Protegido: Giordano Bruno, quemado vivo en Campo de’ Fiori, Roma, el 17 febrero 1600

Giordano Bruno, quemado vivo en Campo de’ Fiori, Roma, el 17 febrero 1600

Giordano Bruno, quemado en Campo de’ Fiori  el 17 febrero 1600

Ilustración: Evelio Gómez

Mikel García Garcia 2016

Explicación
«El infierno no existe, pero es el temor infundado de que existe lo que hace del infierno una realidad»

Campo de’ Fiori (literalmente: Campo de flores), es una plaza de Roma que se encuentra en el rione Parione, al sur de la Plaza Navona. Hasta el siglo XV la plaza no existía y en su lugar había un prado florido, del cual deriva su nombre. En el 1456 el papa Calixto III hace pavimentar la zona como parte de un proyecto más amplio de remodelación de todo el rione de Parione. Por este motivo la plaza se hace un lugar de paso obligatorio para las personalidades más relevantes tales como embajadores y cardenales. Esto aportó un cierto bienestar a la zona: la plaza se convierte en la sede de un floreciente mercado de caballos que se llevaban dos veces a la semana (lunes y sábados), y en torno a ella surgieron muchos locales, albergues y talleres de artesanos. La plaza se convirtió en centro de varias actividades, ya sean comerciales o culturales como la «Taverna della Vacca» que perteneció a Vannozza Cattanei (amante de Alejandro VI).

Campo de Fiori, histórico y típico mercado durante el día, se transforma en el centro neurálgico de la movida romana durante la noche. La plaza, repleta de personas que durante la mañana pasean por entre las paradas de fruta y verdura, por la noche abre las puertas de restaurantes, bares y locales de ocio. Desde el año 1869 tiene lugar un mercado cuya atmósfera popular está bien recogida en la película Campo de’ Fiori del año 1943 con Anna Magnani y Aldo Fabrizi. Dicho mercado se celebraba anteriormente en la Piazza Navona.

Durante siglos en la plaza Campo de Fiori En también tenían lugar las ejecuciones públicas. El 17 de febrero de 1600 el filósofo italiano Giordano Bruno fue quemado vivo por hereje y todas sus obras fueron puestas en el Índice de libros prohibidos por el Santo Oficio.

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La primera estatua de Bruno se erigió en plena Republica Romana en 1849 y fue destruida por Pio IX en la Restauración. A finales del XIX los movimientos liberales rescataron la figura de Giordano Bruno y propusieron retornar la estatua en 1888, avalaron dicha propuesta Víctor Hugo, Bakunin y el compositor George Ibsen entre otros.

“Este monumento se planteaba como homenaje al libre pensamiento y, de paso, como ataque al Papa; lo cual provocó manifestaciones y algaradas entre  partidarios  y contrarios, “bruniani” y “antibruniani”, como se les conocía por aquel entonces. Finalmente, en junio de 1888, los anticlericales  se impusieron en las elecciones municipales de Roma y el camino para el monumento quedaba libre. Un año después, el 9 de junio de 1889, entre amenazas del Papa de abandonar Roma y la algazara de sus contrarios, el monumento fue inaugurado oficialmente”. Mikel Zabaleta

El monumento es obra del escultor italiano Ettore Ferrari, donde se lee: BRUNO – IL SECOLO DA LUI DIVINATO – QUI DOVE IL ROGO ARSE («Bruno -el siglo que predijiste- aquí donde ardió la hoguera»).

La Ciencia honró así su memoria en el siglo XIX. Todavía no lo he hecho la Iglesia que lo entregó a las llamas. Con anterioridad, había quemado sus obras y tenido en prisión durante 10 años en las mazmorras del Palacio del Santo Oficio. Dirigía la Inquisición Roberto Belarmino. Ya en la pira, Bruno seguía proclamando sus ideas. Fue preciso perforar y atar su lengua para que no pudiera hablar. Muchos de los aterrados asistentes eran sus devotos seguidores. Había que borrar su rastro. Además, evitar el culto a sus reliquias. La Santa Inquisición se cuidó de arrojar huesos y cenizas al Tíber. En vano. Sus ideas resultaron contagiosas. Cual falla valenciana, su cuerpo atizonado se convirtió en faro de pensadores y acicate de heterodoxos. El sueño del Giordano se hizo realidad antes de finalizar el siglo que él inauguraba entre las llamas. La Ilustración europea vino a reclamar la autonomía de la razón ante los dogmas, el derecho individual ante el despotismo.

Este es el poema que dedicó a sus juzgadores y verdugos días antes de ser quemado

Decid ¿cuál es mi crimen? ¿lo sospecháis siquiera?
Y me acusáis ¡sabiendo que nunca delinquí!
Quemadme, que mañana donde encendáis la hoguera
levantará la historia una estatua para mí.
Yo sé que me condena vuestra demencia suma.
¿Por qué? Porque las luces busqué de la verdad,
no en vuestra falsa ciencia que el pensamiento abruma
con dogmas y con ritos robados a otra edad,
sino en el libro eterno del Universo mundo
que encierra entre sus folios de inmensa duración
los gérmenes benditos de un porvenir fecundo,
basado en la justicia, fundado en la razón.
Y bien, sabéis que el hombre, si busca en su conciencia,
la causa de las causas, el último por qué,
ha de trocar muy pronto la Biblia por la ciencia,
los templos por la escuela, la fe por la razón.
Yo sé que esto os asusta, como os asusta todo,
todo lo grande, y quisierais poderme desmentir.
Más aún, vuestras conciencias, hundidas en el lodo
de un servilismo que hace de lástima gemir…
Aún allá, en el fondo, bien saben que la idea
es intangible, eterna, divina, inmaterial…
Que no es ella el dios y la religión vuestra
sino la que forma con sus cambios la historia universal.
Que es ella la que saca la vida del osario,
la que convierte al hombre de polvo en creador,
la que escribió con sangre la escena del calvario,
después de haber escrito con luz la de Tabor.
Mas sois siempre los mismos, los viejos fariseos,
los que oran y se postran donde los puedan ver,
fingiendo fe, sois falsos llamando a Dios, ateos,
¡chacales que un cadáver buscáis para roer!
¿Cuál es vuestra doctrina? teñido de patrañas;
vuestra ortodoxia, embuste; vuestro patriarca, un rey;
leyenda vuestra historia, fantástica y extraña;
vuestra razón, la fuerza; y el oro vuestra ley.
Tenéis todos los vicios que antaño los gentiles.
Tenéis las bacanales, su pérfida maldad.
Como ellos sois farsantes, hipócritas y viles.
Queréis, como quisieron, matar a la verdad.
Mas… ¡Vano vuestro empeño! Si en esto vence alguno
soy yo porque la historia dirá en lo porvenir,
«Respeto a los que mueren como muriera Bruno»
Y en cambio vuestros nombres… ¿Quién los podrá decir?
Ah, prefiero mil veces mi muerte a vuestra suerte.
Morir como yo muero… no es una muerte ¡no!
Morir así es la vida; vuestro vivir, la muerte.
Por eso, habrá quien triunfe y no en Roma… ¡Soy Yo!
Decid a vuestro Papa, vuestro señor y dueño.
Decidle que a la muerte me entrego como a un sueño.
Porque es la muerte un sueño que nos conduce a Dios…
Mas no a ese dios siniestro, con vicios y pasiones
que al hombre da la vida y al par su maldición.
Sino a ese Dios-Idea que en mil evoluciones
da a la materia forma y vida a la creación.
No al dios de las batallas, sí al Dios del pensamiento.
Al Dios de la conciencia, al Dios que vive en mí,
al Dios que anima el fuego, la luz, la tierra, el viento,
al Dios de las bondades, no al dios de ira sin fin.
Decidle que diez años, con fiebre, con delirio,
con hambre, no pudieron mi voluntad quebrar.
Que niegue Pedro al Maestro Jesús, que a mí ante el martirio
de la verdad que sepa no me haréis apostar.
¡Más basta!… ¡Yo os aguardo! Dad fin a vuestra obra.
¡Cobardes!, ¿Qué os detiene?… ¿Teméis al porvenir?
¡Ah!… Tembláis. Es porque os falta la fe que a mí me sobra.
¡Miradme… Yo no tiemblo. ¡Y soy quien va a morir!

El poema condensa el sistema filosófico y el carácter extraordinariamente fuerte de Giordano. Nació en Nola (Nápoles) en 1548 y Filippo fue el nombre que recibió. Giordano lo adoptó al profesar en la Orden de Predicadores. Pronto destacó por su talento, su inconformismo y su criticismo. Por su heliocentrismo copernicano, sus ideas próximas al panteísmo y sus durísimas críticas a la disciplina y a dogmas católicos, fue acusado de herejía. Todavía era estudiante o recién ordenado presbítero. Dejó la Orden para no comprometerla. Huyó a Roma. Peregrinó por Europa enseñando en varias universidades. Sorbona, Oxford, Wittenberg. Escribió muchas e interesantes obras, que no pudieron ser destruidas por La Inquisición. Astrónomo, filósofo y poeta. Sus incursiones en Teología son de tipo filosófico. Su obra y legado van más allá de lo religioso y eclesiástico. Un modelo de lucha y resistencia pacífica.

El primer responsable de la condena y atroz muerte de Giordano fue el jesuita cardenal Roberto Belarmino. Un émulo en Roma del dominico Tomás de Torquemada, sádico inquisidor español. Belarmino fue canonizado y proclamado doctor de la Iglesia por Pío XI (a. 1930). Fue precursor de Jozef Ratzinger quien presidiría el Santo Oficio cuatro siglos más tarde.

A Galileo le salvaron de la hoguera su prudencia y la menor coherencia. Se retractó y pactó con los inquisidores. Se valió de un falso documento del recién fallecido Belarmino quien, en vida, lo había condenado. Un pacto con consecuencias positivas cuatro siglos después. Su rehabilitación por Juan Pablo II llegó en 1992. No así la de Giordano Bruno.

Ver: Giordano Bruno (1973) – Interrogatorio de la Inquisición
114 min Italia Director Giuliano Montaldo
https://www.youtube.com/watch?v=8lnaFjuCK0w

 

Frases de G. Bruno

“…el principio, el medio y el fin, el nacimiento, el aumento y la perfección de todo lo que vemos, se hace a partir de contrarios, a través de contrarios, en los contrarios, hacia los contrarios, y que donde hay oposición allí hay también acción y reacción, hay movimiento, hay diversidad, hay multitud, hay orden, hay grados, hay sucesión, hay alternancia vicisitudinal.”

“¿Por qué lo buscáis tan lejos escondido si en vosotros mismos halláis el paraíso?”

“Donde se ve la Lira de nueve cuerdas sube la madre Musa con sus nueve hijas: Aritmética, Geometría, Música, Lógica, Poesía, Astrología, Física, Metafísica, Ética.”

“No hay un arriba o abajo absolutos, como enseñó Aristóteles; ninguna posición absoluta en el espacio; sino que la posición de un cuerpo es relativa a las de los otros cuerpos.”

“Sofía.-…, los que son o se tienen por príncipes mayores, para mostrar con señales manifiestas esa su potestad y divina preeminencia sobre los demás, se ciñen la cabeza con la corona, la cual no es otra cosa que una figura de muchos cuernos que lo coronan en círculo, id est, le coronan la cabeza.”

 

El poeta CZESLAW MILOSZ recordó la Plaza estando en la trinchera mientras se quemaba el gueto de Varsovia:
El poeta CZESLAW MILOSZ  recordó la Plaza estando en la trinchera mientras se quemaba el gueto de Varsovia:

Campo de fiori

 

A Roma in Campo de Fiori
Ceste di olive e limoni,
Selciato con spruzzi di vino
E con schegge di fiori.
Frutti rosati di mare
Ammassati sui banchi,
Bracciate d’uva nera
Sulle pesche vellutate.
Proprio su questa piazza
Fu arso Giordano Bruno,
Il boia accese il rogo
Fra il popolino curioso.
E appena il fuoco si spense,
La folla tornò a bere,
Ceste di olive e limoni
Sulle teste dei venditori.
Rammentai Campo de Fiori
A Varsavia presso la giostra,
Una chiara sera d’aprile,
Al suono d’una gaia orchestra.
La musica soffocava
Gli spari dal ghetto,
Volavano le coppie
Alte nel cielo terso.
A tratti il vento alle fiamme
Strappava neri aquiloni,
E la gente ridendo
La fuliggine afferrava.
Gonfiava le gonne alle ragazze
Quel vento dalle case in fiamme,
Scherzavano liete le folle
Nella domenica festosa.
Si dirà che la morale
E’ che a Varsavia o a Roma
La gente si diverte, ama
Incurante dei martiri sul rogo.
Oppure si vedrà la morale
Nella fugacità delle cose
Umane, nell’oblio che nasce
Prima ancora che il fuoco cessi.
Io invece pensavo allora
A quelli che muoiono soli,
Pensavo che quando Giordano
Salì su quel patibolo,
Non trovò nella lingua umana
Nemmeno una parola
Per dire addio all’umanità,
L’umanità che restava.
Già correvano a ubriacarsi,
A smerciare bianche asterie,
Ceste di olive e limoni
Recavan nel gaio brusìo.
E lui era già distante,
quasi fossero secoli,
La sua scomparsa nel fuoco
Essi attesero appena.
Di questi morenti, soli,
Già obliati dal mondo,
Anche la lingua ci è estranea,
Come lingua d’antico pianeta.
Finché tutto sarà leggenda
E allora dopo tanti anni
Nel nuovo Campo de Fiori
Un poeta accenderà la rivolta.
(1943, Varsovia)
Relato del mal de altura en Lhasa

Relato del mal de altura en Lhasa

Relato del mal de altura en Lhasa

Relato de la experiencia del mal de altura en Lhasa, Tíbet

Mikel García Garcia 2010

Introducción

La primera vez que experimenté el mal de altura fue en el viaje desde san Pedro de Atacama (22° 55′ 0″ S, 68° 13′ 0″ W. -22.916667°, -68.216667°. 2500 msnm metros sobre el nivel del mar) a la Laguna Verde en Bolivia (22° 47′ 38″ S, 67° 48′ 44″ W. -22.793889°, -67.812222°. 4320 msnm)

Los síntomas dolor de cabeza, mareo y debilidad al andar. El conductor del autobús nos dio a los pasajeros hojas de coca para mascar y los síntomas remitieron pronto permitiéndome una buena caminata por la zona y una experiencia de disfrute y de fotografía.

Me sorprendió ese mal de altura pero era lógico ya que un desnivel de 2000 m en tres horas es determinante. Me repasé la literatura médica cobre el mal de altura.

En la segunda ocasión, haciendo el camino inca, desde Cuzco (3350 msnm) a Machu Picchu (2420 msnm). En el camino en el segundo día está el paso más alto denominado “Warmihuañusca” (4200 msnm), donde observamos el impresionante Nevado Verónica. Ya llevaba mis hojas de coca, pero aun así, el paso tenía una pendiente final de 400 m de desnivel y todos los caminantes acusábamos el mal, con excesiva taquicardia, debilidad, taquipnea, fatiga y agotamiento físico… Había que subir lento y parar cada pocos metros. Superado el paso el camino era descendente hasta Machu Picchu.

En Lhasa

En la preparación del viaje a Lhasa (3650 msnm) en Tíbet desde Katmandú (1317 msnm) ya contaba con que el desnivel (de 2600 m) en un trayecto de avión de 1h 15m era un riesgo para el mal de altura.

La preparación previa requería tener una buena reserva de hematíes mediante la alimentación, ejercicio y subidas a montañas.

No sabía si tendría o no mal de altura, pero la expectativa era de si se produjese, pasar un mal de altura rápido, corto, aunque fuese intenso, para una aclimatación rápida y poder estar bien el resto de los días del viaje por el Tíbet. Tomar medicación estaba descartado porque aunque suaviza los síntomas enlentece los procesos adaptativos. Las hojas de coca si podían ayudar. La decisión requiere  tener confianza en disponer de un buen estado de salud con capacidad de respuesta adaptativa rápida y en una preparación psicológica para abordar con calma el sufrimiento y la emergencia de síntomas que invalidan y crean incertidumbre sobre si serán remontados o abocarán en la muerte.

Tras los trámites del aeropuerto, los controles de la policía china para buscar libros prohibidos (la Guía Lonely Planet….), el plan era llegar al hotel y tener 16h antes del plan del día siguiente para la aclimatación.

A las dos horas empezaron los síntomas. Primero dolor de cabeza, alteraciones visuales, taquicardia, descoordinación del equilibrio, y pronto dificultad respiratoria severa, presión y dolor en el pecho, audición de burbujeo al respirar, tos seca, nauseas, calor, menor micción, dificultad para conciliar el sueño,.. Estando bastante inmóvil se llevaba mejor salvo el dolor de cabeza.

En las seis primeras horas los síntomas iban en aumento. Sabía que la sintomatología correspondía a edema cerebral y pulmonar. Síntomas serios, pero tranquilidad, visualizar escenas de calma,… Luego los síntomas se estabilizaron tres o cuatro horas más y empezaron a remitir lentamente.

A la mañana siguiente estaba bastante mejor, pero con flojera, mareo, retención de líquidos en las piernas. Ya tenía hambre y desayuné. Y seguí con las hojas de coca.

Para el mediodía ya estaba mejor. Y el resto del viaje por el Tíbet lo pude hacer bien, sin síntomas, aunque necesitaba dormir más de lo habitual.

Realmente fueron un montón de horas de sufrimiento que supusieron la aclimatación fisiológica y un entrenamiento a soportar el dolor lo que finalmente reforzaron la confianza previa.

En el apartado “vivero” hay una entrada en la que recojo un escrito sobre el mal de altura, explicando sus causas, prevención y tratamiento.

 

Circuncisión. Rito de iniciación en los massai

Circuncisión. Rito de iniciación en los massai

Circuncisión. Rito de iniciación en los massai

En el viaje a Tanzania visitamos a los Massais y, en una ocasión, nos encontramos con la celebración de un ritual Emorata. Se habían reunido de diferentes lugares para celebrar el ritual en el que se iba a someter a 15 muchachos entre 10 y 15 años a la circuncisión.

Mikel García Garcia  2014

Introducción

Además de participar en la fiesta  pudimos estar con dos hermanos de 10 y 12 años pues su familia nos invitó a visitarlos. Esto fue lo más entrañable y único. Estaban doloridos, cansados, en una dependencia de la casa donde se les iba a prodigar cuidados. Asombrados de que estuviéramos con ellos, hicieron un esfuerzo en cambiar la expresión de dolor. Habían sido valientes, no habían llorado ni se habían inmutado en el momento de cortarles el prepucio. Sus padres y toda la comunidad estaban contentos por ello. Por eso nos los mostraban con orgullo.

El paso de la niñez a la edad adulta

Los ritos de paso tienen una incidencia social. La sociedad participa de ellos y está presente en la desaparición y en el retorno de ese niño o esa niña que, tras su ausencia mágica, vuelve convertido o convertida en adulto. La sociedad se da por enterada y registra simbólicamente el cambio, normalmente de manera festiva.

masais circuncidados 2

El rito de paso supone, tanto, la inclusión en el mundo exogámico y adulto; como, la segregación del mundo infantil, endogámico y dependiente. Un cambio de pertenencia. Nacemos a la sociedad cuando salimos del seno familiar lo que abre las puertas a la satisfacción sexual no autoerótica y a la creación de nuevas células familiares. Uno de los ritos más importantes de las sociedades antiguas es el rito de iniciación, que consiste en el paso de la infancia a la edad adulta.

En la sociedad tanzana massai. El rito central consiste en la circuncisión o el corte de carne practicado en el prepucio del joven y, también, en la joven, en una parte de los labios de sus genitales. El corte deja constancia del tránsito y marca la nueva identidad. A este ritual también se le denomina Emorata. Y en él hay algo real que pierden al cambiar de estado. Los masai poseen un espíritu guerrero son esbeltos fuertes y valientes. Un moran (guerrero) lo es desde que abandona la infancia hasta que alcanza la edad de 30 años aproximadamente, y a partir de entonces pertenecerá a otro estatus social: los ancianos.

masais circuncidados 1

Este rito tiene un mito fundamental sirve de marco: Ngai es la divinidad creadora del mundo. Al comienzo era el cielo o la tierra, podía estar en todos sitios, por lo que poseía todo el ganado. Pero un día la tierra y el cielo se separaron. Entonces Ngai perdió su poder en la tierra reinando sólo en los cielos. El ganado quedó así desamparado. Necesitaba sustento, por ello Ngai, agonizante, envió al masai a cuidar su ganado con las raíces del árbol sagrado (higuera salvaje). Una tarea que define la responsabilidad por excelencia de los masai como adultos. Se superponen los elementos, pues no con el árbol con que realmente se alimenta al ganado, sino con los pastos. Pero el árbol, como analizara Mircea Eliade, es un elemento que une el cielo y la tierra, el mundo de lo alto y la vida mortal terrestre.

masais circuncidados 2

Entre las características del mito se encuentra el poder ser contradictorio. Los masai reconocen en un pasado mítico la existencia de los Oldorobo o Torrobo. Son seres imaginarios, que habitaban el mundo antes del mundo. Los masai creen que esos seres primigenios también eran masai (no se refieren al género humano) y que vivían en un paraíso terrenal (Parakwo). Estos Torrobo adoptaron la lengua masai y se unieron a ellos para traerles la lluvia, enseñar el rito emorata (la circuncisión) y ocuparse de los difuntos.

Para los Layoni ol-ayoniel (niños), el término emorata resuena en su imaginación como una música erótica cargada de promesas heroicas. Un día los ancianos reparan el olpiron (palo de fuego) anunciando que una nueva ronda de circuncisiones se aproxima. La ceremonia de la circuncisión se suele celebrar en tandas de jóvenes entre los trece y los dieciocho años. Los jóvenes se acercan entonces al ol-oboni. Entonces el anciano que representa a los Torrobo da permiso para iniciar la ngipataa o ceremonia previa a la circuncisión. Desnudar y despojar al joven de sus atributos anteriores para el renacimiento. Luego los pintan con negro carbón y tiza blanca y pasan la noche bailando y celebrando la llegada de la ngaipataa. Al día siguiente un buey o una cabra de cada familia de los jóvenes a circuncidar es sacrificada para celebrar la fiesta. La miel ha sido recolectada y la cerveza elaborada con ella. Con la cera recogida cubrirán los filos cortantes de sus flechas para no dañar a las jóvenes. La cerveza obtenida será consumida en abundancia por los ancianos y los circuncidadores oldoboro. 

Estos personajes del pasado feliz, durante la ceremonia se embriagarán hasta perder el sentido. Entrando en contacto con ese otro mundo ininteligible y lleno de espíritus.

familia masai

Cada joven va a casa de su madre donde le esperará la primera mujer del padre, con el pelo limpio y rasurado, también se hará lo mismo con su madre biológica y con el propio joven. Los tres tendrán la cabeza pintada de ocre rojo. A continuación la primera mujer tomará al niño y lo sacará de la manyatta (casa materna), capturará tres saltamontes y los meterá en una calabaza sellándolos con estiércol. Luego los tres saltamontes se meterán entre las plumas de la pantorrilla, y después de la circuncisión, se pisotearán hasta la muerte. Con ello se habrá ahuyentado la plaga de langostas sobre los pastos y no perecerá de hambre el ganado.

El joven vestido con una toga de piel de cabra negra es enviado entonces a coger un retoño de olivo (alatim) para hacer una antorcha. Palo de fuego que simboliza su presencia viril entre las sucesivas generaciones, su inserción en la genealogía. Tras esto, el niño va a buscar a la persona encargada de su circuncisión y ésta toma, afila y guarda en un lugar seguro, los cuchillos que luego utilizará. Normalmente, esta persona es pagada con una cabra por cada ceremonia realizada. También elegirá a dos hombres que ya hayan sido circundidados, para que le sujeten por detrás a la hora de la verdad. Si el muchacho ha tenido relaciones sexuales con una chica circuncidada se tiene la creencia de que los cuchillos quedarán malditos.

Cuando regresa, ya ha habido una transformación, ya no sonreirá, ya no hablará, tampoco le dirigirán la palabra a no ser para insultarle y llamarle cobarde. Así aprenderá a resistir lo que le espera en el mundo adulto. Es una forma de fortalecer su espíritu y prepararlo para la vida adulta. Entonces habrá llegado el momento de la circuncisión.

El día de la ceremonia, todos los jóvenes que van a realizarla se levantan temprano para celebrar los ritos de purificación. Se lavan de su juventud, laiyok, para renacer como un hombre limpio. Esta agua, llamada engare endolu (agua del hacha), se guarda junto con el arma para limpiar todas las faltas cometidas hasta el momento. Los jóvenes practican antes de la celebración pellizcándose fuertemente, para poder soportar el dolor que la circuncisión conlleva, pues se espera que permanezcan inmutables y callados como signo de valentía. Si el niño no lo hace, sufrirá las riñas e insultos de sus padres, pues habrá traído la vergüenza a la familia. La ceremonia es oficiada por un laibon Torrobo, como símbolo de los antepasados Masai.

La ceremonia de la circuncisión no sólo es una experiencia iniciática para el joven, es también un estímulo emocional y religioso para los otros jóvenes. Algunos entran en trance. Se vierte un recipiente muy peculiar con agua fría sobre su cabeza, el que contenía la placenta de su nacimiento que se mantuvo fuera, a la puerta de la manyatta de su familia. El iniciador moja el pene del niño con leche y lo rocía con un polvo blanco. Luego corta parte del prepucio con un cuchillo.

Después de la circuncisión, la madre lava de nuevo el pene del niño con leche, orina, estiércol y polvo blanco. Vendrá ahora un periodo de exclusión en donde deben valerse por sí mismos fuera de la vista de los demás guerreros. Del corte practicado en su cuerpo queda un trozo colgante a modo de borla, que les permite exhortizar los malos espíritus de la vagina de las mujeres.

Tras el ritual, se considera que se ha dado el paso de niño a adulto, por lo que ingiere una primera bebida hecha con sangre de ternera y leche agria. Los jóvenes circundidados quedan después, como hemos dicho varios meses en aislamiento dejándose crecer el pelo y pintándose la cara con pintura blanca cuando regresan con el resto del clan. Durante ese tiempo, los chicos se dedican a cazar pájaros, para utilizar sus plumas como decoración: si han sido viriles y valientes, y no han gritado, las podrán coger de colores, pero si no lo han sido, sólo las deberán utilizar grises. Cuando terminan su decoración, se afeitan la cabeza y se pintan el cuerpo como símbolo de guerreros jóvenes. Cada paso en el ritual posee un significado simbólico que marca la pertenencia, la relación a la madre, al clan del padre, su relación apropiada a los otros iguales del clan, etc.

Para mostrar y recordar ese valor preeminente deben buscar un objeto que les haga exclusivos y les confirme esa valentía. Así se reconocerán como iguales, y entrarán en liza y competencia con los jóvenes de la misma generación. Pero el elemento excluido y objeto de su altiva prestancia suelen encontrarlo en los bantúes, a quienes desprecian por no estar cicundidados.

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La ferocidad y la valentía se alcanza ritualmente mediante la caza del león, que es algo que les toca hacer cuando son más mayores. Entonces se convierten definitivamente en guerreros, lo que les supone su elevación a una valoración social eminente.

Antes de entrar en contacto con los occidentales, los masai vivían de la caza, la recolección de la miel, construyendo lanzas de hierro, para el comercio y sirviendo como expertos circuncidores a otras tribus. Hoy están perdiendo sus señas de identidad al contacto frecuente y directo con la civilización occidental. No pueden cazar, obtienen beneficios del turismo, algunos de sus rituales se convierten en espectáculo, etc.

Reflexión

En nuestras sociedades ya no existen apenas los ritos de paso. La infancia se fusiona prácticamente con la “preadolescencia” por el efecto del mercado. Lo que ven y oyen, lo que consumen, es lo que el mercado ha hecho de lo que es un niño o un adolescente. Cada vez más los niños presentan inquietudes más propias del adolescente, mientras que los adolescentes no acaban nunca de dejar de serlo. Incluso los rasgos que la sociedad atribuye a la adolescencia, vivir la vida (al margen de la disciplina del trabajo), no someterse a los rigores de la convención adulta, evitar las decisiones comprometidas de largo alcance, etc. parecen ser atractivos y forman parte del ideal adulto. Muchos individuos de uno y otro sexo optan por permanecer en una eterna adolescencia. Naturalmente por sus comodidades y dependencias, que no siempre son posibles. Una sociedad de “hermanitos” que no acaban de crecer. Una sociedad que tolera muy mal los rigores, el dolor, el riesgo y el cambio.