. Su cuerpo era como el de un pez, tenía una cabeza humana y arriba otra de pez, y asimismo, más allá de la cola de pez, se extendían sus pies humanos. También su voz era humana. La bestia pasaba el día entero con los humanos pero no ingería comida alguna. Les brindó a los hombres el conocimiento de las letras y las ciencias y técnicas de todo tipo. También les enseñó como fundar ciudades, establecer templos, legislar leyes y medir la tierra. Asimismo, les reveló la siembra y la cosecha de frutas, y en suma, les develó todo lo que involucra la vida civilizada. Desde aquel entonces, tan universales fueron sus enseñanzas, que nada se ha necesitado añadirles para mejorarlas. Cuando el Sol se ponía, la bestia volvía al mar para pasar las noches en las profundidades, dado que era un ser anfibio. Con el tiempo, otras bestias aparecieron.

















