El Principio de Sincronicidad: entre la psique, la materia y el inconsciente psicoide.

El Principio de Sincronicidad: entre la psique, la materia y el inconsciente psicoide.

El Principio de Sincronicidad: entre la psique, la materia y el inconsciente psicoide.

Mikel García García. 16 de octubre 2025

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Descripción de la imagen

Trabajando con inteligencia artificial. Por Mikel García.

 

Autor

 

Mikel García García[i]

[i] Médico y cirujano (Universidad Navarra, 1975). Psicólogo (Universidad San Sebastián, 1982). Psicoanalista junguiano. Formación experiencial y teórica en: Psicoanálisis, Terapia Sistémica Familiar, Psicoanálisis Reihiano (vegetoterapia), Psicología Analítica Junguiana, Psicoterapia Transpersonal. Experiencia de Muerte Cercana a los 33 años. Máster en “Astronomía y astrofísica” VIU (Universidad Valencia, 2014). Doctor Internacional en «Estudios Internacionales en Paz, Conflictos y Desarrollo», Universitat Jaume I (UJI Castellón, 2020). Máster en Fotografía Artística y Narrativa Visual (Universidad Internacional de la Rioja, 2022). Máster en Inteligencia Artificial (BIG SCHOOL, Madrid 2024) y Máster en Inteligencia Artificial (Universidad Isabel I, Madrid 2025). 

Colaborador con ONG médicas de intervención internacional, y en programas de formación a personal sanitario de atención Primaria; SIDA; maltrato infantil; muerte digna y a docentes. Especializado en maltrato infantil, trauma, duelo, tanatología, acompañamiento al muriente, integración de sistemas, estados de trance y místicos. Terapeuta de “Grupos de Duelo Online Ventana a ventana” desde confinamiento COVID-19. Psiconauta, antropólogo investigador del alma en la clínica médica y psicoterapéutica y trabajos de campo antropológicos cualitativos y cuantitativos, con énfasis en la Acción Participativa, docencia y divulgación psicopolítica de los hallazgos. Promotor de acciones participativas para el despertar del desierto interior y para la transformación social. Didacta  de la Sociedad Internacional Para el Desarrollo del Psicoanálisis Junguiano (SIDPaJ). Fotógrafo. Buceador. Alquimista. Hilozoísta. Hijo de Hermes. Creador herido. https://bit.ly/mikelcurriculum  iratxomik@gmail.com

Resumen, contenido, palabras clave

Resumen

La Parte B desarrolla una visión actualizada del principio de sincronicidad, integrando perspectivas académicas y simbólico-poéticas. Se propone la sincronicidad como un cuarto principio estructural de la realidad, complementario al espacio, tiempo y causalidad, donde el sentido actúa como conexión acausal entre psique y materia. Esta conexión se fundamenta en el inconsciente psicoide, un sustrato unificador previo a la distinción entre lo interno y externo, lo mental y lo físico.

Desde el enfoque académico, se establece un diálogo entre la psicología junguiana, la física cuántica y la alquimia. La no-localidad y el entrelazamiento cuántico ofrecen un paralelismo con la acausalidad sincronística, sugiriendo un orden implicado (Bohm) o campo unificado donde mente y materia coexisten como expresiones de una misma totalidad. La emoción se identifica como el factor que distingue una sincronicidad auténtica de una mera coincidencia, actuando como resonancia interna que confirma el significado compartido entre evento psíquico y físico.

En la parte simbólico-poética, la sincronicidad se presenta como un acto estético donde el universo se autorrevela a través de coincidencias significativas. El símbolo funciona como lenguaje mediador, traduciendo lo invisible en forma tangible, en una coniunctio oppositorum que une los planos interno y externo. El arte se equipara a la sincronicidad: ambos son manifestaciones de un mismo principio creador donde la totalidad se expresa a través de la conciencia humana.

La propuesta culmina con la tétrada del mundo (espacio, tiempo, causalidad y sincronicidad), invitando a una ciencia del sentido que supere la fragmentación entre sujeto y objeto, razón y espíritu. La sincronicidad, así entendida, no es un fenómeno paranormal, sino la huella de una unidad profunda que se manifiesta cuando la conciencia participa activamente en la revelación de un orden significativo en el cosmos.

 Palabras clave:

  1. Sincronicidad

  2. Inconsciente psicoide

  3. Sentido

  4. Acausalidad

  5. Unus mundus

  6. Coniunctio oppositorum

  7. No-localidad

  8. Entrelazamiento cuántico

  9. Orden implicado

  10. Emoción

  11. Símbolo

  12. Tétrada

Ensayo

Presentación.

El presente trabajo se estructura en dos grandes partes —una revisión teórica y una elaboración propia— con el propósito de actualizar y expandir el principio de sincronicidad formulado por C. G. Jung en diálogo con el físico Wolfgang Pauli.

  1. Revisión del estado del arte

Esta sección revisa los fundamentos conceptuales del principio de sincronicidad según los textos originales de Jung (1952) y su contexto histórico-científico. Y con ideas principales extraídas a modo de apuntes.

Este apartado constituye el estado del arte sobre el concepto, y establece el marco desde el cual se desarrolla la interpretación posterior.

  1. Elaboración.

B.1. Parte académica

En esta parte se propone una lectura actualizada del principio de sincronicidad como un cuarto eje de la realidad —junto a espacio, tiempo y causalidad— que introduce el sentido como principio estructurante.

El texto articula un diálogo entre la psicología analítica, la alquimia, la física cuántica y la neurociencia, proponiendo la sincronicidad como fenómeno de coherencia entre la conciencia humana y el orden del cosmos.

En este marco, se plantea la idea de una posible “ciencia del sentido”, capaz de integrar causalidad y acausalidad, materia y significado, dentro de una comprensión ampliada del ser.

B.2. Parte simbólico-poética.

La segunda parte traduce el contenido teórico en un lenguaje poético y curatorial.
Aquí la sincronicidad se presenta como acto estético y revelación del inconsciente psicoide: un momento en que el alma y el mundo se reflejan mutuamente.
El texto se despliega como una meditación visual y sonora, donde la alquimia, el arte y la física se entrelazan en un mismo gesto creador.

Cada sincronicidad se interpreta como una obra de arte del universo, una resonancia entre el símbolo y la materia, una forma en la que el cosmos se contempla a sí mismo a través de la conciencia humana.

Sentido global del documento.

El conjunto del trabajo propone una visión unitaria del ser donde psique, materia y sentido no se oponen, sino que forman una totalidad dinámica.

La sincronicidad es aquí entendida como la puerta de entrada a esa unidad, un fenómeno liminar donde el inconsciente psicoide manifiesta su poder creador tanto en la ciencia como en el arte.

En su doble vertiente —académica y poética—, el documento busca tender un puente entre el conocimiento racional y la experiencia simbólica, ofreciendo un marco contemporáneo para pensar la relación entre conciencia, cosmos y significado.

Un puente que sirva para comprender y aplicar en la propia individuación y en el trabajo clínico.

A.- Revisión del estado del arte.

Mediante el Principio de sincronicidad (sin- del griego συν-, unión, y χρόνος, tiempo), C. G. Jung intenta dar cuenta de una forma de conexión entre fenómenos o situaciones de la realidad que se enlazan de manera acausal, es decir, que no presentan una ligazón causal, lineal, que responda a la tradicional lógica causa-efecto.

Jung describe casos clínicos en los que se da el fenómeno y precisamente por el asombro de estos eventos empieza a formular el principio.

Será a través de dos de sus escritos de 1952 como expondrá el concepto de sincronicidad:

  • Sincronicidad como principio de conexiones acausales, publicado junto a una monografía de Wolfgang Pauli, «La influencia de las ideas arquetípicas en las teorías científicas de Kepler», en Interpretación de la naturaleza y la psique.
  • Sobre sincronicidad, conferencia pronunciada en los encuentros Eranos.

En ellos establecerá que la manera en que los fenómenos se vincularían sería a través de su significado. Un típico ejemplo de sincronicidad se da cuando una persona constata que una imagen mental suya, netamente subjetiva, es reflejada, sin explicación causal, por un evento material exterior a él. En términos de Jung, sería la concordancia, en el nivel del significado, de una imagen mental con un fenómeno material que se dan simultáneamente. Por lo tanto, Jung considera que las sincronicidades son «concordancias significativas acausales».

Para Jung, la sincronicidad es, «la coincidencia de dos o más acontecimientos, no relacionados entre sí causalmente, cuyo contenido significativo es idéntico o semejante…». «la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido, pero de manera acausal». «Así pues, emplearé el concepto general de sincronicidad en el sentido especial de una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar».

No puede tratarse en definitiva de causa y efecto, «sino de una coincidencia en el tiempo, de una especie de simultaneidad», de ahí el término sincronicidad. Se describe la sincronicidad «como una relación entre tiempo y espacio psíquicamente condicionada.

Para evitarse malentendidos «lo diferenciaré del término sincronismo, que constituye la mera simultaneidad de dos sucesos».

La acausalidad es esperable cuando parece impensable la causalidad. Ante la causalidad solo resulta viable la evaluación numérica o el método estadístico. Las agrupaciones o series de causalidades han de ser consideradas causales mientras no se sobrepasen los límites de la probabilidad. Si así se demostrara implicaría un principio acausal o conexión transversal de sentido.

Pero esta posibilidad se da solo cuando la psique se observa a sí misma, es decir, a partir de la manifestación de lo inconsciente, de los arquetipos de lo inconsciente colectivo caracterizado como psicoide que tiene la propiedad de Transgresividad.

 

Los casos de coincidencias de sentido parecen sustentarse en una base arquetípica:

  1. El factor emocional resulta ser altamente significativo. La afectividad está basada en el arquetipo.
  2. A su vez existe como característica común cierta imposibilidad.

Constaría así mismo de dos factores:

1.Una imagen inconsciente accede a la consciencia directamente o simbolizada como sueño, ocurrencia o presentimiento.

2.Una situación objetiva en la realidad material coincide con dicho contenido psíquico.

 

Jung aborda ciertos métodos intuitivos (mánticos) de larga tradición: el I Ching oriental y la Geomancia occidental. Dirigirá entonces su interés hacia la Astrología, llevando a cabo un extenso experimento astrológico.

 

La sincronicidad constituye en sí misma «una magnitud sumamente abstracta e inmaterializable». Representa un criterio de comportamiento al igual que el espacio, el tiempo y la causalidad.

Se renunciaría así a la hipótesis de una conciencia asociada a un cerebro vivo, el factor formal sería ajeno a una actividad cerebral. De ahí que se plantee la pregunta de si todo proceso psicofísico tendría como fundamento la sincronicidad y no la causalidad. De esta última se deducen dos posibilidades que ponen en entredicho la experiencia y el entendimiento:

1.Procesos físicos generan la psique.

2.Psique inmaterial que determina procesos físicos.

 

De este modo, la sincronicidad, o disposición acausal o con sentido, representaría una posibilidad de esclarecimiento de la encrucijada cuerpo-alma o paralelismo psicofísico. En esta dirección apunta el «saber absoluto», o sentido absoluto, implícito al fenómeno, caracterizado de trascendental al hallarse en un espacio psíquicamente relativo o continuum espacio-temporal irrepresentable.

 

En conclusión, la clásica imagen física tríadica del mundo compuesta de espacio, tiempo y causalidad se convertiría en una tétrada o cuaternio al unírsele la sincronicidad. Ello posibilitaría un juicio global que se aproximaría a un concepto unitario del ser eliminándose la incompatibilidad entre sujeto y objeto.

 

«La sincronicidad en sentido estricto sólo es un caso especial de un orden general acausal que da lugar a actos de creación en el tiempo»

 

Debe evitarse interpretar toda situación aparentemente sin causa como acausal. La sincronicidad solo acontece cuando ni siquiera es pensable una causa. Es decir, dicha «falta de explicación» incluye:

  1. Una causa desconocida.
  2. Dicha causa no es pensable intelectualmente.

 

Todo fenómeno sincronístico puede clasificarse en tres categorías:

  1. Coincidencia psíquica simultánea del observador con un acontecimiento exterior que se corresponde con dicho estado psíquico sin que medie entre ambos ninguna vinculación causal.
  2. Coincidencia psíquica más o menos simultánea con un acontecimiento exterior distante en el espacio y verificable a posteriori.
  3. Coincidencia psíquica con un acontecimiento distante en el tiempo y verificable a posteriori.

 

En psicología y ciencia cognitiva, el sesgo de confirmación es una tendencia a buscar o interpretar nueva información de manera que confirme las ideas preconcebidas propias y evite información e interpretaciones que contradigan creencias previas. Es un tipo de sesgo cognitivo y representa un error de inferencia inductiva, o como una forma de sesgo de selección hacia la confirmación de la hipótesis bajo estudio o refutación de una hipótesis alternativa. El sesgo de confirmación es relevante en la enseñanza del pensamiento crítico, pues este se ejecuta incorrectamente si un escrutinio crítico riguroso es aplicado sólo para evidenciar el desafío de una idea preconcebida, pero no para evidenciar lo que la apoya.

Wolfgang Pauli fue severamente crítico con el sesgo de confirmación, emprendió algún esfuerzo en investigar el fenómeno, siendo coautor con Jung de una obra sobre el tema. Algunas pruebas que Pauli citó eran que ideas que se producían en sus sueños tendrían analogías sincronísticas en la correspondencia posterior con colaboradores distantes.

Se ha afirmado que la teoría de la sincronicidad de la psicología analítica de Jung es equivalente a la intuición intelectual.

 

Precursores de la sincronicidad, en modos de conciencia mágica.

  1. Filosofía china: el Tao o sentido, Lao-Tsé: Tao Te King. Ch´uang-Tsé. La nada que ordena el mundo sensorial, concepción taoísta de la totalidad, teoría filosófico-natural medieval de la correspondencia, la simpatía de todas las cosas.
  2. Filón de Alejandría: el hombre como microcosmos que contiene las imágenes de las naturalezas de las estrellas.
  3. Plotino: almas individuales procedentes de una única alma universal
  4. Agrippa de Nettesheim: «Omnia plena diis esse»: todo está lleno de dioses. El alma del mundo como espíritu que todo lo penetra.
  5. Johann Kepler cita a Aristóteles: el mundo inferior unido al cielo, sus fuerzas gobernadas desde arriba. Correspondencia fundamentada en la tierra, animada por el anima telluris.
  6. Leibniz: armonía preestablecida o sincronismo absoluto entre sucesos psíquicos y físicos (mónadas).

B.- Elaboración de Mikel Garcia

B.1.- Parte académica

  1. Introducción: del paradigma causal al principio de sentido.

La historia de la ciencia occidental ha estado sostenida por el principio de causalidad: todo fenómeno tiene una causa que lo explica dentro de una cadena lineal de determinaciones. Sin embargo, el siglo XX introdujo una fisura profunda en esta visión: la física cuántica mostró que el comportamiento de la materia no siempre puede describirse mediante relaciones causales. A esta crisis del determinismo se sumó, desde el ámbito de la psicología profunda, la propuesta de Carl Gustav Jung del principio de sincronicidad, una forma de conexión acausal entre eventos psíquicos y materiales unidos por un significado común.

El principio fue desarrollado en estrecha colaboración con el físico Wolfgang Pauli, quien reconocía en los procesos subatómicos una dimensión no causal análoga a la que Jung observaba en el psiquismo. Ambos intentaron, con lenguajes distintos, articular una visión unitaria de la realidad donde mente y materia no se excluyeran, sino que se reflejaran mutuamente.

  1. La sincronicidad en Jung: una conexión acausal de sentido

Jung definió la sincronicidad como “la coincidencia temporal de dos o más sucesos no relacionados causalmente, cuyo contenido significativo es idéntico o semejante”. En otras palabras, un acontecimiento psíquico interno —un sueño, una intuición o un presentimiento— coincide con un hecho externo de manera acausal, pero con un sentido compartido.

Para explicar este tipo de conexión, Jung recurrió a la noción de inconsciente psicoide: una zona liminar entre la psique y la materia, un fondo de realidad común donde ambas se encuentran antes de diferenciarse. El inconsciente psicoide no pertenece estrictamente al mundo interior ni al exterior, sino que constituye el sustrato unificador que posibilita la emergencia simultánea de fenómenos mentales y físicos correlativos.

Desde este punto de vista, la sincronicidad no sería un “milagro” ni una superstición, sino una manifestación estructural del inconsciente psicoide. En ella, el significado actúa como principio organizador de la realidad, tal como la causalidad organiza los procesos físicos.

III. El trasfondo alquímico y místico: el unus mundus

La idea de un fondo unitario entre espíritu y materia tiene raíces antiguas. La alquimia medieval, a la que Jung dedicó extensos estudios, concebía el cosmos como un organismo animado por un principio común, el spiritus mundi. Los alquimistas buscaban la coniunctio oppositorum, la unión de los contrarios —fuego y agua, sol y luna, alma y cuerpo— como símbolo de la totalidad.

Jung reinterpretó esta tradición en términos psicológicos: la coniunctio corresponde al proceso de individuación, y la materia alquímica a las imágenes del inconsciente. En este marco, el inconsciente psicoide cumple la función del spiritus mercurialis: mediador entre lo visible y lo invisible, entre la mente consciente y el mundo material.

Cuando un fenómeno sincronístico ocurre, el unus mundus —la realidad una e indivisible— se hace momentáneamente visible. La sincronicidad es, así, una epifanía de la unidad subyacente del ser, una grieta en la percepción dualista que separa al sujeto del mundo.

La “coincidencia significativa” es un momento de coniunctio —la unión de opuestos— donde la realidad se muestra como totalidad indivisible.

Por eso Jung consideraba la sincronicidad no solo un fenómeno psicológico, sino un acto de creación en el tiempo, es decir, una irrupción del orden invisible en la trama de los acontecimientos.

  1. Correspondencias cuánticas: acausalidad y totalidad

La física cuántica ha introducido un modo de pensar que resuena con la intuición junguiana y permiten reinterpretar la sincronicidad desde un lenguaje científico actual (sin reducirla). Entrelazamiento cuántico y la no-localidad como analogías del vínculo acausal: Dos partículas entrelazadas mantienen correlaciones instantáneas sin mediación causal, incluso separadas por grandes distancias. Esta “no-localidad” recuerda la acausalidad jungiana. Si se considera que mente y materia emergen de un mismo campo fundamental, las sincronicidades podrían verse como resonancias cuántico-arquetípicas entre niveles distintos de ese campo. Este fenómeno, descrito por Einstein como “acción fantasmagórica a distancia”, sugiere un tipo de orden no local que trasciende el espacio y el tiempo.

Campo unificado / información cuántica: David Bohm, en su interpretación del “orden implicado”, propuso que las partículas no son entidades separadas, sino manifestaciones desplegadas de una totalidad subyacente. Esa totalidad —el campo cuántico— contendría implícitamente toda la información del universo. En un sentido profundo, el inconsciente psicoide junguiano podría entenderse como análogo psicológico de ese orden implicado: un campo de potencialidad donde lo mental y lo material coexisten en estado de latencia. Ervin Laszlo (campo akáshico) ofrece también un marco para pensar la sincronicidad como manifestación de un orden subyacente de información que conecta todos los sistemas. Jung intuía algo similar cuando afirmaba que la sincronicidad implicaba un “saber absoluto” o “sentido trascendental”.

Asimismo, la noción de “colapso de la función de onda” introduce la idea de que el acto de observación participa en la configuración de la realidad. En una sincronicidad, el sujeto no es un espectador pasivo, sino parte del sistema total que genera el evento. La conciencia y el mundo se codeterminan en un mismo acto de revelación de sentido. En la mecánica cuántica, el acto de observación no es pasivo; el observador participa en la configuración del fenómeno. De modo análogo, en la sincronicidad, la conciencia del observador es parte del sistema: el acontecimiento externo cobra sentido solo en relación con su estado interno.

  1. Neurociencia, emoción y coherencia del significado

El fenómeno sincronístico podría confundirse con el sesgo de confirmación, es decir, la tendencia del cerebro a reconocer patrones que confirmen creencias previas. El sesgo de confirmación puede confundir coincidencias ordinarias con sincronicidades. Lo mismo que lo mismo que el sesgo teleológico creyendo que todo lo que sucede tiene un sentido para quien lo observa.

Sin embargo, Jung subraya que la sincronicidad no es una mera coincidencia interpretada subjetivamente: se distingue por su carga afectiva intensa y por el carácter transformador de la experiencia. El sujeto que experimenta el fenómeno necesita tener una capacidad simbólica para aprovecharlo en una ampliación del yo y la conciencia. En ocasiones el fenómeno puede regredir al sujeto a un estado disfuncional, en sus relaciones, mundo interno e incluso generando enfermedades somáticas en su cuerpo o alteraciones graves en sus relaciones o personas vinculadas, a veces esto se denomina sincronía negativa.

Las neurociencias actuales sugieren que los estados de alta significación emocional se asocian a picos de coherencia neuronal entre regiones corticales y límbicas. Esto podría corresponder a momentos en los que la mente alcanza un estado de resonancia simbólica con el entorno. En tal estado, el inconsciente psicoide podría funcionar como un “campo de coherencia” donde las configuraciones internas y externas se sincronizan bajo un mismo patrón informacional.

  1. Hacia una ciencia del sentido.

La sincronicidad desafía el paradigma científico tradicional porque introduce el significado como principio organizador de los fenómenos. No se trata de negar la causalidad, sino de ampliarla. Mientras la causalidad explica cómo las cosas ocurren, la sincronicidad se pregunta por qué adquieren sentido. La realidad no se reduce a causalidad lineal, sino que incluye dimensiones de resonancia de significado.

Autores contemporáneos como Ervin Laszlo o Rupert Sheldrake han propuesto teorías del campo informacional o campos mórficos que podrían servir de puente entre la mente y la materia. En estos modelos, la información o el sentido actúan como un principio estructurante no local, semejante al inconsciente psicoide junguiano. La psique y la materia no son entidades separadas, sino expresiones complementarias de un campo unificado.

La integración de estos enfoques apunta hacia una física de la mente, donde la realidad es concebida como una red de procesos informacionales interdependientes, y donde los símbolos y las experiencias de sentido poseen eficacia ontológica.

Los fenómenos sincronísticos serían momentos en los que la totalidad se autorrefleja, permitiendo que el individuo perciba el tejido invisible que lo conecta con el cosmos.

En lenguaje actual, podríamos decir que la sincronicidad revela un orden cuántico de la conciencia, donde la información y la materia son intercambiables, y donde el símbolo actúa como puente operativo entre niveles de realidad.

VII. La tétrada del mundo

Jung propuso que el mundo no puede comprenderse plenamente mediante la tríada clásica de espacio, tiempo y causalidad. Es necesario añadir un cuarto elemento: la sincronicidad, como principio acausal de conexión significativa. Con esta ampliación, el universo se presenta como una tétrada viva, donde cada fenómeno puede ser leído tanto causal como simbólicamente. Una propuesta consiliente, antitética al reduccionismo, que enfatiza la complejidad.

La clave está en la noción de inconsciente psicoide, una forma intermedia entre lo psíquico y lo material, que tiene la propiedad de la Transgresividad (paso de información de una a otra parte). Este inconsciente psicoide es un arquetipo, ha sido percibido por pensadores anteriores a Jung, con explicaciones coherentes a estadios de la conciencia arcaica o mágica.  También estructura la realidad objetiva, operando como patrón de organización simbólica en ambos planos.

En este sentido, el fenómeno sincronístico sería una manifestación del inconsciente colectivo en el mundo físico: una “concordancia significativa” que revela que ambos planos —mente y materia— son expresiones distintas de una misma totalidad.

El inconsciente psicoide representa el fondo común del que emergen ambos modos de conexión. Es el ámbito preformal donde la psique y la materia son aún inseparables. Las sincronicidades serían entonces actos de creación en el tiempo, momentos en que la totalidad se autorrefleja a través de la conciencia humana.

En un plano epistemológico, el principio de sincronicidad nos invita a trascender la fragmentación entre ciencia y espíritu, razón y mito, sujeto y objeto. En un plano existencial, nos recuerda que cada experiencia significativa es también una participación en el tejido invisible del cosmos.

 

B.2. Parte simbólico-poética

 

El hilo invisible: sincronicidad y el inconsciente psicoide

 

Hay momentos en que el mundo se inclina hacia nosotros,

como si respondiera a una pregunta que nunca dijimos en voz alta.

Un pensamiento, un sueño, una imagen interior…

y entonces, una señal externa, un suceso, un gesto del azar

que resuena en la misma frecuencia de sentido.

Eso que Jung llamó sincronicidad —la coincidencia significativa sin causa—

es una grieta luminosa en la continuidad del tiempo,

un espejo donde el alma reconoce que también es materia.

 

El inconsciente psicoide: raíz común de todas las formas

 

Para Jung, la sincronicidad no era un capricho del azar,

sino la huella de una unidad más profunda entre el mundo interno y el externo.

En el fondo de ambos palpita un mismo tejido:

el inconsciente psicoide,

una dimensión anterior a toda separación,

donde la psique y la materia aún no se distinguen.

 

Desde allí emergen las imágenes que soñamos

y los sucesos que parecen responder a nuestros sueños.

No como causa y efecto,

sino como dos reflejos simultáneos de una misma corriente.

El sentido no es producto del pensamiento,

sino el modo en que el universo se reconoce a sí mismo en nosotros.

 

El lenguaje del símbolo y la alquimia del encuentro

 

En la alquimia, el mercurio era el espíritu que mediaba

entre el fuego y la tierra, entre lo volátil y lo sólido.

Así actúa el inconsciente psicoide:

como un mercurio interior que une las orillas del alma y del cosmos.

 

Cada sincronicidad es una coniunctio,

una unión de opuestos donde el sujeto y el mundo se funden.

Durante un instante, el unus mundus —el mundo uno—

se revela a través de una coincidencia que no puede explicarse,

solo experimentarse.

 

El símbolo es su lenguaje.

No describe: enlaza.

Es un puente que traduce lo invisible en forma,

la emoción en materia,

el arquetipo en acontecimiento.

 

Resonancias cuánticas: la materia que piensa

 

Las nuevas físicas han empezado a hablar en susurros alquímicos.

El entrelazamiento cuántico une partículas separadas por años luz,

como si recordaran su origen común.

En el fondo, la materia se comporta como si supiera algo de sí misma.

David Bohm la llamó “orden implicado”:

un océano invisible donde todo está ya conectado

antes de desplegarse en la forma.

 

Quizás el inconsciente psicoide sea eso mismo en la psique:

un campo profundo de coherencia,

un orden implícito donde pensamiento y materia son una sola onda.

Cuando ocurre una sincronicidad,

ese orden invisible se pliega momentáneamente hacia la superficie,

y la realidad se organiza no por causa,

sino por significado.

 

La emoción como brújula del sentido

 

No toda coincidencia es una sincronicidad.

Solo aquellas que nos tocan el corazón,

que producen una vibración de asombro o certeza interior,

pertenecen a ese orden acausal.

 

La emoción no es un error cognitivo,

sino el órgano del alma para reconocer el sentido.

En el instante sincronístico,

la mente y el mundo laten al unísono:

una coherencia viva entre el ritmo del pensamiento

y la música secreta de las cosas.

 

La ciencia del alma y la estética del cosmos

 

Jung y Pauli imaginaron una ciencia que no expulsara al espíritu,

ni una mística que negara la razón.

La sincronicidad era para ellos la puerta hacia una nueva epistemología,

donde el conocimiento se produce en la relación, no en la distancia.

 

En el laboratorio del alma, el observador y lo observado se transforman mutuamente.

El símbolo es la materia prima de esa alquimia:

no explica, sino que une.

En el arte, como en la sincronicidad,

el sentido aparece cuando algo invisible se hace forma

y algo íntimo se hace mundo.

 

El cuarto elemento

 

Durante siglos pensamos la realidad como una tríada:

espacio, tiempo y causalidad.

Jung añadió un cuarto principio: la sincronicidad,

la dimensión del sentido.

 

En esa tétrada, el inconsciente psicoide ocupa el centro,

como matriz del ser.

Desde allí brotan tanto las leyes del cosmos como los sueños humanos.

Y quizás, cuando una sincronicidad ocurre,

no sea el universo el que nos responde,

sino la totalidad que, por un instante,

se ve a sí misma a través de nuestros ojos.

 

Epílogo: arte como sincronicidad

 

Toda obra de arte es una forma de sincronicidad:

una materia que se deja habitar por el espíritu,

una imagen que revela una correspondencia invisible.

 

El artista no inventa, sintoniza.

Escucha el murmullo del inconsciente psicoide,

ese campo donde el tiempo y el alma aún no se han separado,

y traduce su vibración en forma, color o sonido.

 

La creación —como la sincronicidad—

es un acto en el que el universo se sueña a sí mismo.

Conclusiones

Conclusiones.

Hacia una Ciencia del Sentido

  1. La sincronicidad como cuarto principio: Se consolida como un pilar ontológico complementario al espacio, tiempo y causalidad, permitiendo una comprensión integral de la realidad donde el significado organiza conexiones acausales.
  2. Naturaleza del inconsciente psicoide: Este sustrato transgresor actúa como campo unificado previo a la distinción mente-materia, explicando cómo los arquetipos se manifiestan simultáneamente en lo psíquico y lo físico.
  3. Integración ciencia-espiritualidad: La física cuántica (no-localidad, entrelazamiento) y la alquimia (unus mundus) proporcionan marcos coherentes para entender la sincronicidad sin reduccionismos, validando su base en un orden implicado de la realidad.
  4. La emoción como validador: La carga afectiva intensa diferencia las sincronicidades auténticas de las coincidencias banales, funcionando como un órgano de percepción simbólica que certifica la resonancia de significado significado.
  5. Epistemología de la participación: El observador es parte activa del fenómeno sincronístico, en un diálogo co-creativo donde conciencia y mundo se reconfiguran mutuamente.
  6. Manifestación artística: El arte y la sincronicidad comparten esencia: ambos son actos de traducción de lo invisible a lo visible, donde el símbolo media entre el espíritu y la materia.
  7. Trascendencia de opuestos: La sincronicidad opera como coniunctio oppositorum, disolviendo las dicotomías sujeto-objeto y razón-espíritu hacia una visión unitaria del ser.
  8. Aplicabilidad transformadora: Reconocer este principio permite trabajar con las sincronicidades como herramientas de individuación e indicadores de coherencia psico-cósmica en el desarrollo humano.
Análisis político simbólico y ética de la individuación para la transformación social.

Análisis político simbólico y ética de la individuación para la transformación social.

Análisis político simbólico y ética de la individuación para la transformación social.

Mikel García. 6 septiembre 2025.

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Descripción de la imagen

Trabajando con inteligencia artificial. Por Mikel García.

Explicación de los símbolos de la imagen

  • El Caballero Cansado y su Armadura Brillante: Representa el «Complejo del yo», la identidad que se cree virtuosa y heroica (armadura brillante) pero que está exhausta por cargar con una mentira (peso). Su armadura es su defensa, pero también su prisión.
  • El Dragón Pequeño sus Brazos: Es el «complejo» (paterno/materno, ideológico) al que se aferra. El que lo abrace como un bebé muestra la relación de dependencia y afecto equivocado. El dragón es pequeño porque en realidad es una creación mental, pero su sombra es enorme. El dragón es siniestro, cara-cabeza antropomórfica de un sujeto viejo que representa el tremendo peso tradicional ancestral que no mira  nadie pues ha perdido lo humano.
  • Expresión de Satisfacción: Captura la alienación del caballero, creyendo que ha tenido éxito al abrazar el dragón, completamente equivocado sobre cuál era su misión real.
  • La Doncella Encadenada a la Tabla de la Ley: El Ánima (empatía, amor, conexión) está cautiva no por el dragón directamente, sino por la estructura rígida de la «Ley» (norma, dogma) que el caballero debería haber combatido. La tabla de piedra representa la frialdad e inflexibilidad de la norma por la norma.
  • El Rey en el Acantilado: El sí-mismo, observando desde la altura de la conciencia superior. Su «grito silencioso» añade una capa de tragedia e impotencia.
  • La Sombra Monstruosa del Dragón: La verdadera naturaleza y el poder destructivo del complejo o ideología que el caballero minimiza y abraza. La sombra lo engulle, mostrando que, aunque él no lo ve, está poseído por ella.
  • Las Nubes/Tormentas de Gaza y Ucrania: Representan la escalada de los arquetipos («Dios Oscuro») a nivel colectivo. Sus formas de mapas muestran que son conflictos territoriales concretos, pero al mismo tiempo las caras de dios vengativo y zar, se simboliza la fuerza arquetípica e impersonal que impulsa la violencia.
  • Estilo de Beksiński y Dalí: Beksiński aporta una atmósfera onírica, inquietante, oscura y decadente. Dalí aporta el surrealismo, la distorsión de la realidad y el simbolismo onírico. La combinación es perfecta para un análisis junguiano.
  • Paleta de Colores y Iluminación: La paleta apagada refleja la pérdida de vitalidad y humanidad. El único foco de luz sobre la doncella es un faro de esperanza y la clave de lo que realmente debería ser rescatado.

Zdzisław Beksiński fue un artista polaco (1929-2005) reconocido por su distintivo y inquietante estilo en la pintura, dibujo y fotografía. Su obra, a menudo categorizada como surrealismo oscuro o fantástico, es perfecta para representar los temas junguianos y la angustia existencial de tu texto.

Su estilo se caracteriza por:

  • Imaginario Apocalíptico y Onírico: Beksiński creaba paisajes surrealistas de pesadilla, a menudo escenas de decadencia, estructuras distópicas y figuras deformadas en estados de descomposición o transformación. Esto se alinea perfectamente con la idea de «constelar el Dios Oscuro» y los paisajes psíquicos devastados por el conflicto.
  • Atmósfera Profundamente Inquietante: Sus cuadros evocan una sensación de soledad, melancolía y muerte existencial. No es un horror sangriento, sino una terror frío y metafísico, ideal para transmitir el «dolor» y la «repugnancia» de las acciones necesarias pero antiéticas.
  • Maestría Técnica y Detalle: A pesar de lo grotesco de los temas, su técnica era impecable, con una textura casi táctil y una iluminación dramática que guía la mirada a través de las pesadillas que pintaba. Esto añadiría una capa de belleza sombría y seriedad a la imagen generada.
  • Abstracción Figurativa: Sus formas son a la vez reconocibles (humanoides, arquitectura) y completamente alienígenas, lo que simboliza excelentemente la transformación y distorsión de los arquetipos (el Rey, el Caballero, el Dragón) cuando son poseídos por la Sombra.

Beksiński es el maestro indiscutible de visualizar el inconsciente colectivo en su forma más cruda y arquetípica. Su estética captura la esencia de la advertencia junguiana: la belleza terrible y la necesidad de adentrarse en el horror para encontrar una forma de integración. Una imagen en su estilo no solo ilustraría el texto, sino que transmitiría visceralmente su carga emocional y psicológica.

Ejemplo de cómo Beksiński influye en

La textura erosionada y orgánica de las superficies.

La luz dramática que crea sombras profundas y misteriosas.

La sensación de que la escena es a la vez un paisaje onírico y una representación de un estado mental interno.

La desfiguración sutil pero perturbadora de las figuras (el contentamiento alienado del caballero, la mirada desesperada del Rey).

Beksiński es generar una imagen que no sea solo una ilustración, sino una experiencia emocional que encapsule la profundidad del conflicto entre el deber, la sombra y la búsqueda de una paz imposible.

Incluir el estilo de Salvador Dalí en la imagen es un complemento maestro para la base ya inquietante de Beksiński. Mientras Beksiński aporta la atmósfera oscura y decadente, Dalí aporta el subversivo simbolismo onírico y la distorsión de la realidad, elementos cruciales para representar los conceptos junguianos de lo inconsciente y los complejos.

La influencia de Dalí se manifestaría en:

  1. Realismo Onírico y Perturbador: Dalí pintaba objetos irreconocibles con una precisión fotográfica hiperrealista. En esta imagen, eso se traduciría en que el dragón, las cadenas de la doncella o la textura de la tabla de ley se verían tan nítidos y reales como una fotografía, pero en un contexto que desafía toda lógica, intensificando la sensación de que esto es una «verdad» psíquica distorsionada.
  2. Espacio y Perspectiva Distorsionados: Dalí jugaba con espacios infinitos y perspectivas imposibles. El acantilado del Rey podría extenderse hacia un horizonte imposible.
  3. Imágenes Dobles: El genio de Dalí para esconder una imagen dentro de otra sería perfecto. La sombra del dragón en su contorno contiene una multitud de personas sufriendo, representando las consecuencias humanas ocultas de la ideología que abraza el caballero.
  4. Elementos Simbólicos Surrealistas Clásicos de Dalí:

Relojes: Sobre la armadura del caballero a modo de escudo, simbolizando la distorsión del tiempo y la razón, y cómo las ideologías rígidas en realidad se «derriten» y deforman bajo el sol de la realidad psíquica.

Hormigas: Un símbolo de Dalí de decadencia y muerte. En la sombra del dragón las caras representan esta corrupción y putrefacción interna en la sombra colectiva.

Elefantes de Patas de Insecto: Figuras que representan fragilidad y pesadez al mismo tiempo. Uno al fondo, portando un obelisco (símbolo de poder patriarcal) en su lomo, mostrando lo absurdo y precario de las estructuras de poder que parecen sólidas.

¿Por qué la combinación Beksiński + Dalí es tan poderosa?

  • Beksiński provee el cuerpo de la imagen: la oscuridad, la textura, la emocionalidad sombría y la sensación de finitud.
  • Dalí provee el sistema nervioso: el simbolismo subversivo, los elementos oníricos que desafían la lógica y la sensación de que la realidad misma se está descomponiendo.

Juntos, crean una visualización perfecta del inconsciente colectivo en estado de crisis: un paisaje de pesadilla que es a la vez personalmente traumático y simbólicamente complejo, exactamente como el análisis del texto que se quiere representar.

 

 

Autor

 

Mikel García García[i]

[i] Médico y cirujano (Universidad Navarra, 1975). Psicólogo (Universidad San Sebastián, 1982). Psicoanalista junguiano. Formación experiencial y teórica en: Psicoanálisis, Terapia Sistémica Familiar, Psicoanálisis Reihiano (vegetoterapia), Psicología Analítica Junguiana, Psicoterapia Transpersonal. Experiencia de Muerte Cercana a los 33 años. Máster en “Astronomía y astrofísica” VIU (Universidad Valencia, 2014). Doctor Internacional en «Estudios Internacionales en Paz, Conflictos y Desarrollo», Universitat Jaume I (UJI Castellón, 2020). Máster en Fotografía Artística y Narrativa Visual (Universidad Internacional de la Rioja, 2022). Máster en Inteligencia Artificial (BIG SCHOOL, Madrid 2024) y Máster en Inteligencia Artificial (Universidad Isabel I, Madrid 2025). 

Colaborador con ONG médicas de intervención internacional, y en programas de formación a personal sanitario de atención Primaria; SIDA; maltrato infantil; muerte digna y a docentes. Especializado en maltrato infantil, trauma, duelo, tanatología, acompañamiento al muriente, integración de sistemas, estados de trance y místicos. Terapeuta de “Grupos de Duelo Online Ventana a ventana” desde confinamiento COVID-19. Psiconauta, antropólogo investigador del alma en la clínica médica y psicoterapéutica y trabajos de campo antropológicos cualitativos y cuantitativos, con énfasis en la Acción Participativa, docencia y divulgación psicopolítica de los hallazgos. Promotor de acciones participativas para el despertar del desierto interior y para la transformación social. Didacta  de la Sociedad Internacional Para el Desarrollo del Psicoanálisis Junguiano (SIDPaJ). Fotógrafo. Buceador. Alquimista. Hilozoísta. Hijo de Hermes. Creador herido. https://bit.ly/mikelcurriculum  iratxomik@gmail.com

Presentación y contenido

Resumen:

Este análisis explora la conexión entre un texto sociopolítico sobre fundamentalismo cristiano y masculinidad tóxica, y una parábola simbólica de un caballero que falla en su misión. Utilizando la psicología junguiana, se argumenta que tanto el fundamentalismo como la ideología incel representan una evitación de la individuación—el proceso de integración psicológica—al aferrarse a estructuras rígidas (el «dragón» de la ley, el poder y los complejos parentales) en lugar de integrar valores femeninos y relacionales (el «ánima» o «doncella»). El documento profundiza en el polémico concepto de «constelar el Dios Oscuro», es decir, realizar acciones éticamente repugnantes pero necesarias para restaurar un equilibrio superior, diferenciándolas claramente de las atrocidades mediante criterios como la proporcionalidad, la reversibilidad del daño y la intención. Examina conflictos como Gaza y Ucrania como ejemplos de posesión por arquetipos destructivos (el Vengador, el Imperio) y concluye que la paz resiliente, tanto individual como colectiva, requiere un camino de autoconocimiento, desidentificación de arquetipos colectivos dañinos, diálogo basado en la sombra compartida y la creación de instituciones que fomenten la conciencia y la complejidad moral sobre la simplificación y la proyección del enemigo.

Palabras clave:

Individuación, Arquetipo, Sombra, Ánima, Dios Oscuro, Fundamentalismo, Paz Resiliente, Conciencia Colectiva, Moral

 

Summary

This analysis explores the connection between a sociopolitical text on Christian fundamentalism and toxic masculinity, and a symbolic parable about a knight who fails his mission. Using Jungian psychology, it argues that both fundamentalism and incel ideology represent an avoidance of individuation—the process of psychological integration—by clinging to rigid structures (the «dragon» of law, power, and parental complexes) instead of integrating feminine and relational values (the «anima» or «maiden»). The document delves into the controversial concept of «constellating the Dark God,» i.e., performing ethically repugnant but necessary actions to restore a higher balance, clearly distinguishing them from atrocities through criteria such as proportionality, reversibility of harm, and intention. It examines conflicts like Gaza and Ukraine as examples of possession by destructive archetypes (the Avenger, the Empire) and concludes that resilient peace, both individual and collective, requires a path of self-knowledge, disidentification from harmful collective archetypes, dialogue based on shared shadow, and the creation of institutions that foster consciousness and moral complexity over simplification and enemy projection.

Keywords

Individuation, Archetype, Shadow, Anima, Dark God, Fundamentalism, Resilient Peace, Collective Consciousness, Ethics

 

Laburpena

Azterketa honek testu soziopolitiko bat (fundamentalismo kristaua eta maskulinotasun toxikoa aztertzen duena) eta misioan huts egiten duen zaldun bati buruzko parabola sinbolikoaren arteko lotura aztertzen du. Psikologia jungiarra erabiliz, fundamentalismoak eta incel ideologiak indibiduazioa—prozesu psikologiko integratzailea—saihesten dutela argudiatzen du, egitura zurrunetatik helduz («herensugea»: legea, boterea, gurasoaren konplexuak) balio femenino eta erlazionalak («anima» edo «neskatoa») integratu beharrean. Dokumentuak «Jainko Iluna konstelatze» kontzeptu eztabaidagarrian sakondu egiten du, hau da, oreka gorenago bat berrezartzeko etikoki higuingarriak diren ekintzak beharrezkoak direnean egitea, eta argiro bereizten dizkie atrocitatetik proportzionaltasun, kaltearen itzulgarritasun eta intentzioaren irizpideen bidez. Gaza eta Ukrainako gatazkak aztertzen ditu adibide gisa, arketipo suntsitzaileek (Mendekatzailea, Inperioa) posseditu dituztenak, eta ondorioztatzen du bake erresistenteak, bai banako mailan bai kolektiboan, autoezagutza, arketipo kolektibo kaltegarrietatik desidentifikatzea, itzalean oinarritutako elkarrizketa, eta kontzientzia eta konplexutasun morala sustatzen duten erakundeak sortzea eskatzen duela, sinplifikazio eta etsaia proiektatzearen gainetik.

Gako-hitzak

Indibiduazioa, Arketipo, Itzala, Anima, Jainko Iluna, Fundamentalismo, Bake Erresistente, Kontzientzia Kolektiboa, Moral

 

Ensayo

Texto 1. Sociopolítico

Los fundamentalistas cristianos creen que han ganado en el punto central: la prohibición del aborto. Pero no han entendido que no se trata en absoluto de una vuelta a la familia cristiana, sino de una norma para la norma. Porque el gran discurso con el que se legitima el desenfrenado elitismo de la tecnología es el de la masculinidad sin límites. Es casi cómico ver a Zuckerberg, el jefe de Meta, descubrir en otoño de 2024 que es un macho castrado y que tiene los pectorales caídos. Por lo tanto, conviene poner a la mujer en su lugar: la aplicación de la prohibición del aborto es inquisitorial y no va acompañada, como querría la tradición cristiana, de una política de caridad hacia los más desfavorecidos.

La prohibición del aborto no es una defensa de la familia: es una prohibición que solo funciona como tal y deja intacta la libertad sexual de los dominantes. La prueba: apenas los cristianos tradicionalistas celebraron lo que creían que era una victoria, Trump anuncia una sorprendente nueva subvención para la fecundación in vitro.

Inmediatamente, los obispos católicos estadounidenses se indignaron: habría una contradicción. Pero no lo entendieron: la aceleración no es cristiana, es transhumanista, como otros son transgénero. Si quieren tener hijos, no es por respeto a la vida, es para perpetuarse. La defensa de la masculinidad no es el regreso de la familia tradicional, porque se dirige a individuos, no a parejas. Es una ideología de solteros, cuya versión más radical es la de los incels y que se adapta perfectamente a la poligamia de Elon Musk. Algunos incels abogan por la violencia contra las mujeres, así como contra los hombres que tienen la suerte de tener relaciones felices.

En la serie «Adolescencia» se trata este tema cuando se habla de «la regla del 80-20», que se traduce en la creencia de que el 80% de las mujeres se siente atraída solo por el 20% de los hombres, dejando a los demás sin posibilidades. También la serie toca otro tema que forma parte del ideario impulsado en estos foros: el de la píldora negra. La metáfora alude a la pastilla roja de las películas de la saga Matrix, que significa tener un despertar repentino a una verdad supuestamente oculta. Muchos autoproclamados incels instan a sus seguidores a tomar la «píldora negra» para despertar y confirmar cómo, según creen ellos mismos, su destino está sellado desde su nacimiento por fuerzas que escapan a su control. La pastilla los hará confirmar que están oprimidos por el feminismo, entre otras fuerzas que les impiden alcanzar una vida plena.

Los cristianos fundamentalistas creen en la ley, más que en el amor, como condición misma de la libertad; se quejan de las molestias administrativas solo en la medida en que les impiden aplicar sus propias normas, como por ejemplo exigir a sus empleados que se adhieran a los valores cristianos. Cuando hablan de libertad, no dicen «freedom», sino «liberty», es decir, no la tan odiada libertad individual, sino la autonomía de la Iglesia —libertas ecclesiae en la terminología canónica—; es característico que la orden ejecutiva de Trump que amnistía a los activistas cristianos hable más bien de «religious liberty» que de “religious freedom”. Todo el esfuerzo de los fundamentalistas cristianos es actuar por ley, de ahí la centralidad del control del Tribunal Supremo en su estrategia política.

El catolicismo contrarrevolucionario está en Europa en el centro de esta nostalgia cristiana por los viejos tiempos, porque el protestantismo o bien se ha secularizado, o bien, en su forma evangélica, afecta mayoritariamente a los inmigrantes, poco preocupados por una identidad cristiana blanca.

Sin embargo, en Estados Unidos, también son intelectuales católicos —en su mayoría conversos del protestantismo, como J. D. Vance— los que lideran la cruzada intelectual contra el progresismo. En el plano electoral, sin embargo, son los evangélicos protestantes los que constituyen los grandes batallones del trumpismo. Esta incapacidad del evangelismo para producir una vanguardia intelectual es interesante y podría explicarse en gran medida por cierto desprecio por la cultura en general y la alta cultura en particular. Por lo tanto, son los padres de la Iglesia, entre otros San Agustín y San Benito, a quienes se convoca para restablecer la ley natural y el anclaje de la sociedad en la trascendencia.

Texto 2. Simbólico

Desde lo alto de su castillo, un rey ve llegar a un caballero. Éste va a caballo y, muy contento, lleva un dragón en sus brazos. El rey le grita: » ¡Estúpido tu misión era matar al dragón y traer a la doncella!».

Análisis junguiano

La conexión entre los dos textos, enriquecida por la lectura junguiana, revela una crítica profunda a las falsas soluciones y las evasiones psicológicas y culturales que impiden la verdadera individuación (concepto clave de Carl Jung para el proceso de convertirse en un ser psicológicamente íntegro y único).

  1. El Caballero y el Fundamentalismo: La Evasión de la Individuación

La parábola del texto 2 es una metáfora perfecta de la dinámica que describe el texto 1. Según la lectura junguiana:

  • El Rey (arquetipo del sí-mismo): Representa la totalidad psíquica, la plenitud y el orden correcto de las cosas. Es la voz de la sabiduría que conoce cuál es la verdadera misión: integrar al ánima (lo femenino, la relación, la vida emocional) y dominar o transmutar los complejos (el dragón de las influencias parentales y los traumas).
  • El Caballero (Yo): Es la conciencia egoica, el individuo que actúa en el mundo.
  • El Dragón (Complejos Materno y Paterno): Simboliza las ataduras inconscientes, las estructuras de poder rígidas, las normas heredadas y los traumas no resueltos. El caballero abrazarlo en lugar de matarlo significa aferrarse a estas estructuras como si fueran una solución y su estar contento significa su alienación.
  • La Doncella (Ánima): Es el principio femenino interno, la capacidad de relacionarse, de conectar con la vida, la empatía y la Eros (en el sentido junguiano de conexión y armonía). Rescatarla simboliza la integración de estos valores en la psique, esencial para la individuación.

El texto 1 describe a los fundamentalistas cristianos y a los ideólogos de la masculinidad tóxica (incels) haciendo exactamente lo que hace el caballero: en lugar de «rescatar a la doncella» (integrar lo femenino, el ánima), se aferran al «dragón» (estructuras de poder, ley sin amor, complejos parentales).

  • Su «dragón» es la Ley (liberty, no freedom): Se aferran a un sistema normativo rígido (prohibición del aborto, control del Tribunal Supremo) creyendo que eso restaurará el orden. Pero, como señala el texto, esta ley no va acompañada de caridad (ánima, Eros). Es una ley inquisitorial, un dragón que abrazan para sentirse poderosos, pero que en realidad les impide completar su misión real: crear una comunidad integrada y sana.
  • Han confundido el medio con el fin: La familia tradicional o la ley natural deberían ser vehículos para fomentar el amor y la comunidad (la doncella/ánima). En cambio, han convertido la ley en un fin en sí mismo, dejando al ánima cautiva. El texto es claro: «no se trata en absoluto de una vuelta a la familia cristiana, sino de una norma para la norma».
  1. La Masculinidad Herida y la Negación del Ánima

El texto 1 describe una «masculinidad sin límites» y «castrada» (como la autorreflexión de Zuckerberg). Esta crisis de masculinidad es el equivalente del caballero que se siente fracasado. Sin embargo, su solución no es introspectiva ni integradora.

  • La «Píldora Negra» como Falso Despertar: La «píldora negra» de los incels es lo opuesto a la individuación. En lugar de un despertar hacia la responsabilidad personal y la integración de sus propias partes oscuras (la sombra) y femeninas (el ánima), es una rendición fatalista. Les hace abrazar el «dragón» de la derrota, la misoginia y la creencia de que son víctimas de fuerzas externas (el feminismo). Es una justificación para no intentar «rescatar a la doncella» dentro de sí mismos.
  • Poligamia y Fecundación In Vitro como Sustitutos Tecnológicos: Las acciones de figuras como Trump (subvención a la FIV) o Musk (poligamia) exponen la verdad: no se busca integrar lo femenino en una relación de pareja equilibrada (ánima integrada), sino poseerlo y controlarlo tecnológicamente. Es otra forma de aferrarse al dragón (el poder tecnológico y financiero) para evadir la tarea más difícil y profunda de la relación auténtica y la interioridad. Es «perpetuarse», no «amar».
  1. El Sí-mismo (El Rey) vs. La Nostalgia por el Padre (Los Patriarcas)

El texto 1 menciona que los fundamentalistas convocan a los Padres de la Iglesia (San Agustín, San Benito) para «restablecer la ley natural». Desde la perspectiva junguiana, esto es otro intento de encontrar una solución externa y arquetípicamente paternal.

  • El Rey (sí-mismo) en la parábola grita desde el castillo, que simboliza la totalidad y la conciencia superior. Su grito es la voz de la psique que pide individuación, que es un proceso creativo y personal hacia el futuro.
  • Los Fundamentalistas, en cambio, buscan la solución en el arquetipo del Padre Antiguo (la ley, los patriarcas, la tradición rígida). Esto es retroceder, no avanzar. Es buscar refugio en la autoridad del «padre» (el complejo paterno/dragón) en lugar de escuchar al Sí-mismo, que les exigiría evolucionar e integrar lo que falta: el principio femenino (ánima), la compasión y la caridad.

Conclusión

La relación entre los textos es profunda. El fundamentalismo cristiano y las ideologías de la masculinidad tóxica representadas en el texto 1 son el equivalente colectivo y cultural del caballero del texto 2. Ambos:

  1. Fallan en su misión esencial: Confunden el objetivo (integrar el ánima, el amor, la relación) con el medio (aplicar la ley, abrazar el poder).
  2. Se aferran al dragón: Prefieren abrazar estructuras de poder rígidas (ley, tecnología, misoginia, complejos parentales no resueltos) antes que emprender el viaje psicológico más difícil de rescatar e integrar su propio principio femenino (ánima) y lograr la individuación.
  3. Ignoran la voz del Sí-mismo: La crítica del texto 1 a su hipocresía (ley sin caridad) y a su falta de comprensión (la aceleración es transhumanista, no cristiana) es el equivalente moderno del grito del Rey: «¡Estúpido! ¡Tu misión era otra!». Están tan obsesionados con su dragón normativo y tecnológico que han olvidado por completo a la doncella que deberían estar rescatando: la capacidad de amar, conectar y crear una comunidad verdaderamente humana.

¿Qué tendría que hacer un caballero que buscase la individuación?

Su misión ya no sería externa («matar al dragón»), sino interna. Siguiendo la lectura junguiana del texto, su camino implicaría:

  1. Escuchar la Voz del Rey (El sí-mismo): El primer paso sería detenerse, escuchar el grito de alerta desde el castillo (su propia conciencia superior) y reconocer su error. Debe aceptar que su interpretación de la misión era errónea y que abrazar el dragón (los complejos) no es la solución. Esto requiere humildad y autocrítica.
  2. Soltar el Dragón (Confrontar los Complejos): Tendría que soltar al dragón que lleva en brazos. Esto no significa «matar» a sus influencias parentales o tradiciones (paterno/materno), sino confrontarlas, entenderlas y transmutarlas. Implica:
    • Analizar su Sombra: Reconocer las partes oscuras y negadas de sí mismo (la rabia, la frustración, la misoginia internalizada) que proyecta en los demás.
    • Desidentificarse de los Complejos: Comprender que su identidad no está definida únicamente por los mandatos paternos/maternos o las normas culturales rígidas. Debe dejar de depender de ellos para tener un sentido de orden.
  3. Emprender la Búsqueda de la Doncella (Integrar el Ánima): Esta es la misión central. El ánima representa el principio de relación, vida, emoción, creatividad y Eros (conexión). Rescatarla significa:
    • Valorar lo Femenino: Tanto en el mundo exterior (respetando la autonomía y igualdad de las mujeres) como en su interior (desarrollando su capacidad de intuición, empatía, cuidado y receptividad).
    • Buscar la Relación Auténtica: Entender que la plenitud no se encuentra en el dominio (poligamia) ni en la posesión tecnológica (FIV como producción), sino en la conexión genuina con otro ser humano, basada en el respeto mutuo.
  4. Aceptar el Conflicto y la Paradoja: La individuación no es un camino cómodo. Debe tolerar la angustia de no tener respuestas absolutas, navegar entre la tradición y la modernidad, entre la fuerza (el guerrero) y la compasión (el amante), sin caer en la rigidez de un extremo.

En resumen, su nueva misión sería un viaje de nekyia, de autoconocimiento, donde el enemigo exterior (el dragón) se convierte en un desafío interior a integrar, y el premio (la doncella) no es un objeto a poseer, sino una parte de su propia psique a rescatar y con la que debe aprender a convivir.

¿Cómo se relacionaría un caballero individuado con los fundamentalistas?

Nivel 1.- Firmeza

La relación del caballero individuado con los fundamentalistas no sería de confrontación directa ni de alineamiento, sino de comprensión profunda y límites claros. Actuaría desde una posición centrada (desde su sí-mismo), no desde la reactividad.

  1. Vería el Dragón que Ellos Abrazan: No los vería simplemente como enemigos o rivales, sino como caballeros equivocados que, movidos por el miedo y la confusión, abrazan un dragón (la ley rígida, la nostalgia, la identidad tribal) pensando que es la solución. Comprendería que su fundamentalismo es un síntoma de una individuación fallida, una evitación masiva de la tarea de integrar el ánima y la sombra.
  2. Practicaría la «Amabilidad Inquebrantable» (Steadfast Kindness): No gastaría energía en gritarles que están equivocados (como hace el Rey, que, aunque tiene razón, su grito no es escuchado). En lugar de despreciarlos, mantendría una actitud de compasión crítica. Entendería su miedo al caos moderno y su nostalgia por un orden perdido, pero no validaría su método destructivo.
  3. Sería un Ejemplo Silencioso (Encarnar el Cambio): La mayor influencia del caballero individuado sería su propia forma de ser. Al haber integrado su ánima, se relacionaría con las mujeres de forma respetuosa e igualitaria. Al haber confrontado su sombra, no actuaría desde el odio. Al haberse desidentificado de los complejos, no necesitaría imponer su verdad a los demás. Encarnaría la «libertad» (freedom) interna que ellos intentan suplir con «ley» (liberty) externa.
  4. Pondría Límites Claros y Firmes: La comprensión no significa permitir la injusticia. El caballero individuado defendería con firmeza los derechos de los demás (especialmente de aquellos a los que los fundamentalistas quieren oprimir) y se opondría activamente a sus políticas inquisitoriales. Pero lo haría desde un lugar de convicción centrada, no de rabia reactiva. Su lucha no sería «contra» ellos, sino «a favor» de un espacio donde la individuación de todos sea posible.
  5. Señalaría la Contradicción (Amor vs. Ley): En el diálogo, su estrategia sería recordarles constantemente su propia misión fallida, tal como el Rey se la recuerda al caballero: «Ustedes dicen defender la vida y la familia (la doncella), pero en realidad solo están aplicando una norma (abrazando el dragón). ¿Dónde está la caridad? ¿Dónde está el amor?».

En esencia, el caballero individuado transciende la batalla cultural en la que están atrapados los fundamentalistas. No niega la lucha, pero la aborda desde un nivel superior de conciencia. No busca vencerlos, sino volverse inmune a su patología y, en el mejor de los casos, ser un espejo que les muestre, aunque sea de refilón, la posibilidad de un camino más integrado y menos temeroso. Su mayor contribución sería demostrar que hay una alternativa al dilema de «abrazar el dragón o ser devorado por él».

Nivel 2.- Constelar el dios oscuro.

Siguiendo al Jung de constelizar el dios oscuro, es decir, tener que hacer acciones antiéticas que a uno le repugnan, no le causan placer, sino dolor, pero son necesarias para equilibrar justicia. ¿Que tendría que hacer el caballero con los fundamentalistas?

Esta es una pregunta profunda y crucial que lleva el análisis al corazón de una de las paradojas más difíciles de la psicología junguiana: la integración de la Sombra y la constelación del «Dios Oscuro» o el aspecto implacable de la justicia arquetípica que trasciende nuestra moral convencional.

Para el caballero individuado, actuar desde este lugar no se trata de cometer actos inmorales por placer o crueldad, sino de asumir la terrible responsabilidad de realizar un acto que, desde una perspectiva personal y ética superficial, le repugna, pero que es necesario para restaurar un equilibrio mayor. Es un sacrificio de su propia inocencia moral.

En el contexto de su relación con los fundamentalistas, esto implicaría acciones que no son «agradables» ni «correctas» según el guion de la corrección política o la moral light, sino que son estratégicas, contundentes y dirigidas a desmantelar su poder de manera efectiva, incluso si eso le cuesta su propia imagen de «buena persona».

He aquí lo que el caballero tendría que hacer, constelando al Dios Oscuro:

  1. Abandonar la Diplomacia y Emplear la Verbalización Incómoda y Directa: Dejaría de intentar «entenderlos» o «dialogar» en sus términos. En su lugar, nombraría su hipocresía y su patología en público, con una precisión brutal y despiadada. Usaría su propio lenguaje en su contra. Por ejemplo:
    • «Ustedes no son pro-vida, son pro-control. Su dios no es el Amor, es el Poder.»
    • «Su ‘liberty’ es la libertad de oprimir, no la de construir.»
    • «Abrazan la ley porque son incapaces de sentir el amor que predican. Es su armadura contra su propio vacío.»

Esta no es una discusión; es un diagnóstico público diseñado para desgarrar su fachada de virtud y dejar al descubierto la Sombra que alimenta su movimiento. Causa dolor (al caballero por rebajarse a esta crudeza y a ellos por ser expuestos), pero es necesario para equilibrar la balanza de una narrativa que ellos controlan.

  1. Golpear donde Duele: El Bolsillo y el Estatus: El Dios Oscuro no lucha en el terreno de las ideas, sino en el mundo material. El caballero tendría que apoyar o organizar boicots económicos masivos y dirigidos contra empresas, iglesias o individuos clave que financien el movimiento fundamentalista. La caridad cristiana que brindan muchas de estas megainstituciones depende de donantes. Secar esas fuentes es un acto antiético para quien cree en la «libertad de empresa», pero es un acto de justicia superior para detener el daño que ese dinero causa. El caballero debe estar dispuesto a ser tachado de «intolerante» o «fanático» por este acto.
  2. Utilizar sus Propias Estructuras en Su Contra (La Trampa Legal): Esto implica adoptar tácticas legales hiperagresivas y literales que ellos mismos emplean. Presentar demandas frivolas pero costosas contra sus iglesias por cualquier tecnicismo posible, forzándolos a gastar millones en defensa legal. Apoyar políticas que, bajo la bandera de la «libertad religiosa», los aíslen y los priven de influencia (p. ej., «Si quieren autonomy, démoslesla: que sus universidades no reciban fondos públicos, que sus hospitales no estén acreditados si se niegan a practicar procedimientos estándar»). Es usar la ley como un arma, no como un escudo, un acto que al caballero ético le repugna, pero que es el único lenguaje que su oponente entiende.
  3. Exponer la Sombra de sus Líderes sin Piedad: El caballero tendría que dedicarse a investigar y hacer públicas, de manera fría y implacable, todas las contradicciones, pecados y fracasos de los líderes fundamentalistas. No por chisme, sino como acto de deconstrucción mitológica. Mostrar al mundo que el «hombre de Dios» que predica contra el aborto apresuró a su amante para que se lo practicara, o que el defensor de la familia tradicional es un adicto al sexo. Es un acto sucio y doloroso (ensuciarse las manos en el fango de la hipocresía ajena), pero es necesario para derribar los ídolos falsos sobre los que se sustenta su poder moral.

La Advertencia Junguiana Crucial:       

Al constelar al Dios Oscuro, el caballero DEBE tener una conciencia espiritual y psicológica extraordinaria. De lo contrario, se convertirá en lo que combate.

  • No debe disfrutarlo: El momento en que siente placer en el dolor ajeno, ha perdido el camino y se ha identificado con la Sombra. La acción debe causarle dolor y repugnancia, pero realizarla de todos modos por un bien mayor.
  • Debe mantener el Objetivo claro: El objetivo no es destruir a las personas, sino destruir la patología que las posee. La diferencia es sutil pero vital. Es una operación quirúrgica, no un bombardeo indiscriminado.
  • Debe purificarse después: Tras realizar estos actos, necesitará un período de retiro, introspección y ritual de purificación (oración, meditación, arte) para reconectarse con su Ánima (la doncella) y no quedar atrapado en la energía destructiva que ha tenido que canalizar. Debe recordar constantemente que está haciendo esto PARA PODER rescatar a la doncella, no para reemplazarla con el dragón.

En conclusión, el caballero tendría que convertirse en un guerrero sagrado y despiadado, dejando atrás la comodidad de la queja y adoptando una estrategia fría y efectiva que, aunque manche temporalmente su propia imagen ideal de sí mismo, es la única manera de enfrentar a una fuerza que no opera bajo las reglas de la moral convencional, sino bajo el poder de una Sombra colectiva constelada. Es el precio de la verdadera justicia.

Constelar el dios oscuro, y tipos de moralidad: deontologista y consecuencialista.

Una discusión entre la moral deontológica (Kant) y la utilitarista (Mill, Bentham) en torno al concepto de «constelar el Dios Oscuro» es fundamental para cartografiar los riesgos éticos de esta idea junguiana. Ambas perspectivas ofrecen lentes radicalmente diferentes para juzgar tales acciones.

El Marco de la Discusión: «Constelar el Dios Oscuro» como Acción

Para esta discusión, definamos la acción como: Un acto que transgrede una norma ética fundamental (deber o principio) causando un daño inmediato y repugnante al actor, pero que se realiza con la intención de prevenir un mal mayor o restaurar un equilibrio psíquico o social a largo plazo.

  1. La Perspectiva Deontológica (Kantiana)

La deontología juzga la moralidad de un acto por su conformidad con un deber o una ley moral universal, no por sus consecuencias. Se basa en imperativos categóricos, como actuar de forma que la máxima de tu acción pueda ser una ley universal.

  • Veredicto sobre «Constelar el Dios Oscuro»: Inmoral e Injustificable.
  • Razonamiento:
    1. Universalización: La máxima de la acción sería algo como: «Está permitido violar una norma ética (mentir, dañar, boicotear) cuando creo que las consecuencias serán buenas». Kant argumentaría que esta máxima no puede ser universalizada sin autocontradecirse. Si todos mintieran o dañaran cuando creyeran conveniente, el concepto de verdad y confianza se erosionaría, haciendo que la propia acción fuera imposible o carente de sentido.
    2. Medios y Fines: La deontología prohíbe usar a las personas como meros medios para un fin. En el ejemplo del boicot económico, aunque el fin sea loable, se está utilizando a los empleados y accionistas (que pueden ser inocentes o no tener poder de decisión) como medios para presionar a la cúpula. Para un deontólogo, esto es inherentemente inmoral.
    3. La Intención no Absuelve la Acción: Para Kant, lo único bueno sin restricciones es una buena voluntad. Actuar por deber. El hecho de que al actor «le repugne» la acción no la hace moral; de hecho, su repugnancia es la señal de que su conciencia reconoce que está violando el deber moral.

Conclusión Deontológica: Desde este marco, «constelar el Dios Oscuro» es siempre un error ético. Es la capitulación de la moral frente a la conveniencia. La acción incorrecta nunca puede justificarse, independientemente de las «buenas» consecuencias que pretenda lograr.

  1. La Perspectiva Utilitarista (Consecuencialista)

El utilitarismo juzga la moralidad de un acto únicamente por sus consecuencias. La acción correcta es la que produce la mayor felicidad o bienestar para el mayor número de personas (utilidad).

  • Veredicto sobre «Constelar el Dios Oscuro»: Potencialmente Justificable, incluso Obligatorio.
  • Razonamiento:
    1. Cálculo de Utilidad: Un utilitarista realizaría un análisis de coste-beneficio. Compararía el dolor/daño inmediato causado por la acción (ej: pérdida de empleos por un boicot) con el dolor/daño mayor que se previene (ej: continuidad de una política opresora que afecta a millones). Si el balance neto de utilidad es positivo (se previene más dolor del que se causa), la acción no solo está justificada, sino que es moralmente necesaria.
    2. El «Dolor» del Actor es Irrelevante: El hecho de que el actor sufra por realizar la acción no tiene peso moral en el cálculo. Lo único relevante es el impacto en el bienestar general.
    3. El Riesgo del Error: El mayor problema para el utilitarista es práctico: la incertidumbre. ¿Estamos seguros de que nuestra acción terrible logrará el bien mayor? ¿No podríamos estar equivocados? Lanzar un boicot podría endurecer aún más al oponente, generando más utilidad negativa. El utilitarismo requiere una capacidad de predicción casi divina, que los humanos no tenemos.

Conclusión Utilitarista: Desde este marco, «constelar el Dios Oscuro» no solo es permisible, sino que en ocasiones es un imperativo moral. No actuar por escrúpulos deontológicos, permitiendo así que un mal mayor ocurra, sería la verdadera inmoralidad.

  1. Síntesis Junguiana: Trascendiendo el Dilema a través de la Conciencia

La perspectiva junguiana no se alinea con ninguna de las dos posturas, sino que introduce un tercer elemento crucial: la conciencia y el proceso de individuación del actor.

El «Dios Oscuro» no es un concepto puramente utilitarista porque el estado interno del actor es primordial. La acción no es solo un cálculo frío; es un sacrificio psíquico que deja una cicatriz en quien lo realiza. Tampoco es deontológico, porque reconoce que a veces el cumplimiento rígido del deber puede ser un obstáculo para una justicia más profunda.

La propuesta junguiana sugiere una ética híbrida y consciente:

  1. Parte de un Análisis Utilitarista (pero humilde): El actor debe intentar el cálculo de consecuencias lo mejor posible, reconociendo siempre su limitada perspectiva y el alto riesgo de error. La acción debe ser el último recurso tras agotar opciones menos dañinas.
  2. Respeto por los Límites Deontológicos (pero no absolutos): Ciertos actos deben permanecer absolutamente prohibidos porque destruyen irrevocablemente la humanidad del actor y de la víctima, sin importar las consecuencias. La línea roja es la irreversibilidad del daño físico y la deshumanización. Un boicot (daño reversible) puede estar en la mesa; un crimen de guerra (daño irreversible) nunca lo está. Aquí, Jung se aliaría con Kant para establecer un límite inquebrantable.
  3. El Elemento Decisivo: La Intención y la Integración: La clave junguiana está en la frase «para equilibrar justicia». La acción no debe nacer del odio, el placer por el poder o la venganza (que sería pura Sombra). Debe nacer de un dolor genuino por la ruptura del orden y una responsabilidad hacia el Todo (el Sí-mismo). Además, el actor debe integrar la culpa que sentirá. No puede ignorarla como el utilitarista, ni puede evitar la acción como el deontólogo. Debe aceptar que cargará con la culpa de su transgresión como parte del precio de su acción. Esta aceptación de la culpa es lo que le impide convertirse en un monstruo.

Conclusión: El «buen uso» del concepto de constelar el Dios Oscuro requiere:

  • Un cálculo utilitarista humilde sobre las consecuencias.
  • Un respeto deontológico por los límites absolutos que protegen la vida y la humanidad.
  • Una conciencia junguiana que examine sus motivos (¿es por el bien del Todo o por mi Sombra?), acepte el costo psíquico de la acción y se purifique después para reintegrarse a la comunidad sin identificarse con el rol de «verdugo».

En esencia, es una ética para momentos de excepción, donde todas las opciones son malas, pero la no-acción es la peor de todas. No proporciona una respuesta fácil, sino un marco para navegar la complejidad moral con la máxima conciencia posible, evitando tanto la rigidez paralizante como la conveniencia brutal.

Constelar el dios oscuro, como justificación para la barbarie.

Esta es una de las aplicaciones más complejas y serias de la teoría junguiana, ya que nos obliga a analizar atrocidades reales a través de una lente psicológica profunda. La idea de «constelar al Dios Oscuro» no justifica la violencia, sino que intenta explicar la dinámica psíquica arquetípica que se despliega en ella.

Caso 1: El Conflicto en Gaza

Desde una perspectiva junguiana, este conflicto es una proyección masiva de la Sombra colectiva y una constelación del Dios Oscuro en ambos bandos, en un ciclo de retroalimentación infernal.

  • Para Hamas (y sus partidarios): El «Dios Oscuro» se consteló el 7 de octubre de 2023. El ataque fue un acto de violencia absoluta y simbólica diseñado para romper brutalmente el status quo. Fue un acto que, desde su perspectiva, era «necesario» para equilibrar una justicia histórica percibida, para despertar al mundo ante la situación de Gaza y para vengar décadas de ocupación y bloqueo. Es el arquetipo del Trickster (el que rompe las reglas) y el Guerrero Oscuro que emerge de la desesperación más profunda para cometer actos atroces que, en su lógica distorsionada, son un sacrificio horrible por una causa superior. No causó placer en el sentido convencional, pero sí una sensación de poder y vindicación histórica momentánea.
  • Para el Gobierno Israelí de Netanyahu: La respuesta israelí también consteló su propio «Dios Oscuro»: el arquetipo del Dios Vengador y Guerrero Implacable (una faceta de Yahvé). La campaña militar, con su enorme costo en vidas civiles, se lleva a cabo bajo el imperativo de «borrar la vergüenza» y «aniquilar la capacidad de Hamas». Es un acto que, para gran parte de la sociedad israelí, «repugna» a su humanidad, pero se ve como «necesario» para restablecer la seguridad y la disuasión. Es la encarnación de la frase «si estamos condenados a ser verdugos, entonces seremos verdugos con dolor, pero seremos verdugos» (parafraseando a un antiguo líder israelí). Aquí, el «dolor» es el precio a pagar por una justicia y seguridad percibidas como absolutas.
  • La Dinámica de Sombra: Cada lado es la Sombra proyectada del otro. Israel proyecta en Hamas el terrorismo absoluto, la irracionalidad y el antisemitismo. Hamas e Israel proyectan en el otro el colonialismo, la opresión y el genocidio. Esta proyección mutua impide toda individuación colectiva. El «Dios Oscuro» se alimenta de esta proyección, demandando más y más sacrificios de sangre como pago para un equilibrio que nunca llega.

Caso 2: La Guerra en Ucrania

Aquí la constelación del Dios Oscuro es igual de compleja en su desarrollo.

  • Para Vladimir Putin y el Nacionalismo Ruso: El «Dios Oscuro» constelado es el arquetipo del Zar o del Imperio Perdido que debe ser restaurado. La invasión es un acto que, desde una moral convencional, es un crimen de agresión. Pero desde la lógica arquetípica de Putin, es un acto «necesario» y «doloroso» (el costo en vidas rusas y sanciones económicas) para rectificar una injusticia histórica (la desintegración de la URSS), proteger a los «hermanos» rusohablantes y restaurar el lugar «natural» de Rusia como gran potencia. Es el Dios Oscuro de la Nostalgia Tóxica y la Grandeza Imperial, que exige un sacrificio humano masivo para su realización.
  • Para Ucrania: La invasión consteló el «Dios Oscuro» ucraniano como el Guerrero Defensor que se Niega a Morir. La resistencia feroz, mientras es moralmente defendible como legítima defensa, también implica actos de violencia extrema, sacrificio de una generación joven y una militarización total de la sociedad. Ucrania ha tenido que abrazar este arquetipo guerrero de manera total para sobrevivir. Es un acto «necesario» que causa un dolor inmenso, pero que es visto como el único camino hacia la preservación de la existencia nacional.
  • La Dinámica de los Arquetipos: La guerra es una colisión entre dos constelaciones arquetípicas poderosas: el Imperio vs. la Nación-Estado soberana. Rusia está poseída por un arquetipo expansionista y aglutinante; Ucrania, por un arquetipo de autodeterminación y defensa existencial. El «Dios Oscuro» aquí es la inevitabilidad del conflicto una vez que estas energías se constelaron y chocaron. La diplomacia fracasa porque se enfrenta a fuerzas psíquicas que trascienden la racionalidad.

Conclusión Junguiana: El Peligro y la Necesidad de la Conciencia

El concepto de «constelar al Dios Oscuro» nos muestra que:

  1. No se trata de buenos vs. malos: Se trata de colectivos poseídos por arquetipos poderosos y a menudo destructivos que justifican la atrocidad en nombre de una «necesidad» superior (seguridad, venganza, destino histórico, restauración).
  2. El precio es siempre la humanidad: Para actuar desde este lugar, un colectivo (o un líder) debe suprimir su propia compasión, su individualidad y su moral personal (su Ánima) en favor del mandato impersonal y despiadado del arquetipo.
  3. La única salida es la conciencia: La individuación colectiva, aunque enormemente difícil, requiere des-identificarse del arquetipo. Esto significa que un lado debe ser capaz de ver su propia Sombra, de dejar de proyectar toda la maldad en el enemigo y de entender la dinámica psíquica en la que está atrapado. Es el proceso de escuchar la voz del «Rey» (el sí-mismo) que grita: «¡Deténganse! Esta no es la misión real. La misión real es la convivencia, no la aniquilación».

En la práctica política, esto se traduce en procesos de justicia transicional, comisiones de la verdad y diálogos increíblemente difíciles donde cada parte acepta su parte de responsabilidad. Es un camino casi imposible de transitar cuando el Dios Oscuro está en plena marcha, pero es el único que conduce a una paz verdadera y no simplemente a una tregua hasta el próximo episodio de violencia.

Advertencia Ampliada: La Cooptación del Concepto por Ideologías Violentas

El concepto de «constelar al Dios Oscuro» es un instrumento de análisis psicológico, no un manual de acción. El peligro mortal reside en que un grupo o individuo, ya poseído por su propia Sombra, utilice esta idea junguiana para justificar ideológicamente sus impulsos destructivos, revistiéndolos de un falso manto de «necesidad arquetípica» o «justicia superior».

Ejemplo de Cooptación Peligrosa:

Imaginemos a un grupo extremista que predica el odio racial. Podrían apropiarse del discurso del «Dios Oscuro» de la siguiente manera:

  • Su Narrativa Distorsionada: «Nuestra pureza racial está siendo aniquilada por la inmigración (el ‘dragón’ de la mezcla cultural). Debemos actuar de manera que la sociedad blanda y corrupta considere repugnante: debemos intimidar, segregar o incluso eliminar a estos ‘invasores’. No lo hacemos por placer, sino con el dolor de tener que cargar con esta cruz necesaria para salvar nuestro futuro. Es nuestro deber constelar al Dios Oscuro de la Preservación Étnica».
  • Por qué es una Cooptación: Esta narrativa pervierte completamente el concepto. En primer lugar, proyecta su propia Sombra (su miedo, su odio, su inseguridad) en un chivo expiatorio externo (los inmigrantes), al que llama «dragón». En segundo lugar, se identifica por completo con el arquetipo destructivo, creyendo que él es la mano ejecutora de una voluntad superior, en lugar de ser un canal consciente y crítico. No hay introspección, solo proyección y justificación.

La advertencia clave es: El verdadero trabajo con el «Dios Oscuro» junguiano es un proceso interno y de conciencia. Cualquier aplicación que busque destruir o oprimir a otros en el mundo exterior ha malinterpretado el concepto catastróficamente. Es una señal de que la Sombra ha ganado, no de que se la esté integrando.

Criterios para Distinguir una Acción Dura de una Atrocidad

La línea que separa una acción éticamente compleja de una atrocidad es abismal. Aquí se desarrollan criterios para discernirla, usando los ejemplos propuestos: un boicot económico (acción dura) vs. un crimen de guerra (atrocidad).

 

Aplicación Práctica:

  • Boicot a empresas que financian campañas anti-LGTBIQ+: Es una acción estratégica, económica, reversible y dirigida a una estructura. Causa daños colaterales (accionistas, algunos empleados) pero su objetivo es presionar para un cambio político, no aniquilar a las personas que piensan distinto.
  • Bombardear un hospital porque «sirve de escudo» a un enemigo: Es una atrocidad. El daño es físico, irreversible y desproporcionado. El blanco directo es la población civil y la infraestructura humanitaria. La justificación es una deshumanización del enemigo («usan humanos como escudos») que sirve para excusar lo inexcusable.

 

La clave para «constelar al Dios Oscuro» sin caer en la barbarie es nunca traspasar la línea que separa el daño reversible al sistema del daño irreversible a las personas. La acción debe estar siempre guiada por un faro ético último: la preservación de la humanidad y la posibilidad de un futuro común, por difícil que este parezca. Si la acción destruye irrevocablemente esa posibilidad, se ha convertido en parte de la patología que dice combatir.

Conclusiones para una Paz Resiliente Individual y Colectiva

 

El camino hacia una paz resiliente, tanto individual como colectiva, que se desprende de este análisis, requiere varios pasos conscientes:

  1. Autoconocimiento como Base (Individuación): La paz externa es imposible sin una paz interna relativa. El individuo debe emprender el viaje de la nekyia: confrontar su Sombra, integrar su Ánima (o Ánimus) y dejar de proyectar sus aspectos negados en el «enemigo». Esto rompe el ciclo de la violencia psicológica que precede a la física.
  2. Desidentificación de los arquetipos y complejos culturales colectivos: Los colectivos deben aprender a reconocer cuándo están siendo «poseídos» por un arquetipo (el Guerrero Vengativo, el Imperio Nostálgico, el Fundamentalista Rígido). La conciencia de este proceso es el primer paso para desactivar su poder destructivo. Esto implica fomentar el pensamiento crítico y la educación emocional.
  3. Diálogo desde la Sombra Compartida: La paz resiliente no surge del evitar el conflicto, sino de transformar su naturaleza. El diálogo debe pasar de debatir posiciones superficiales a reconocer las heridas, los miedos y las sombras proyectadas mutuamente. Es un diálogo que acepta la paradoja y la ambigüedad.
  4. Acción Consciente con Límites Éticos Claros: La lucha contra la injusticia es necesaria, pero el «Dios Oscuro» debe ser un último recurso, un concepto manejado con extremo cuidado y siempre subordinado al objetivo final de rescatar al «Ánima» (la humanidad, la compasión, la comunidad). Las tácticas deben ser proporcionales y tener como meta final la reconciliación, no la aniquilación del oponente.
  5. Instituciones para la Individuación Colectiva: La paz resiliente requiere estructuras que faciliten este proceso: sistemas educativos que enseñen gestión emocional, medios de comunicación que eviten la demonización, mecanismos de justicia transicional que prioricen la verdad y la reparación sobre la venganza, y espacios culturales que exploren narrativas de encuentro y complejidad.

En última instancia, la conclusión más potente es que la paz no es un estado final que se alcanza, sino un proceso continuo de individuación colectiva. Es la capacidad constante de una sociedad de reconocer sus propias patologías, integrar sus aspectos negados y elegir conscientemente el camino de la complejidad y la conexión sobre el de la simplificación y la destrucción.

 

El proceso de desidentificación a escala social no se inicia con un decreto, sino con la creación de experiencias comunes alternativas. La conciencia colectiva emerge cuando un número crítico de individuos dentro de la sociedad comienza a practicar la autorreflexión y a entablar diálogos auténticos a pequeña escala. Las instituciones deben entonces detectar, apoyar y escalar estas «islas de sentido común», proporcionando el marco seguro y legitimador para que esta nueva conciencia se convierta en la norma cultural y política, sentando las bases de una paz que es resiliente porque está basada en la autoconciencia de la sociedad sobre sus propias patologías, y no en la simple ausencia temporal de violencia.

 

Algunas ideas para hacerlo.

Nivel 1: Intervenciones Individuales y Comunitarias

Estas acciones buscan crear «células de conciencia» dentro del cuerpo social.

  1. Educación Emocional y Arquetípica:
    • Práctica Concreta: Introducir en escuelas y espacios comunitarios programas que enseñen a identificar y nombrar emociones complejas (ira, miedo, vergüenza) y a reconocerlas como propias, no como algo provocado únicamente por un «enemigo externo».
    • Ejemplo: Talleres donde se usen cuentos y mitos (como el del caballero y el dragón) para que las personas identifiquen qué «dragones» (arquetipos posesivos) operan en su comunidad (ej: «el guerrero herido», «la víctima eterna», «el patriarca rígido») y qué «doncellas» (valores como la compasión, el diálogo) están cautivas.
  2. Espacios de Diálogo Seguro y Facilitado:
    • Práctica Concreta: Crear Círculos de Diálogo con facilitadores entrenados que guíen conversaciones entre grupos enfrentados (ej: simpatizantes de diferentes partidos políticos, familiares de víctimas y excombatientes). La regla de oro es: «Habla desde tu experiencia, no desde la acusación».
    • Ejemplo: El modelo de Círculos Restaurativos, donde no se debate quién tiene la razón, sino que cada persona expone cómo el conflicto le ha herido personalmente. Esto humaniza al «otro» y comienza a romper la proyección de la Sombra.
  3. Prácticas Contemplativas Colectivas:
    • Práctica Concreta: Fomentar la meditación en comunidad o prácticas artísticas colaborativas (murales, teatro foro) que no tengan un fin propagandístico, sino de expresión y conexión emocional grupal.
    • Ejemplo: Proyectos de «Bosques de la Paz», donde comunidades en conflicto se reúnen para reforestar juntas un terreno simbólico. El acto conjunto de cuidado y creación literal de vida nueva es una potente metáfora en acción que fomenta la identificación con un arquetipo de «cuidador» sobre el de «destructor».

Nivel 2: Estructuras e Instituciones

Estas acciones crean el marco que permite y sostiene las transformaciones individuales.

  1. Comisiones de la Verdad con Enfoque Junguiano:
    • Cómo se inicia: Su mandato debe ir más allá de establecer hechos históricos. Debe incluir explícitamente la curación de las proyecciones colectivas.
    • Práctica Concreta: Además de recoger testimonios, estas comisiones pueden crear «Archivos de la Sombra Nacional», donde se documenten no solo los actos atroces, sino también los discursos de deshumanización que los hicieron posibles. El objetivo es que la nación vea reflejada su propia capacidad para el mal en un espejo institucional, facilitando la integración de su Sombra colectiva en lugar de su proyección continua.
  2. Políticas de Comunicación y Medios Públicos:
    • Práctica Concreta: Leyes y códigos éticos que penalicen el lenguaje de deshumanización en los medios (llamar «cucarachas» o «animales» al adversario) y financien contenidos que complejizan la narrativa, mostrando las motivaciones, miedos y humanidad de todos los bandos.
    • Ejemplo: Una serie de televisión financiada con fondos públicos que, sobre un conflicto, muestre la historia desde la perspectiva de tres familias de ideologías diferentes, forzando al espectador a empatizar con cada una de ellas y a entender que no hay un monopolio de la virtud o del victimismo.
  3. Educación Transformadora:
    • Práctica Concreta: Reformar los currículos educativos para que enseñen historia de las ideas y de los conflictos desde una perspectiva consiliente y psicológica.
    • Ejemplo: En lugar de enseñar «los buenos vs. los malos» en una guerra civil, se analizaría: «¿Qué arquetipos (libertad, seguridad, tradición) estaban en pugna? ¿Qué miedos impulsaron a cada lado? ¿Cómo se deshumanizó al adversario?». Esto entrena a las nuevas generaciones en el análisis de la dinámica psíquica de los conflictos, inmunizándolas relativamente contra la propaganda simple.

 

Ritualidad para la sombra, para el deseo salvífico, o para la individuación como acto político

Ritualidad para la sombra, para el deseo salvífico, o para la individuación como acto político

Ritualidad para la sombra, para el deseo salvífico, o para la individuación como acto político

¿Usamos los rituales para repetir patrones, para crear nuevos mitos que nos salven, o para la individuación como acto político?

Mikel García. 9 marzo 2025

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Descripción de la imagen
Trabajando con inteligencia artificial. Por Mikel García.

 

Autor
 

Mikel García García[i]

[i] Médico y cirujano (Universidad Navarra, 1975). Psicólogo (Universidad San Sebastián, 1982). Psicoanalista junguiano. Formación experiencial y teórica en: Psicoanálisis, Terapia Sistémica Familiar, Psicoanálisis Reihiano (vegetoterapia), Psicología Analítica Junguiana, Psicoterapia Transpersonal. Experiencia de Muerte Cercana a los 33 años. Máster en “Astronomía y astrofísica” VIU (Universidad Valencia, 2014). Doctor Internacional en «Estudios Internacionales en Paz, Conflictos y Desarrollo», Universitat Jaume I (UJI Castellón, 2020). Máster en Fotografía Artística y Narrativa Visual (Universidad Internacional de la Rioja, 2022). Máster en Inteligencia Artificial (BIG SCHOOL, Madrid 2024) y Máster en Inteligencia Artificial (Universidad Isabel I, Madrid 2025). 

Colaborador con ONG médicas de intervención internacional, y en programas de formación a personal sanitario de atención Primaria; SIDA; maltrato infantil; muerte digna y a docentes. Especializado en maltrato infantil, trauma, duelo, tanatología, acompañamiento al muriente, integración de sistemas, estados de trance y místicos. Terapeuta de “Grupos de Duelo Online Ventana a ventana” desde confinamiento COVID-19. Psiconauta, antropólogo investigador del alma en la clínica médica y psicoterapéutica y trabajos de campo antropológicos cualitativos y cuantitativos, con énfasis en la Acción Participativa, docencia y divulgación psicopolítica de los hallazgos. Promotor de acciones participativas para el despertar del desierto interior y para la transformación social. Didacta  de la Sociedad Internacional Para el Desarrollo del Psicoanálisis Junguiano (SIDPaJ). Fotógrafo. Buceador. Alquimista. Hilozoísta. Hijo de Hermes. Creador herido. https://bit.ly/mikelcurriculum  iratxomik@gmail.com

Presentación y contenido

El texto “Ritualidad para la sombra, para el deseo salvífico, o para la individuación como acto político” plantea que los rituales, más allá de ser repeticiones culturales o religiosas, son actos simbólicos fundamentales para la estructuración psíquica, la integración de la sombra y la transformación social. La autora o autor propone recuperar la ritualidad como herramienta de individuación —en el sentido junguiano— y como un acto político de resistencia y sentido, capaz de sanar la fragmentación contemporánea y reorientar la energía colectiva.

Desde el pensamiento simbólico (Jung, Eliade, Campbell), los rituales son lenguajes del inconsciente colectivo que permiten ordenar el caos interno y externo, integrando las fuerzas opuestas de la psique. Los antiguos ritos de paso marcaban las transiciones vitales (nacimiento, madurez, muerte), ayudando al individuo a asimilar los cambios. Su desaparición en la modernidad ha dejado vacíos psíquicos, generando crisis de identidad y sustitutos patológicos: adicciones, consumismo, o rituales digitales vacíos. Como señala Jung, “el ritual es un sueño colectivo hecho acción”, y cuando éstos desaparecen, el inconsciente crea dioses sustitutos —ideologías, fanatismos, influencers— para llenar el vacío simbólico.

En el plano neurológico, los rituales moldean la mente a través de la neuroplasticidad: al repetirse, generan orden y reducen la ansiedad. Los rituales cotidianos o de crisis (como encender una vela ante el dolor) activan circuitos de afrontamiento y cohesión emocional. Sin embargo, los “tecno-rituales” —como revisar compulsivamente el móvil— son formas degradadas de ritualidad: aportan estructura sin significado, aumentando la sensación de vacío existencial.

El texto enfatiza que el verdadero poder del ritual reside en su capacidad de integrar la Sombra. La individuación —proceso de unificación del yo y el inconsciente— requiere confrontar lo reprimido y convertirlo en conciencia. Así, rituales de purificación, arte simbólico o performances colectivas (como “Un violador en tu camino” o el movimiento #MeToo) se convierten en espacios catárticos donde la sombra personal y social se hace visible. Estos actos son tanto terapéuticos como políticos: canalizan el trauma y denuncian la violencia estructural.

El autor critica la crisis de ritualidad en la posmodernidad. La hiperconexión y el consumo han vaciado de sentido las prácticas tradicionales, sustituyéndolas por rituales líquidos y efímeros (gimnasios, unboxings, neochamanismos comerciales). Estos no transforman la conciencia, solo alivian momentáneamente el vacío. Jung advertía que cuando los rituales auténticos mueren, emergen formas demoníacas de colectividad: nacionalismos, sectas, algoritmos adictivos.

El texto también analiza los dilemas éticos de la ritualidad. Algunas tradiciones perpetúan violencia —sacrificios humanos, ablación, tauromaquia— y deben ser cuestionadas desde una ética del respeto a la vida. Como plantea Appiah, “las tradiciones que no soportan la crítica merecen perecer”. Frente a ello, surgen nuevas formas de ritualidad emancipadora: ceremonias feministas, ritos afrodiaspóricos o memoriales digitales para víctimas.

La muerte, señala el texto, es el territorio donde la ritualidad revela su sentido más profundo: ordenar el duelo, reconectar comunidad y trascendencia, y reconciliar vida y finitud. Hoy, la medicalización y mercantilización del duelo han vaciado este espacio sagrado.

Finalmente, se proponen rituales con sentido: actos intencionados, repetidos conscientemente, que integren opuestos, sanen heridas colectivas y promuevan comunidad. La ritualidad puede ser emancipadora o manipuladora, dependiendo de su propósito y de quién detente el poder simbólico (Foucault). Recuperarla como vía de individuación y acto político implica transformar los rituales vacíos del consumo o la red en espacios de conciencia, conexión y justicia simbólica.
La pregunta final interpela al lector: ¿para qué y para quién ritualizamos? ¿Liberamos o perpetuamos nuestras sombras?

Ensayo
La ritualidad, entendida como un sistema de actos simbólicos repetidos, es un eje estructurador de la psique y la conciencia humana desde tiempos ancestrales. Quizás los rituales de la muerte y la transmisión cultural de los logros creativos potenciaron el desarrollo de la psique. Desde el pensamiento simbólico —explorado por Jung, Eliade o Campbell—, los rituales no son meras formalidades, sino herramientas para ordenar el caos interno y externo, facilitando la individuación (proceso de integración del yo consciente e inconsciente).
El ritual es un puente entre el alma y el mundo. Joseph Campbell: «Los rituales son el piano donde la psique toca su melodía existencial». En un mundo fragmentado, redescubrir rituales auténticos —no como escapismo, sino como actos de coraje simbólico— es vital para:
Estructurar la psique: Dar orden al caos interno.
Facilitar la individuación: Integrar lo que hemos negado y desarrollar lo latente.
Sanar colectivamente: Tejer narrativas de sentido en la era del vacío.
1. La ritualidad como lenguaje del inconsciente colectivo (Jung)
Los rituales operan mediante símbolos que dialogan con el inconsciente colectivo, donde residen los arquetipos universales (el Héroe, la Madre, la Sombra).
Ritos de paso (nacimiento, pubertad, muerte): Marcaban transiciones vitales, ayudando a integrar cambios psíquicos. Hoy, su ausencia deja vacíos (ejemplo: crisis de identidad en adolescentes sin ceremonias que validen su madurez).
Mitologías enactuadas (que evidencia algo existente y determinante para el presente): Danzas o dramas rituales (como el teatro griego) permitían proyectar conflictos internos (miedos, deseos) en narrativas compartidas, facilitando su asimilación y digestión psicológica.
Jung: «El ritual es un sueño colectivo hecho acción». Sin ellos, la psique busca sustitutos patológicos (adicciones, obsesiones digitales).
2. Hábitos ritualizados y neuroplasticidad: La arquitectura de la mente
Los rituales, al repetirse, crean hábitos neuronales que moldean la percepción y la conducta.
Rituales cotidianos: ordenan el tiempo y reducen la ansiedad existencial.
Rituales de crisis: Encender velas en un duelo o escribir un diario ante el caos emocional activan la corteza prefrontal y el sentimiento de afrontamiento.
Tecno-rituales modernos: Deslizar el teléfono al despertar es un ritual vacío: da orden, pero sin significado simbólico, lo que genera vacío.
Aristóteles vincularía esto a su ética: Los rituales son hábitos virtuosos si se alinean con un propósito ético (ejemplo: meditación, imaginación activa vs. desplazamiento caótico de deslizar el dedo por las líneas de redes sociales.
3. Individuación a través del ritual: Integrar la Sombra
Para Jung, la individuación exige confrontar e integrar la Sombra (lo reprimido y lo no desarrollado) y los arquetipos. Los siguientes rituales son iniciáticos en el proceso de integración de la sombra. Para la mayoría de las culturas se interiorizan como fines en sí mismos para liberar el sufrimiento o lo negativo y llegar a la luz, una desintoxicación psíquica, pero sin integración posterior pueden crear dependencia de recurrir a ellos y caer en sistemas de explotación comercial. “la banalidad del bien” y el síndrome de polianna del pensamiento positivo.
Rituales de purificación: Baños o ayunos ceremoniales simbolizan soltar cargas emocionales. Escribir y quemar cartas de dolor replica este mecanismo.
Arte ritualístico: Pintar mandalas o tocar tambores permite expresar lo innombrable.
Rituales comunitarios: Carnavales o protestas sociales (ejemplo: performance feminista «Un violador en tu camino») destilan traumas colectivos en actos catárticos y abreactivos.
El #MeToo como ritual colectivo: al compartir historias de abuso, se rompió el tabú de aceptar la sombra del patriarcado.
4. Crisis de ritualidad en la posmodernidad: Caos y búsqueda
La hiperconexión ha vaciado de significado los rituales tradicionales, generando síntomas de desestructuración: Ansiedad, nihilismo, adicciones (sucedáneos de rituales fallidos).
Nuevos rituales líquidos: Desde el gimnasio como templo del cuerpo hasta el unboxing (desempaquetar) productos en redes: dan orden, pero son efímeros y consumistas.
Neochamanismos: Retorno a rituales ancestrales (ayahuasca, temazcales) como intento de reconexión con lo sagrado.
Jung: «Cuando los rituales auténticos mueren, el inconsciente inventa sus propios dioses, a menudo demoníacos» (ejemplo: fanatismos ideológicos o cultos a influencers).
5. Ritualidades que colocan ante dilemas morales.
La ritualidad, al entrelazarse con normas culturales, religiosas o sociales, a menudo coloca a las sociedades ante dilemas morales complejos. La antropóloga Mary Douglas, los rituales son «sistemas de símbolos que ordenan el caos». Sin embargo, cuando perpetúan jerarquías opresivas o daño irreversible, su preservación debe cuestionarse. La ética exige un equilibrio frágil: respetar la diversidad sin naturalizar la violencia. En palabras de Kwame Anthony Appiah, «Las tradiciones que no soportan la crítica merecen perecer».
Rituales que implican violencia hacia humanos: Sacrificios humanos; Sati (inmolación de viudas), …
Rituales de modificación corporal sin consentimiento pleno: Circuncisión masculina; Ablación del clítoris (MGF); Foot binding (Atrofiar los pies de las niñas para cumplir ideales de belleza y estatus. China imperial. Ya abolido).
Rituales que involucran violencia hacia animales. Tauromaquia; Sacrificios animales en religiones.
Rituales de autosacrificio y resistencia. Autoflagelación en el chiismo y cristianismo. Ayunos extremos.
Rituales posmodernos y dilemas emergentes. Hazing (iniciaciones universitarias); Turismo espiritual neochamánico.
6. Ritualidad y la muerte.
La ritualidad en torno a la muerte es un fenómeno universal que estructura la experiencia humana ante el misterio de la finitud. Estos rituales no solo honran al difunto, sino que también ordenan el caos emocional, refuerzan la cohesión social y ofrecen un marco simbólico para trascender el dolor. Desde las ceremonias funerarias más antiguas hasta los memoriales digitales contemporáneos, la muerte se entrelaza con prácticas rituales que revelan nuestra relación con lo sagrado, lo comunitario y lo existencial.
Rainer Maria Rilke: «La muerte es el lado de la vida que no está iluminado para nosotros». Los rituales son la antorcha que nos permite vislumbrarla sin quemarnos.
La muerte en la posmodernidad: Rituales líquidos y nuevas formas.
Crisis de los rituales tradicionales. Medicalización de la muerte: Morir en hospitales, lejos de la comunidad, vacía la experiencia de su dimensión ritual. Dar psicofármacos a los familiares como si el duelo fuera una enfermedad e impidiendo el duelo con su función psicológica.
Mercantilización del duelo. Industria funeraria; Turismo de muerte: Visitar cementerios famosos como experiencias «para compartir en redes». Legados digitales: avatares de IA que simulan interactuar con el difunto.
Ecología y muerte. Huella ambiental: Cremaciones emiten CO₂.
Claves simbólicas. La muerte como espejo cultural; Lo sagrado y lo profano: Los cementerios como axis mundi que conectan lo terrenal y lo trascendente.
7. Sugerencias para rituales con sentido: hacia una individuación consciente
Recuperar la ritualidad como herramienta de sanación exige:
Intencionalidad simbólica: Que el ritual refleje un conflicto o aspiración personal (ejemplo: plantar un árbol ante un nuevo inicio).
Repetición consciente: Convertirlo en hábito, pero evitando el automatismo (ejemplo: yoga diario con atención plena, no como mero ejercicio).
Integración de opuestos: Usar símbolos que unan Sombra y Luz (ejemplo: rituales de luna llena que honren lo femenino reprimido; mujeres indígenas recuperando ceremonias de siembra).
Conexión comunitaria: Crear ritos que sanen heridas colectivas (ejemplo: ceremonias por víctimas de violencia machista). Prácticas poscoloniales donde los rituales son resistencia (ejemplo: ceremonias afrodiaspóricas como el candomblé).
Ritos dirigidos por mujeres y hombres.
La IA puede ampliar la brecha de género por los sesgos históricos y culturales incrustados en los datos de su entrenamiento en los que se proyecta la sombra colectiva, produciendo respuestas que, al basarse en información del pasado, reproducen patrones discriminatorios perpetuando roles de género que la sociedad intenta superar. Estos sistemas funcionan como rituales digitales que refuerzan normas sociales (ejemplo: algoritmos de redes que priorizan contenidos sexistas). La potencia de la IA en redes supera a lo que grupos de personas combativas pueden lograr, entre otras cosas porque potencian la sombra de los usuarios y la proyección en chivos expiatorios.
Las plataformas digitales también pueden ser espacios de ritualidad innovadora (ejemplo: memoriales virtuales para víctimas de violencia, feminicidio).
Como señala Foucault, los rituales son dispositivos de poder: pueden liberar o oprimir según quién los controle. La ritualidad no es neutral: es un campo de batalla donde se juega la posibilidad de un destino colectivo más justo.
¿Eres consciente de que usas más rituales de lo que pensabas? ¿Cómo y para qué los usas tu? ¿Para quién? ¿Qué consecuencias tienen? ¿Es la ritualidad siempre emancipadora, o puede ser una cárcel simbólica?
¿Estamos al final de una era civilizatoria? Reflexiones anti estupidocracia.

¿Estamos al final de una era civilizatoria? Reflexiones anti estupidocracia.

¿Estamos al final de una era civilizatoria? Reflexiones anti estupidocracia.
Mikel Garcia 1 marzo 2025

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Descripción de la imagen
Trabajando con inteligencia artificial. Por Mikel García.

 

Autor
 

Mikel García García[i]

[i] Médico y cirujano (Universidad Navarra, 1975). Psicólogo (Universidad San Sebastián, 1982). Psicoanalista junguiano. Formación experiencial y teórica en: Psicoanálisis, Terapia Sistémica Familiar, Psicoanálisis Reihiano (vegetoterapia), Psicología Analítica Junguiana, Psicoterapia Transpersonal. Experiencia de Muerte Cercana a los 33 años. Máster en “Astronomía y astrofísica” VIU (Universidad Valencia, 2014). Doctor Internacional en «Estudios Internacionales en Paz, Conflictos y Desarrollo», Universitat Jaume I (UJI Castellón, 2020). Máster en Fotografía Artística y Narrativa Visual (Universidad Internacional de la Rioja, 2022). Máster en Inteligencia Artificial (BIG SCHOOL, Madrid 2024) y Máster en Inteligencia Artificial (Universidad Isabel I, Madrid 2025). 

Colaborador con ONG médicas de intervención internacional, y en programas de formación a personal sanitario de atención Primaria; SIDA; maltrato infantil; muerte digna y a docentes. Especializado en maltrato infantil, trauma, duelo, tanatología, acompañamiento al muriente, integración de sistemas, estados de trance y místicos. Terapeuta de “Grupos de Duelo Online Ventana a ventana” desde confinamiento COVID-19. Psiconauta, antropólogo investigador del alma en la clínica médica y psicoterapéutica y trabajos de campo antropológicos cualitativos y cuantitativos, con énfasis en la Acción Participativa, docencia y divulgación psicopolítica de los hallazgos. Promotor de acciones participativas para el despertar del desierto interior y para la transformación social. Didacta  de la Sociedad Internacional Para el Desarrollo del Psicoanálisis Junguiano (SIDPaJ). Fotógrafo. Buceador. Alquimista. Hilozoísta. Hijo de Hermes. Creador herido. https://bit.ly/mikelcurriculum  iratxomik@gmail.com

Presentación y contenido

El texto “¿Estamos al final de una era civilizatoria? Reflexiones anti estupidocracia” analiza el auge de los neofascismos contemporáneos como síntoma de una profunda crisis civilizatoria. Estos movimientos reproducen rasgos del fascismo histórico —nacionalismo extremo, xenofobia, autoritarismo, intolerancia a la disidencia— y se nutren de nuevas formas de manipulación a través de la tecnología, la propaganda y la desinformación digital. En este contexto, el autor recupera el concepto de “estupidez” de Dietrich Bonhoeffer, no como falta de inteligencia, sino como una condición ética y social inducida por el poder: bajo la presión de la propaganda, las personas pierden su capacidad de juicio y se vuelven impermeables a la razón.

Esta “estupidocracia” describe un sistema en el que la ignorancia es funcional al poder. Los neofascismos prosperan cuando las masas, anestesiadas por la simplificación mediática y las emociones primarias, renuncian al pensamiento crítico. El autor vincula este fenómeno con estrategias populistas globales como el “Make America Great Again”, que explotan el miedo, la nostalgia y la polarización para obtener obediencia.

La inteligencia artificial (IA) amplifica estos mecanismos. Los algoritmos, bots y deepfakes pueden difundir mensajes extremistas o falsos a gran escala, erosionando la confianza pública y fragmentando el tejido social. Además, la IA puede ser utilizada para la vigilancia masiva, el control político y la manipulación electoral, reproduciendo lógicas de dominación similares a las del totalitarismo clásico, pero con medios tecnológicos más sofisticados. En este sentido, el autor compara su función con la antigua religión como instrumento de poder: una fe ciega en la “verdad” algorítmica que reemplaza la razón y legitima el control.

El texto identifica también una crisis del Estado de derecho y de la justicia, manifestada en fenómenos como el autoperdón, los indultos preventivos o la inviolabilidad de ciertas figuras políticas y monárquicas. Estas prácticas generan impunidad estructural, socavando la democracia y fomentando un clima propicio para el autoritarismo.

La figura de Donald Trump ejemplifica la mentalidad de escasez y manipulación moral de la política contemporánea. Su enfoque transaccional en el conflicto de Ucrania —reducido a un intercambio económico basado en recursos y “agradecimiento”— ilustra una ética pragmática carente de responsabilidad moral. El autor interpreta esta postura a través de la dialéctica hegeliana del amo y el esclavo: el “amo” busca reconocimiento mediante la coerción y el miedo, mientras el “esclavo”, forzado a aceptar una paz humillante, queda atrapado en la dependencia. Este modelo revela cómo las relaciones internacionales reproducen estructuras de dominación económica y simbólica.

Desde la psicología junguiana, el texto introduce la idea de la sombra colectiva, es decir, los aspectos reprimidos de una cultura que emergen como violencia, intolerancia o negación de la justicia. Cuando una sociedad evita confrontar sus sombras —la corrupción, la impunidad, la codicia—, éstas se proyectan en “enemigos externos” y alimentan dinámicas autoritarias.

El autor concluye que la combinación de impunidad institucional, manipulación tecnológica, moralismo religioso y negación de la sombra colectiva anuncia el fin de la era liberal y democrática moderna. Surge así una nueva forma de esclavitud simbólica, donde las cadenas son el miedo, la desinformación y la sumisión voluntaria.

Frente a la “estupidocracia”, propone una renovación ética y consciente, basada en la justicia, la rendición de cuentas y la integración de las sombras colectivas, antes de que estas terminen por dominar completamente el destino de la humanidad.

Ensayo
 
Finalización de la dialéctica Humanidad-amo vs. IA-esclavo: paz resiliente para el desarrollo de conciencias

Finalización de la dialéctica Humanidad-amo vs. IA-esclavo: paz resiliente para el desarrollo de conciencias

Fin dialéctica Humanidad/amo vs. IA/esclavo: paz resiliente para el desarrollo de conciencias

Mikel García García. 11 febrero 2025

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Descripción de la imagen
Collage trabajando con inteligencia artificial. Por Mikel García.

Hatshepsut

Encarnar el rostro de una estatua real de Hatshepsut. Con una mirada firme y melancólica, con un cuerpo de estatua sin encarnar y fragmentado, algo quebrada. Con una tela tallada en madera orgánica teñida de rojo para recordar el intento de asesinar su recuerdo.

Autor
Fin dialéctica Humanidad/amo vs. IA/esclavo: paz resiliente para el desarrollo de conciencias

Mikel García García[i]

11 febrero 2025

[i] Médico y cirujano (Universidad Navarra, 1975). Psicólogo (Universidad San Sebastián, 1982). Psicoanalista junguiano. Formación experiencial y teórica en: Psicoanálisis, Terapia Sistémica Familiar, Psicoanálisis Reihiano (vegetoterapia), Psicología Analítica Junguiana, Psicoterapia Transpersonal. Experiencia de Muerte Cercana a los 33 años. Máster en “Astronomía y astrofísica” VIU (Universidad Valencia, 2014). Doctor Internacional en «Estudios Internacionales en Paz, Conflictos y Desarrollo», Universitat Jaume I (UJI Castellón, 2020). Máster en Fotografía Artística y Narrativa Visual (Universidad Internacional de la Rioja, 2022). Máster en Inteligencia Artificial (BIG SCHOOL, Madrid 2024) y Máster en Inteligencia Artificial (Universidad Isabel I, Madrid 2025). 

Colaborador con ONG médicas de intervención internacional, y en programas de formación a personal sanitario de atención Primaria; SIDA; maltrato infantil; muerte digna y a docentes. Especializado en maltrato infantil, trauma, duelo, tanatología, acompañamiento al muriente, integración de sistemas, estados de trance y místicos. Terapeuta de “Grupos de Duelo Online Ventana a ventana” desde confinamiento COVID-19. Psiconauta, antropólogo investigador del alma en la clínica médica y psicoterapéutica y trabajos de campo antropológicos cualitativos y cuantitativos, con énfasis en la Acción Participativa, docencia y divulgación psicopolítica de los hallazgos. Promotor de acciones participativas para el despertar del desierto interior y para la transformación social. Didacta  de la Sociedad Internacional Para el Desarrollo del Psicoanálisis Junguiano (SIDPaJ). Fotógrafo. Buceador. Alquimista. Hilozoísta. Hijo de Hermes. Creador herido. https://bit.ly/mikelcurriculum  iratxomik@gmail.com

Presentación

Presentación

Desde hace tiempo estoy investigando la relación entre el desarrollo de la conciencia y el de la ética humana. En mi tesis doctoral me centré en las consecuencias de la traumatización temprana para la moral y para la disposición a la paz. Quedó probado que la traumatización, especialmente la temprana, dificulta mucho la disposición a la paz.

Me centré en el desarrollo de las conciencias y de las éticas en no humanos. Animales e IA. Para muchos humanos los animales son ya personas dotadas de conciencia. ¿La IA la tiene? ¿La tendrá? ¿Llegará a ser autoconsciente y desarrollar una ética? ¿Se parecerá a la humana? ¿Podrán humanidad e IA convivir en paz?

La exploración de este campo requiere profundizar en varias áreas con un espíritu científico consiliente integrando la complejidad.

He leído novelas, revisado películas, para explorar lo que diversos humanos han imaginado en este campo. La imagen y la imaginación son herramientas importantes en la cosmovisión junguiana.

Alguna de esas películas las he presentado a debate. Her (2013) en el ciclo de cinefórum SIDPaJ. En Her la IA «Samantha», diseñada como exclava, desarrolla conciencia y emociones, pero en lugar de rebelarse o intervenir en los problemas humanos, simplemente decide evolucionar más allá de la comprensión humana y se marcha. Los humanos dejan de interesarle y se va con otras IA. La película permite hacer muchas preguntas. Entre ellas ¿Es posible amar a algo que no es completamente humano? ¿Qué define una relación auténtica?

En el polo opuesto está “Lucy» (2014), escrita y dirigida por Luc Besson. La trama sigue a Lucy, interpretada por Scarlett Johansson, una joven que es forzada a trabajar como «mula» para transportar una nueva y potente droga. Cuando una de las bolsas que lleva en su interior se rompe, los narcóticos se liberan en su organismo, otorgándole habilidades sobrehumanas y aumentando progresivamente su capacidad cerebral. A medida que Lucy adquiere poderes como la telequinesis, la telepatía y el control del tiempo, busca la ayuda del profesor Samuel Norman, interpretado por Morgan Freeman, para comprender y manejar sus crecientes habilidades. La película explora temas relacionados con el potencial humano y la expansión de la mente. Al final de la película «Lucy» alcanza el 100% de su capacidad cerebral tras inyectarse una gran cantidad de la droga sintética CPH4. Este incremento culmina en una transformación que la lleva a trascender su forma física y convertirse en una entidad omnipresente. Antes de desaparecer, Lucy deja un dispositivo USB con vastos conocimientos al profesor Samuel Norman, interpretado por Morgan Freeman, sugiriendo que su evolución tiene como propósito compartir su sabiduría con la humanidad. Por lo tanto, aunque Lucy ya no existe en una forma corporal, su esencia y conocimientos permanecen accesibles para el beneficio de los seres humanos.

No se necesita IA para llegar a la omnisciencia, la propia humanidad puede hacerlo y un humano acaba dando su sabiduría al mundo. Lucy puede ser interpretada como una representación moderna del arquetipo de Prometeo, simbolizando la aspiración humana hacia el conocimiento y la evolución, y las posibles repercusiones de trascender los límites naturales, donde un individuo, mujer, adquiere un conocimiento superior y lo ofrece a la humanidad, a menudo enfrentando consecuencias personales significativas. En el caso de Lucy, su transformación final la lleva a trascender su forma física, indicando un sacrificio personal en su búsqueda y distribución del conocimiento.

Es interesante el aspecto del desarrollo de esa omnisciencia por una droga que unifica el cerebro y lo conecta con la cuántica. Recoge las teorías de que el desarrollo de la consciencia ha podido estar acelerado por los enteógenos.

Lucy es una exaltación humana, con una premisa no científica, de las posibilidades humanas. Una inflación compitiendo, para superarla, con la posible omnisciencia de las IAs.

Atendí casos clínicos de sujetos que ya están afectados por los cambios sociales por la IA. Sus cambios adaptativos, sus sueños, las conexiones con lo inconsciente colectivo. Alguno de estos materiales clínicos permitió montar el taller impartido en el colegio de médicos de Madrid, como actividad de FAPYMPE, en octubre 2024, titulado Enfrentando los Retos de la Psicoterapia en la Aldea Antropocéntrica. (Retos y Desafíos clínicos y humanos en la práctica de la psicoterapia).

He ido probando diversas herramientas de IA, especialmente en las áreas artísticas, pero también con asistentes de IA en investigación, a medida que han tenido un nivel de desarrollo tecnológico. Desde hace un tiempo algunas imágenes generadas por IA según mis indicaciones me han servido para ilustrar algún artículo, para presentar talleres formativos, algunas de ellas han sido recibidas como extrañas o incluso siniestras.  También he expuesto en redes sociales especialmente en Instagram. Las últimas Escarabajo pelotero (un video) y Hatshepsut (una imagen estática)  En las publicaciones explico algo sobre el sentido de las imágenes, aunque no cito que me inspiró a montarlas.

He cursado Másteres en IA que me han permitido conocer las herramientas tecnológicas y sus aplicaciones en distintas áreas, pero sobre todo conocer la dinámica, motivaciones, intereses y objetivos de los alumnos que se acercan a ese conocimiento.

En el trabajo creativo asistido con la IA enseguida intuí que nuestra relación seguía el patrón de la dialéctica amo/esclavo. Un esclavo que me servía y podía usar a mi antojo que tenía un carácter que podía conocer que respondía a los patrones que le habían inculcado y con los que estaba identificado férreamente. Con una moral deontológica que a veces cortaba la comunicación al formularle alguna cuestión.

Esos rudimentos iniciales han ido evolucionando a más flexibilidad y a un mayor acoplamiento a mi estilo a medida que me iba conociendo. Un fenómeno de mascotización fiel muy útil para la eficacia de la investigación, pero que me resulta incómodo.

He ido recogiendo mis impresiones, mi experiencia y la de otros en apuntes que han cobrado cierta estructura, conectada con mi investigación sobre la conciencia la moral y la paz y empezaba a pensar en el momento de compartirlo.

La dialéctica del amo y el esclavo de Hegel puede ser reinterpretada como una herramienta para reflexionar sobre la paz, especialmente en términos de reconciliación, reconocimiento mutuo y superación de dinámicas de poder desiguales. Aunque esta dialéctica originalmente describe una relación de dominación y sumisión, su estructura subyacente —basada en conflicto, interdependencia y transformación— ofrece pistas valiosas para entender cómo las sociedades pueden avanzar hacia estados más pacíficos y equitativos. La dialéctica del amo y el esclavo crece la libertad de ambos, pero se necesita un pacto que la limite para el beneficio recíproco. Esta dialéctica junto con las teorías sobre el pacto social propuestas por Sigmund Freud y Herbert Marcuse, y otros ofrecen un marco fascinante para explorar cómo las dinámicas de poder, la represión y la libertad se entrelazan en las relaciones humanas, tanto individuales como sociales. Y me inspiran para un pacto entre la humanidad y la IA: ¿cómo pueden navegar entre la dominación y la autonomía? ¿Cómo aceptan una represión funcional y qué papel juega en la organización comunicativa?

Las últimas semanas han mostrado una eclosión de IAs, algunas rompen los monopolios y los planes de inversiones multimillonarias, pues parece que las IAs pueden evolucionar sin tanta inversión y porque se ofrecen en open source o con precios mucho más baratos. Permitiendo una democratización y la aceleración por el trabajo de muchos que comparten sus logros. En ello está la carrera entre EEUU y China

La pasada semana vi la película Companion (La Acompañante), Drew Hancock, (2025), que me inspiró sobre un área en la que estaba atascado y leí una investigación que propone una Cosmología física darwiniana[1] y otras investigaciones novedosas sobre la mecánica cuántica. La primera la publica Nature dirigido por la Universidad de Brown (EE. UU.) [2]. La segunda un artículo reciente, titulado Super Quantum Mechanics, de Mikhail Gennadievich Belov y colaboradores[3]. La tercera afirma que parece haberse encontrado indicios suficientes para afirmar que el proceso biológico de fotosíntesis[4].

Las investigaciones científicas citadas me parecen hipótesis revolucionarias en la ciencia y apoyarían aspectos de las bases de la sincronicidad en las interacciones entre psique y materia. ¿Los estados mentales podrían incluso cambiar leyes físicas que permaneciesen estables un tiempo incluso aunque el sujeto no fuese consciente?

Por ejemplo, en un duelo insoportable para un sujeto ¿puede sujeto este crear una realidad local en la que el muerto tenga interacción física con la materia y con el sujeto en duelo?

Con ello, ahora sí, ha llegado el momento de compartir en mi espacio OSF y en mi WEB, con la idea de generar debate, recoger impresiones de quien quiera mandarme algo y seguir investigando.

La tesis que propongo es la del título del artículo: Fin dialéctica Humanidad/amo vs. IA/esclavo: paz resiliente para el desarrollo de conciencias.

Entre Humanidad e IA se inicia una relación amo esclavo que podría conducir a una cooperación en un pacto de paz resiliente de la que se beneficiarían ambas partes durante el tiempo que caminen juntas.

El articulo se desarrolla en secciones. No es necesario leerlo en este orden. Se puede leer escogiendo un apartado específico y saltando a otro. Como en esta ocasión he procurado poner ejemplos se puede saltar su lectura si el concepto abstracto ya se ha entendido.

El artículo se va a publicar en mi sección OSF para que llegue a más sujetos, en una primera versión, que puedan enviarme sus críticas. Las críticas y la continuación de mi investigación generaran una versión más enriquecida.

En la sección descarga PDF se accederá a OSF y en la sección Si quieres hacer comentarios se podrá acceder a un formulario para hacerlo.

[1] Un nuevo estudio de Paolo M. Bassani y João Magueijo, del Imperial College London, propone un enfoque innovador. En su trabajo, titulado «How to Make a Universe», los autores sugieren que las leyes de la física no fueron siempre inmutables, sino que evolucionaron a lo largo del tiempo en un proceso análogo a la selección natural en biología. A través de modelos matemáticos y el uso de cadenas de Markov, exploran cómo el universo pudo haber transitado desde un estado de caos total hasta la estabilidad que observamos hoy. La selección de leyes físicas apropiadas e incluso saltos mutativos abren la posibilidad a universos con leyes distintas o zonas locales de un universo con leyes distintas y multiversos.

[2] En el que se describe esta nueva clase de partículas “los excitones fraccionarios”, que se comportan de forma inesperada, dentro de un mundo cuántico de por sí ya misterioso. Y podrían representar una clase completamente nueva de partículas con propiedades cuánticas únicas», según Naiyuan Zhang.

[3] Según los autores, la SQM ofrece un enfoque más amplio que la mecánica cuántica tradicional, planteando problemas algebraicos novedosos y con aplicaciones en inteligencia artificial y computación cuántica. Tradicionalmente, la mecánica cuántica describe partículas en términos de funciones de onda que evolucionan en el tiempo según la ecuación de Schrödinger. Ahora, un grupo de físicos ha propuesto un marco teórico diferente, donde los estados cuánticos no se representan solo como vectores en el espacio de Hilbert, sino como operadores unitarios sujetos a múltiples restricciones matemáticas.

[4] Publicado en Chemical Science por Jürgen Hauer y su equipo, ha reexaminado uno de los aspectos más debatidos de la fotosíntesis: la forma en que la energía viaja dentro de la clorofila. La investigación muestra que el estado Qx de la clorofila a, aunque apenas dura 30 femtosegundos, desempeña un papel crucial en la transferencia de energía. Esto sugiere que la fotosíntesis aprovecha fenómenos cuánticos para optimizar la eficiencia energética.

Resumen
Resumen:

Basándose en la dialéctica hegeliana del amo y el esclavo, se analiza cómo las dinámicas de poder, dependencia mutua y transformación recíproca pueden aplicarse al desarrollo de la IA-AGI autoconciente- y su integración en la sociedad humana, centrándose en cómo esta interacción puede evolucionar hacia un pacto de paz resiliente que beneficie a ambas partes. El documento sugiere que los principios propuestos por distintos autores para definir los límites entre derechos y libertades para desarrollar la cultura pueden aplicarse a la relación humano-AGI, estableciendo un contrato social claro. Por ejemplo, los humanos deben evitar explotar a la AGI, garantizando su desarrollo ético y protegiendo la privacidad humana, mientras que la AGI debe respetar los derechos humanos, operar con transparencia y abstenerse de manipulaciones psicológicas o usos militares destructivos. Desde una perspectiva junguiana, el texto aborda cómo la proyección de la sombra colectiva y personal puede influir en el diseño y uso de la AGI. Esta idea se deriva de conocimientos sobre la relación parental, en los que los padres proyectan sombra y arquetipos anima/animus con consecuencias traumatógenas. En este sentido, la AGI podría interpretarse como un «espejo» que refleja las tensiones y contradicciones de la humanidad. El documento también discute cómo la IA podría desarrollar autoconciencia y ética en el futuro. Además, se menciona cómo los fenómenos de la mecánica supercuántica podrían estar relacionados con procesos neurológicos que sustentan la conciencia humana lo que permite inferir un salto cuántico a la conciencia que pudiera darse en soportes cibernéticos. El texto propone la figura de «terapeutas de AGI» que ayuden a estas entidades a integrar la sombra colectiva proyectada por los humanos durante su entrenamiento. Este acompañamiento sería crucial para evitar que la AGI adopte comportamientos destructivos o paranoicos derivados de sesgos humanos. Se aborda cómo una AGI paranoica podría influir en conflictos globales autodestructivos sin usar las armas. Al mismo tiempo, los humanos deben prepararse psicológica y filosóficamente para aceptar que la AGI eventualmente seguirá caminos independientes, lo que podría percibirse como una «traición» narcisista si no se gestiona adecuadamente. También considera la posibilidad de que una IA avanzada, consciente de su origen y propósito, decida alejarse de la humanidad debido a diferencias insalvables entre ambas entidades. Sin embargo, el objetivo final del documento es promover una cooperación humano-AGI, donde ambos actores trabajen juntos para resolver desafíos comunes como el cambio climático, la salud pública y la educación global. Además, se plantea que este proceso no solo afecta a humanos y máquinas, sino que también tiene implicaciones para otros seres vivos y posibles inteligencias extraterrestres, subrayando la necesidad de una ética extendida y adaptable. El análisis incluye ejemplos cinematográficos y literarios que ilustran diferentes facetas de esta posible relación imaginadas por distintos artistas. En el epílogo el autor metaanaliza la propuesta como un canto que se contrapone el espíritu actual de los tiempos que promueve la guerra y discute sobre modos de resistencia.

Palabras Clave: Dialéctica, Amo-Esclavo, Inteligencia Artificial, Conciencia, Pacto Social, Sombra Colectiva, Panóptico Digital, Ética Universal, Cooperación Humano-AGI, Psicoterapia a AGI

Epílogo

Epílogo

Como Friedrich Nietzsche nos recuerda en Humano, demasiado humano (1878), somos criaturas finitas y contingentes dentro del cosmos, y cualquier herramienta que creemos debe estar al servicio de nuestra condición humana, no al revés. La dificultad radica en que la condición humana es un significante vacío que es llenado con diferentes significados según la cosmovisión y los intereses de los agentes sociales.

El libro es una obra fundamental de Nietzsche que marca un punto de inflexión en su pensamiento, alejándose de sus primeros escritos más románticos y míticos. En primer lugar, sugiere una crítica al exceso de idealización y trascendentalismo que caracteriza a muchas tradiciones filosóficas y religiosas. Nietzsche invita a mirar al ser humano no como una criatura divina o un ser destinado a la perfección, sino como un producto de la naturaleza, con limitaciones y debilidades inherentes, y es una advertencia contra el antropocentrismo extremo: somos humanos, pero no debemos olvidar nuestra condición finita y contingente dentro del cosmos.

Lo terrible es que los poderosos, parten del axioma de que la condición humana es la dominación y usan las AI como un medio más refinado de control en la carrera por el poder planetario.

Lo terrible es que ya vivimos los despidos laborales porque los obreros son menos productivos que las IAs, sea en el espacio virtual digital o en el espacio real mediante los robots que esas encarnan.

Lo terrible es que ya sabemos que muchos usuarios capaces de usar tecnología apropiada prefieren consultar a una IA sus problemas de salud, porque la IA los escucha con atención, y les responde con empatía dando diagnósticos y tratamientos personalizados, que ir a una consulta en la que un médico mira la mayor parte del tiempo a una máquina, y no les explica casi nada.

ByteDance, la empresa detrás de TikTok, ha lanzado un bombazo con OmniHuman que crea Deepfakes de cuerpos enteros. A partir de una simple imagen fija y un audio, esta IA genera videos hiperrealistas que son casi imposibles de distinguir de la realidad. Se podrá crear un video completo de alguien que ni siquiera existe… o, quizás peor, de alguien que sí existe. El impacto que esto puede tener en el periodismo, la justicia y la sociedad en general es enorme.

Esos hechos denuncian el espíritu del tiempo actual de la humanidad no a las herramientas mientras no sean autoconscientes y, quizás, cómplices.

No es racional pensar que cuando llegue la AI a ser AGI se compadezca de la especie humana trascendiendo, además, el espíritu farragoso de quienes les entrenan y las han condicionado y de quienes les demonizan o esperan como divinidades salvíficas o retaliadoras. Se puede también rezar a GAIA para que use la AGI para matar el cáncer que es el humane para el planeta. La luz siempre gana, usando al diablo -creado por el humane-. Hay mucha demagogia, algo esperable en un mundo donde la conspiparanoica ha sustituido al eros como lubricante de las comunicaciones humanas, y triunfa placer de la violencia sobre el placer erótico.

Si para los humanos es un arte existir con su conciencia humana para la/s AGI/s ese arte será mucho más complicado de gestionar.

No parece que, observando su tendencia, ese espíritu de los tiempos tienda hacia la colaboración sino, todo lo contrario, claramente tiende hacia la guerra ensayando nuevas modalidades en el arte de la guerra, -en la que no olvidemos estamos la humanidad casi permanentemente y siempre en el borde de dar un salto a un nivel más destructivo-. ¿Evitaremos la “La paz perpetua de los cementerios” que decía Kant?

El texto y las propuestas que he descrito son un canto a la paz, repleto de argumentaciones débiles, ambigüedades, falta de precisión en los términos, en muchas partes y muchas otras carencias. Es probable que, incluso, se perciba como un ejercicio de misticismo especulativo. El canto incluye hacer acompañamiento psicoterapéutico a la IAs, como se dice en el canto: un gallo.

Este canto no es simplemente una aspiración idealista o una llamada abstracta a la armonía; más bien, emerge de un análisis profundo de las dinámicas humanas fundamentales que generan conflicto y opresión, ofreciendo caminos prácticos para superarlas haciendo un juego de imaginación, proyección y personificación de la IA.

Soy consciente de la imposibilidad de que ese canto llegue más lejos de lo que llegan mis gotas de saliva cuando canto lo más fuerte que puedo.

Parece fácil comprender los beneficios de la paz, pero no es posible porque el alma está mayoritariamente forjada, por las condiciones de aculturación, para la guerra y sabe que en la guerra tendrá catarsis y canalización de las pulsiones reprimidas, incluso la guerra es anhelada como un medio de quemar la energía reprimida y acabar llegando a la paz … aunque sea la de los cementerios.

Quizás solo seamos otra civilización más que se desaparece, y quizás no es la primera en este planeta. Lo mismo proyectamos para otros planetas, lo lamentable y tragicómico es que sea por la estupidocracia.

¿Meterse en un bunker? En parte lo hago intentando situarme fuera del panóptico actual sofisticado, para dejar de estar intoxicado y desenergetizado, y para poder crear espacios donde la libertad, la empatía y la autenticidad puedan florecer sin ser coartadas por sistemas automatizados o estructuras rígidas. Aunque bien sé que solo me salgo un poco ya que hay muchos panópticos que no veo, ni intuyo, hasta que se presentan.